En la tapia está dormida
sin alma, sin
corazón,
sin la sensación
molesta
que prestaba
el tropezón.
Le quitaron su destino
para que no molestase
al paseante tranquilo.
El que iba
pensando en sueños
verdes, rojos y amarillos.
Junto a ella,
tantas otras
fueron formando ese muro
que no deja ver el trigo.
Ni el color de
la amapola
que hacía soñar al rico,
al anciano y al mendigo.
Ahora sus ojos cansados
solo se llenan de polvo
de la tierra
del camino.
Todos son como la piedra,
que allí,
dormida en la tapia
sin alma, ni corazón,
se perdieron
el instante
de despertar a
la vida,
al llegar el
tropezón.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
Sabio y excelente en la fría monotonía donde todo se olvida y se muere aún vivo.
ResponderEliminarQue bonito. Gracias por compartir Carlos
ResponderEliminarSaludos tocayo
ResponderEliminarInmenso
ResponderEliminarQue destino el de esta piedra que se pierde en la monotonía !! Y así la vida transcurre a veces... y no hay sobresaltos ni sorpresas... bello y significativo escrito. Gracias por compartir. Abrazo de luz
ResponderEliminarTodo en la vida podría convertirse en monotonía si no se tienen abiertos los ojos del alma y corazón. Inconscientemente se edifican muros o tapias que impiden ver la belleza y vida que hay más allá. La monotonía es la propia cárcel que podría paralizar el poder creativo y voluntad de superación. Hermosa y emotiva tu poesía que invita a la reflexión querido amigo Carlos Torrijos. Un abrazo de America Santiago.
ResponderEliminarLa sopa sin tropezones , es solo caldo.
EliminarBello , a reflexionar 😘
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