Trasparentes alas de libélula
agitan los
juncos en flor
en la húmeda
madrugada.
Primaverales destellos de luz
reflejan en
las aguas cristalinas
ayer teñidas
de rojo.
Los recuerdos se marcharon
empujados por
la corriente
dirigiéndose hacia
el mar.
La paz del remanso
hace olvidar
los remolinos
que hace nada
quitó las vidas
de aquellos
que intentaron cruzar el río.
Hoy, nadie lo intenta,
fueron convencidos
de que en la
otra orilla no hay nada.
El conformismo les hace mirar
desde lejos el horizonte.
Vendrán
nuevos tiempos de rebeldía.
Las aguas cristalinas
volverán a
teñirse de sangre
en nombre de las
cadenas
de la opresión.
Cuando unos pocos
consigan alcanzar
su anhelo,
se podrán oír
las voces
que tiendan el
puente
hacia la
libertad.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
Estimado Carlos eres sensible y creativo, me llevas del agua cristalina a la transparencia de las libélulas; plantas cara a la muerte y desesperanza para entibiar todo con puentes de sana rebeldía.
ResponderEliminarGracias, es bellísimo tu poema.
No, no que no vuelvan a teñirse de sangre. Me ha encantado
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