La escuela me
enseñó a escribir,
los años me hicieron contar,
la vida me obligó a pensar.
Ahora escribo
contando mis pensamientos.
El universo
nos muestra que no estamos solos.
Las nubes nos
muestran lo hermoso que es llorar.
Las flores la gama de colores en cada gesto.
Las montañas nos demuestran
que no es imposible tocar lo más alto.
Plantar una semilla,
arropa la
esperanza de verla crecer.
Contemplar el árbol,
enjuga la
paciencia de ver sus frutos.
Recoger la cosecha de lo sembrado,
reconforta las
nostalgias de lo bien hecho.
Lo que
aprendes, no es solo tuyo.
Lo que das, nunca lo pierdes.
Lo que recibes, es para repartir.
Lo que te llevas al otro mundo,
es todo
aquello, que aquí has dejado.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
Hay que sembrar y regar la semilla para poder recoger y volver a sembrar, aunque otros sean. Me ha gustado
ResponderEliminarEn el aprendizaje perpetuo existe mucha sabiduría y siempre un Maestro lo reconoce con humildad. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuy certeras tus palabras maese. Lo que te llevas es lo que has dejado. Parece una paradoja pero nada, nunca, fue tan cierto. 🌹
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