Corremos, gritamos,
nadie nos oye,
nadie nos ve,
allí donde la
naturaleza reina
alejada de
casas y caminos,
allí donde las
amapolas crecen libres
entre los
altos trigales
que en mí
lokura, tu loKura,
cubre nuestras
vergüenzas.
desnudos bajo un manto de estrellas
sin luna que
mire nuestros ojos
recorriendo el
firmamento.
Allí donde el pícaro abrazo
sabe a fruta
aún verde
recién cogida del árbol.
Con el ácido de la inexperiencia
y la textura
de la pubertad,
crujiente como
el corazón adolescente,
insaciable
como las prietas carnes
del pecado
original.
Cuando el alba se asome
nos encontrará
dormidos,
tan solo
nuestras manos
permanecen
unidas,
tan solo
nuestros labios
guardaron
silencio en la oscuridad.
Ojos de Gata@2024
Bellísimo, ilusionado, apasionado, lleno de ternura, se respira libre y limpio este poema en una Naturaleza brillante, diamantina.
ResponderEliminarFelicidades
Se intuyen ninfas riendo bajo la luz de la luna, riachuelos que afinan sus notas contra el verde musgo de los cantos rodados. Verdor y frondosidad en lo más recóndito de un bosque todavía adolescente. Bello poema, maese. 🌹
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