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viernes, 8 de noviembre de 2024

El Resurgir - Cap.- 08

 

"Ver con los ojos cerrados" 08

 

 

     Tardaron un rato en quedarse dormidos entra charla y risas; comentaban lo sucedido por la tarde, el susto que les había dado,  lo decididos que eran esas personas sin temor a mojarse con tal de encontrarlo,  lo que se preocupaba de todos Roberto, y también el cabreo que tenía Lourdes por no poder soltar unas espantadas, dando coces,  ante las malas lenguas.

          Llevaban ya un rato dormidos cuando Lourdes entró en la habitación.

        Se acercó despacio a la cama por el lado de su madre, se puso de rodillas junto a ella y le tocó la cara con suavidad.

Verónica.- qué pasa

Lourdes.- Ssssss.  Nada

Verónica.- ¿quieres algo?

Lourdes.- tú, ¿sabes ver con los ojos cerrados?

Verónica.- es solo una frase, pero estoy aprendiendo, bueno, por ahora solo se chocarme con las farolas

Lourdes.- pues vaya, entonces  ¿lo has intentado?

Verónica.- claro, y es alucinante

Lourdes.- y qué se ve

Verónica.- Como te digo, por ahora nada, primero tengo que saber oír

Lourdes.- y qué se oye

Verónica.- muchas cosas, cosas que hasta hace poco, nunca había escuchado

Lourdes.- ¿pero vas andando?

Verónica.- no, por ahora estoy empezando a practicar sentada en el banco del parque, pero el primer intento, hay que hacerlo caminando, para darse cuenta de lo que se puede lograr

Manuel.- qué pasa, habéis comido lengua o qué

Verónica.- caya y duérmete

Lourdes.- me voy a la cama, ya os dejo dormir

Manuel.- qué le pasa a esta ahora

Verónica.-  nada, mira que está tonta tu parte de hija

Manuel.- ¡ya! Tu parte es muy lista, voy a la cocina a tomar un vaso de agua y vuelvo

    -- Samuel que también estaba intranquilo, al oír movimiento se levantó a ver qué pasaba---

Samuel.- ah, pensaba que era mamá

Manuel.- pues soy yo

Samuel.- me voy hacer leche con cola-cao

Manuel.- al final no hemos cenado casi nada

Samuel.- oye   ¿Pero tú de verdad estás bien?   Mira que nos has mentido muchas veces y al final…

Manuel.- estoy mejor que he estado nunca

       ---A verónica le extrañaba que tárdese tanto ---

Verónica.- ¿qué hacéis aquí los dos?

Samuel.- nada, llenando un poco la tripa

Manuel.- ¿te apetecen unas galletas?

Verónica.- mira, pues sí

Samuel.- que me decía a mí, no a ti

Verónica.- pero ya que las saca, aprovechamos todos

Manuel.- entonces ¿preparo un vaso de leche con cola-cao para ti también?

Verónica.- no, yo mojo en el vaso de este

Samuel.- prepárale uno a ella, que es una torpe y se le caen la mitad de las galletas dentro al mojar

Verónica.- ¿me estás llamando torpe?

Samuel.- estoy diciendo que luego lo que queda de leche, me gusta bebérmelo sin tropezones

       Un ruido se oyó por el pasillo  (un jarrón decorativo rodaba por el suelo)

Manuel.- ¡Quién anda en el castillo!

Samuel.- algún fantasma

     ---Lourdes apareció en la puerta de la cocina---

Samuel.- qué;  parece que ataca el hambre

Lourdes.- que no, que no soy capaz de ver con los ojos cerrados

Verónica.- que no hay que tener prisa

Samuel.- te digo yo, que no están bien las cabezas

Lourdes.- inténtalo tú, que eres muy listo

Samuel.- pues es bien sencillo

Lourdes.- vamos demuéstralo

Samuel.- cuando termine la leche

Verónica.- verás como al final me joden el jarrón

Manuel.- vamos pasa, tú también querrás comer algo

Lourdes.- pues ya que te pones

  La noche tenía la pinta de ser larga;  bromeaban y se preguntaban sobre cómo iban de amoríos esos dos, que no daban ninguna explicación.

Entre pregunta y silencio, ellos se interesaban por esa gente del comedor, pero Manuel no soltaba prenda. De los que allí trabajaban no quería dar detalles por ahora y de los que iban a comer, mejor preservar su identidad en el anonimato no se les fuera la lengua, y era algo muy delicado como para lanzarlo a cuatro vientos.  

      Lourdes quería enterarse de aquellos que había comentado que andaban embargados, “por si tenía que poner a alguna en su sitio”, pero como buen profesional su respuesta era el silencio.

     Al final se fueron a dormir tras una noche llena de preguntas y  respuestas ausentes.

        Acostados, todos cerraron los ojos y en el silencio escucharon el latir de su corazón, la candencia de su respiración, y el sonido de la oscuridad invitándolos a soñar con algo bonito.

       A la mañana, aun habiendo dormido poco, según iban sonando las distintas alarmas, se levantaban como si hubiesen dormido diez horas.    El sueño había sido corto pero reparador.   Manuel hacía rato se había ido al trabajo, y los tres mientras desayunaban comentaban lo bien que lo habían pasado esa noche.

Samuel.- esto hay que repetirlo más veces

Verónica.- sí, pero papá madruga

Lourdes.- seguro que a él no le importa

Verónica.- eso ya lo sé yo, con tal de estar con vosotros le da igual el no dormir

Lourdes.- pues yo anoche cuando nos acostamos cerré los ojos y escuché en silencio y sí que es raro, pero bonito

Samuel.- pues aunque me cueste reconocerlo, yo hice lo mismo, parecía que tenía el corazón en los oídos, latía con tal fuerza

Verónica.- qué casualidad, hicimos todos lo mismo

Lourdes.- Samuel cuidado, a ver si el que anda más pa’llá que pa’cá vas a ser tú

Samuel.- a este paso nos encierran a los cuatro

Verónica.- y qué más da; pues yo estoy muy a gusto

Samuel.- hacía tanto tiempo que no veía a papá tan feliz

Lourdes.- tengo ganas de conocer a esas personas tan especiales

Verónica.- todo a su tiempo

Samuel.- mejor dejemos que él marque los tiempos, estoy seguro que tiene muy claro cómo y cuando quiere hacer las cosas

Lourdes.- pero sin que nadie lo sepa, ¿Quiénes son mamá?

Samuel.- mira que eres pesada, a ver, cuéntale a mamá quién es el chaval ese con el que saliste el otro día de la biblioteca, que ibais tan acaramelados

Lourdes.- mira que eres payaso

Verónica.- pero eso no lo sabía yo, cuenta, cuenta

Lourdes.- me voy que se me hace tarde

Samuel.- mira como le entran las prisas

Verónica.- te acompaño a clase y me lo cuentas por el camino

Lourdes.- acompaña mejor a este parla en balde y que te cuente él, quién es la rubia de bote esa, que anda detrás de él

Samuel.- mira que eres chiflata

Verónica.- ya hablaré yo con vosotros dos

Samuel.- para otro rato que llegamos tarde

 

         --Entre tanto, en el trabajo, Manuel había sido requerido por su jefe, para tener con él, una nueva conversación—

 

Manuel.- que habré hecho ahora mal

Jefe.- que yo sepa nada, he estado pensando…

Manuel.- malo, cada vez que piensa prepara alguna y a veces gorda

Jefe.- ¿te importaría cambiar de puesto de trabajo?

Manuel.- pues sí, estoy muy a gusto donde estoy

Jefe.- sería un puesto más cómodo y lo mismo, hasta ganabas un poco más

Manuel.- y dejar a todos en las manos de estos funcionarios de dos más dos cuatro, no, no merece la pena

Jefe.- ya sé que hay muchos que solo quieren ser atendidos por ti, pero aquí también van a cambiar ciertas cosas

Manuel.- paso, yo no quiero problemas

Jefe.- bueno piénsatelo y el lunes que viene me das la contestación

Manuel.- bueno, pues me lo pienso, pero ¿Qué puesto sería?

Jefe.- estarías en atención al cliente, que es lo que a ti te gusta

Manuel.- pero ahí siempre hay un simple empleado sin experiencia y gana menos que yo

Jefe.- lo del sueldo es un problema mío y creo que el resultado sería excelente

Manuel.- me lo pensaré, pero hay expedientes que no pueden quedar por ahí dormidos

Jefe.- piénsalo, deja esos expedientes de mi cuenta, me comprometo a dejarlos tramitados yo personalmente

Manuel.- pues el lunes hablamos, que ya tengo a uno esperando

Jefe.- y porqué no envías todos por correo, como hace el resto

Manuel.- Algunos, prefiero que lo recojan aquí.  Qué sé yo que es mejor.

 


1 comentario:

  1. Qué esperanzador tu relato. Una familia que comienza a ver con los ojos cerrados. Me gustan mucho los diálogos, te trasportan a una cocina de formica con olor a magdalenas. 🌹

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