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martes, 12 de noviembre de 2024

El Resurgir - Cap.- 09

 

"Ver con los ojos cerrados" 09

 

 

   En esos días, tocaba hablar de algo distinto;

    Quería estar seguro de esa gran decisión a tomar y no pensaba tomarla solo.  Tomaría en consideración la opinión de su familia y nuevos amigos, aparte de encontrar alguna otra contraprestación, que no solo fuera económica.

   Lo que más le apetecía en ese momento en que piso la calle tras salir de la oficina, era irse él solo a pasear, pero recordando lo que pasó anteriormente decidió hacerlo avisando, y primero llamó por teléfono a su mujer para evitar preocupaciones.

Manuel.- oye, te importa si no voy a comer, me apetece pasear un rato, pensar sobre algo que me ha dicho  don Andrés

Verónica.- ¿has tenido bronca?

Manuel.- no, modificaciones en la oficina

Verónica.- y por qué no vienes, comemos con los niños y luego nos vamos los dos tranquilamente, también podemos pensar juntos

Manuel.- no, tú vete a tomar café y jugar la partida

Verónica.- anda y que le den a la partida, prefiero estar contigo

Manuel.- entonces ¿voy para casa?

Verónica.- pues claro, venga, que ya tengo la mesa puesta

  No tenía nada claro lo que hacer, sabía que el resto de compañeros de trabajo se limitaban a tramitar cinco expedientes diarios, que para ellos no eran más que un número, sin tener en cuenta la gravedad de cada situación y hay veces que aunque las normas de arriba digan lo contrario, hay que meter alguno de más, para agilizar algunas cosas demasiado dormidas.

 

Manuel.- ya estoy en casa

Samuel.- vamos papá que se te pegan los zapatos a la acera

Lourdes.- ya estamos todos sentados

Manuel.- dejadme al menos lavarme las manos

Verónica.- el día que lleguéis vosotros tarde os vais a enterar

Manuel.- mira que sois caga prisas, ni que tuvieseis hambre

Verónica.- ahora con papá delante, me vais a aclarar lo del pollo ese y la rubia

Samuel.- bueno sí, ahora vamos a comer

Lourdes.- déjalo para otro rato

Manuel.- que “jodíos”, como se hacen los tontos

Verónica.- es que resulta, que aquí la niña tiene un “roneo” con un pollo al salir de la biblioteca, y este otro anda detrás de una rubia de bote

Manuel.- a ver, explicaros

Samuel.- a mí, dejarme en paz, que es ella la que anda detrás de mí y yo no quiero saber nada

Lourdes.- tú eres muy chulo

Samuel.- y tú muy pánfila, que te vas a dar un tortazo con ese imbécil

Manuel.- quietos, a ver si ahora os vais a poner a discutir por nada

Verónica.- la que se va a enfadar soy yo, queréis que os contemos las cosas, pero vosotros no contáis nada, me parece bien, pero en esta familia todo es importante, y cualquier cosa, mejor enterarnos aquí que por boca de otros, que luego vienen las confusiones, o no

 Manuel.- venga que no pasa nada, ya lo hablaremos en otro momento más tranquilos;    ahora a comer que mamá se tiene que arreglar para irnos de paseo, que tenemos que hablar de una cosa

Lourdes.- de qué

Verónica.- de cosas nuestras

Samuel.- pero mira que eres metija, a ti que te importa

Lourdes.- no, voy a ser como tú

Samuel.- pues mira, esta tarde no voy a la biblioteca ¿os importa que vaya con vosotros a dar ese paseo?

Lourdes.- ah, pues yo también

Samuel.- desde luego, si culo veo, culo quiero

Manuel.- no me importa que vengáis, pero creo que mejor, vais a estudiar y luego en la cena lo comentamos, o no, depende de las ganas que tenga

Verónica.- ¿ha quedado claro? Vosotros a lo vuestro, que ya no quiero que me contéis nada

Samuel.- mira que eres rencorosa ¿quieres saber quién es esa rubia?

Verónica.- que no, que no lo quiero saber

Samuel.- pues cuando lo quieras saber me preguntas, me voy a la biblioteca

Verónica.- pues eso, a estudiar mucho

Lourdes.- espera Samuel que voy contigo

          ---Verónica cogió por el brazo a Lourdes según salía de la cocina---

Verónica.- quién es la rubia

Lourdes.- yo no te voy a decir nada, pregúntale a él

Verónica.- vale, a ti te espero yo traidora

Manuel.- déjalos en paz, no ves que están en la edad de tontear

Verónica.- tú cámbiate de ropa

Manuel.- sí, ahora mismo, ve cambiándote, que recojo la mesa y voy

 

     Esa tarde de otoño no estaba demasiado apacible, por lo que directamente se acercaron hasta su sitio preferido, y allí sentados tranquilamente disfrutaron de un café calentito pensando en la propuesta de Andrés.

Verónica.- hombre, pensándolo bien, en atención al cliente se están menos horas y si al final vas a ganar más

Manuel.- sí bueno, a partir de las dos, la verdad es que se cierran las puertas y el que está en el mostrador, no tiene nada que archivar ni revisar para el día siguiente

Verónica.- yo creo que a ti eso se te daría bien, de no ser así, no te lo habría ofrecido

Manuel.- la verdad es que desde que voy al comedor, el trato que tengo con la gente ha cambiado mucho, ahora frente a mí, ya no veo solo un número de expediente, sino a una persona, una familia, una situación, y hay veces que tienen que dar mil vueltas de despacho en despacho, con lo sencillo que es mandarlos directamente al sitio adecuado y que vayan con los documentos bien rellenos y ordenados.

Verónica.- pues yo creo que vas a estar en el sitio adecuado

Manuel.- pero no sé, la burocracia no va a cambiar

Verónica.- pero puedes hacer que para algunos, sea un poco más llevadera

Manuel.- y si cambiase de puesto ¿te importaría que algún día a la semana no fuese a comer?

Verónica.- que estás pensando ya

Manuel.- que los días que tú vas al café, puedo salir a los dos e ir a echar una mano al comedor

Verónica.- ya me parecía a mí, pero, eso si te deja esos días salir a las dos

Manuel.- yo creo que sí, si se lo pongo como condición

Verónica.- no juegues con fuego, a ver si te vas a quemar

Manuel.- el no ya lo tengo, pero si dice que sí

Verónica.- inténtalo, por mí no tengas problema;  yo sabiendo dónde estás y que estás bien

Manuel.- me fastidia el dejar de comer dos días más con los niños

Verónica.- de todos modos, sabes que llegan y se van a la carrera

Manuel.- yo después de dar las comidas, te llamo todos los días antes de que salgas de casa y si es necesario porque pasase algo, (que espero que no) a las tres y pico, estoy en casa y os pillo comiendo. Y si hace falta antes también

Verónica.- ya les diré yo a estos que días tienen que llegar antes para comer tranquilos, que siempre se van con la comida en la garganta.

 

     Se terminaron el café en silencio, mirándose de vez en cuando, sonriéndose con las pestañas en un parpadeo sumiso, que acompañado por una mueca de la comisura de labios daba resplandor a la curvatura de sus pómulos rosados.

  Sus manos frías se unían sobre la mesa con un tacto suave de las yemas de sus dedos contra la piel de las palmas marcadas por las líneas de la vida.

Manuel.- parece que al final se ha quedado buena tarde y no parece que vaya a llover.

Verónica.- seguro que hoy, el atardecer va a ser precioso

Manuel.- ¿te apetece que vayamos a sentarnos en nuestro banco?

Verónica.- pues sí, vamos. Vamos al banco a verlo con los ojos cerrados.

 


 

 

2 comentarios:

  1. Diálogos ágiles y con buen ritmo. Lo mismo que Manuel.

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  2. Increiblemente creativa está denuncia. Como se puede expresar tanto de cara a que exista muchos Manueles conscientes de mejorar su labor social .👏🏻💥

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