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jueves, 13 de febrero de 2014

Angélica -13.- la cosecha

    
   Después de aquel día, todo debería seguir su curso normal. El tiempo no se iba a parar y lo hecho no tenía marcha atrás.
   Sor Beatriz, optó por dejar descansar a Angélica un par de días para que se tranquilizase, aunque esto conllevase el no llegar tan preparada para afrontar el reto.
    Tras comer entró a la biblioteca, allí estaba sentada, mirando fijamente la mesa. En una esquina, había pegado con celo el carnet de su padre.
     .-Angélica, cariño, salgamos a pasear por el patio para que nos dé el aire. Estarás desconcentrada, así que hoy y mañana lo dedicaremos a no hacer nada.
.- ¿desconcentrada? Ahora va a saber usted lo que es estudiar
     .-tu padre es guapísimo
.-a que sí, mire que bien está en esta foto
    .-te hago un trato. Salgamos afuera un rato, luego entramos y a por todas
.-vale y le cuento lo que ha pasado en el despacho
    .-eso será muy personal
.-usted también lo es
     Como habían pactado, a la media hora volvieron a entrar y a estudiar con todas las ganas.  Cada vez que pasaba una página del libro, aprovechaba para mirar la foto, que parecía darle más y más energía.
    En el coro el ambiente estaba un poco enrarecido. En el comedor de las hermanas, se empezaban a ver caras largas. Algo se estaba fraguando.
     Sor Virginia no podía permitirlo, era la hermana más antigua de la congregación, siempre había estado encargada del huerto y los animales.
     El que Sor Inmaculada, hubiese propuesto a Sor Beatriz como su sucesora era algo que no podía admitir. A ella le correspondía ese cargo y tenía que hacerse con él como fuera.
    Estaba buscando apoyos entre las hermanas, lo que estaba provocando una división interna.
    Los viernes por la tarde, pasaba por allí el sacerdote, para confesarlas. Era su único contacto con el exterior y podría transmitir sus quejas directamente al obispado.
    Sor Virginia tenia la virtud de tener oído fino, durante años se había especializado en escuchar a través de los tabiques y se enteraba de todo lo que se cocía entre aquellos muros.
       Día tras día, Sor Beatriz y Angélica, permanecían inmersas en una monotonía precisa, diseñada milimétricamente para ajustar el tiempo a las materias que había que preparar.
   Por fin llegó septiembre y el día en que viajarían de nuevo a la gran urbe. Como la vez anterior, el domingo por la tarde, el taxi esperaba en la puerta y la maleta estaba preparada.
        .- Angélica, mañana empieza la semana en que se verán los frutos, esos por los que con tanto esmero y esfuerzo habéis estado trabajando estos meses
.-no se preocupe madre, pienso aprobar todas, aunque no se con que nota
      .-sabemos que tal vez de estas notas dependa la decisión del obispado y todas la queremos seguir viendo en su puesto
    En ese momento, empezaron a asomar cabezas por la esquina del pasillo y el rellano de la escalera. Todas querían que eso saliese bien. Tal vez muchas sintiesen envidia, pero sabían que su nueva calidad de vida, dependía en parte de ella y sus logros.
        .- Angélica, intenta aprobar, pero si no es así, no te preocupes, no pasa nada, hasta el junio que viene, tienes para prepararte y aprobar con matricula.   Eso sí, no dejes de estudiar y yo que tu, sería profesora. Has sido capaz de enseñarme a mí, imagínate
     Ante todas las miradas y sin sentir ninguna vergüenza, ni pensar que por aquel acto le haría perder un ápice de respeto, la abrazo con fuerza para desearle suerte.
 .-gracias madre
          .- ¿os podéis ir de una vez? ¿Qué os pensáis, que va a esperar el taxi toda la tarde? Y vosotras, a estudiar, hoy me parece a mí que os estáis jugando la cena
      Cuando ya estaban montando en el taxi.
.-un momento, se me olvidaba
     Entró y salió en unos segundos.
.-que cabeza la mía. Ala ya nos podemos ir
     .- ¿que se te había olvidado?
.-el carnet de mi padre
      .-está bien que lo lleves, te dará buena suerte
    En el viaje recordaban lo ocurrido la otra vez, nada más llegar había que mandar planchar la ropa, para vestirse al día siguiente para ir al instituto.  El sitio ya lo conocían y habían reservado la misma habitación.
   En el otro viaje, les había sobrado dinero y sin embargo de esta vez la madre les había metido más en el sobre.
     .-Angélica
.- ¿qué?
     .-hay más dinero que la otra vez y no hay nota de la superiora
.-sor Beatriz, eso quiere decir carta blanca
     .- ¿qué es eso?
.-libertad, nos lo vamos a pasar...
     .-tranquilita, lo primero es lo primero
.-va a tener usted razón
     A la vuelta de su viaje en junio, cada una por su lado, pensaron en tantas cosas que podrían haber hecho y no hicieron. Pero… ¿cómo compaginar el ocio con tanta responsabilidad?
     Angélica pensaba que de esta vez, no solo tenía que aprobar, su objetivo era un sobresaliente en todo.
    A sor Beatriz le bastaba con un siete de media, pero la falta de prohibiciones por parte de la superiora, le quitaba interés a las cosas que podrían hacer.
    Llegaron de nuevo al tumulto de la entrada a la ciudad y se dirigieron directamente a la pensión.
    .-Buenos días señora
       .- ¿otra vez por aquí?
   .-ya ve, quedamos muy contentas de su trato y de la tranquilidad de la habitación
        .-muchas gracias, se agradece el alago
    .-es la verdad
        .- ¿y tú, pequeñaja?
.-deseando subir a cambiarme de ropa
    .-ah, se me olvidaba ¿le importaría darle un planchado para que se la ponga mañana a la mañana?
         .-desde luego que no, perdone la sinceridad, pero me hace daño a la vista verla con ese uniforme
    .-pues en un momento se la bajamos.
    Subieron a la habitación a preparar todo hasta la hora de cenar. Sor Beatriz, se fue directamente al mando del televisor, Angélica rompió a carcajadas antes de poner la maleta sobre la cama.
   Aquella semana fue distinta a la anterior, los exámenes se concentraban en solo cuatro días. El domingo por la noche estuvieron repasando hasta las dos y de lunes a miércoles, siguieron el método a que estaban habituadas en la biblioteca.
    De la pensión al instituto y rápidamente de vuelta, a comer y a estudiar. Sor Beatriz aprovechaba el tiempo de los exámenes, para darse algún capricho goloso en la cafetería de al lado. En vez de esperar todo el rato en la parada del autobús, se sentaba en una mesa y junto al chocolate y los churros, se entretenía leyendo el periódico. El primero que pillaba, daba igual cual fuera, el caso era que pasase el tiempo más rápidamente.
      Angélica estaba muy satisfecha, incluso en religión tenia esperanza de conseguir una nota alta.
    El jueves a la una y media salía de realizar el último
 .-Sor Beatriz, por fin hemos acabado
      .- ¿y qué tal?
.-de cine, además ha sido cortito, por lo que me ha sobrado tiempo incluso para repasar.
     .-te invito a comer a un restaurante, nada de comida rápida
.- ¿ha avisado a la señora de la pensión? Nos echará de menos
     .-ya se lo dije anoche
.-que ganas tenía de terminar, yo creo que nos hemos portado bien ¿verdad hermana?
    .-se podría decir que sí
.-ni hemos ido a ningún sitio a golosear
    .-bueno yo sí
.-ya me extrañaba a mí que perdonase usted el chocolate con churros
    .- ¿como lo has adivinado?
.-por pura lógica, tantas hora esperando y la cafetería tan cerca
     .-vamos a buscar un buen restaurante
    Llegaron a una parada de taxis.
     .-llévenos a un restaurante de medio pelo
           .- ¿cómo?
.-que sea elegante, pero no extremadamente caro
            .-entendido
      .-ah, y que nos dejen entrar sin ir de etiqueta
            .-ji, ji, tendría que ver usted la pinta de algunos
         El taxi se dirigió al centro, y paró frente a un lujoso edificio. Sobre sus grandes puertas ponía HOTEL seguido de cuatro estrellas.
            .-bueno madre, aquí es
       .- ¿madre? Hermana y espero que mucho tiempo
            .-les aconsejo que pregunten por el menú del día
      .- ¿Qué le debo?
            .-nueve con cincuenta
     .-tenga, quédese con la vuelta
          La ventanilla del copiloto iba abierta a media altura. Según se alejaban dirección a la puerta, se oyó un silbido y volvieron la cara.
           .-Guapísimas, que comáis bien (diciéndoles adiós con la mano)
    Se pusieron coloradas, cogieron sus brazos y siguieron caminando.
     .-que vergüenza, nunca me habían dicho eso
.-pero si es verdad, es usted muy guapa
    .-cállate por favor, que se me pasen los colores. Si no al entrar, se van a creer que tengo la varicela
     Con tranquilidad se aproximaron a un mostrador.
.-por favor, ¿para el menú del día?
            .-al fondo de ese pasillo el comedor de la izquierda
      .-gracias
.-que gracias más amable le ha salido
     .- ¿te puedes callar, cotilla?
    Que comedor más lujoso y que grande. Estaba lleno de gente, aquello parecía una boda.  Se sentaron en una de las pocas mesas que había libres. Sobre ella estaban un par de cartas en una carpeta negra con bordes dorados.
.-aquí hermana, menú del día, ¿ha visto? Catorce con noventa y cinco
     .-da igual, ya estamos aquí y no me pienso ir sin comer
   Un apuesto camarero, vestido con traje negro y pajarita, se aproximó a ellas.
             .-buenas
.-las dos (en voz baja)
      .-esta niña, perdónela
             .- ¿han decidido ya que desean? (con una mueca disimulada en sus labios)
     .- ¿Qué nos aconsejaría?
             .-de primero: los entremeses ibéricos o bien una sopa de sémola con higadillos de pollo
.-yo entremeses
      .-yo probaré la sopa
             .-de segundo si quieren carne, el codillo o si prefieren pescado la merluza al horno con besamel
.-merluza
       .-merluza, está bien
              .-y de postre yo me decantaría por la tarta de la casa
      .- ¿de qué es?
               .-hoy es de nata y trufa, o si prefieren….
      .-tarta, tarta
.-yo también me apunto a la tarta
               .- ¿para beber? ¿agua, vino con casera, algún refresco?
     (Las dos se miraron pícaramente)
      .-vino con casera
.-hermana pero poquito
     .-nada un culín y el resto gaseosa. Un día es un día
.- que pena ¿el camarero no entraba en el menú?
     .-caya o te doy una patada en las espinillas por debajo de la mesa
     Los entremeses eran abundantes y la sopa estaba de lujo.
    Recién servido el segundo plato se percataron de la hora, eran las tres y cinco.
    .-por favor camarero. Para llamar por teléfono, es urgente
          .-un segundo
   Se aproximó a un aparador y le acercó un inalámbrico
          .-puede usted llamar
    .-que chulo
.-a ver hermana, marque el número y luego dele al botón verde
     .-madre, perdone la tardanza
        .-ya era hora ¿Qué tal?
    .-muy bien
       .- ¿y ese ruido?
    .-estamos en un restaurante. Quería decirle que…
      .-vale, estáis agotadas, no volvéis hasta mañana al medio día
    .-no, quería pedirle permiso para volver el domingo por la tarde
       .-no puede ser
   .-pero madre, si nadie nos va a echar de menos
      .-espero que sepa guardar el secreto. Las chicas y las hermanas les están preparando una fiesta sorpresa para mañana a la hora de comer
    .- ¿entonces?
       .-vamos a hacer una cosa, les daremos un día más para preparar todo, pero el sábado a la hora de comer aquí sin falta y si hay algo, que me haga sospechar que ha dicho algo a Angélica, va a conocer a alguien a quien no le hubiera gustado encontrarse en su camino
   .-no se preocupe nos portaremos bien, gracias el sábado al medio día estamos allí sin falta
       .-que no se le olvide. Adiós, que siempre andáis igual
   .-ya, ¿ahora qué hago?
.-colgar dándole al rojo. Vaya morro Sor Beatriz, hasta el lunes
   .-por intentarlo
.-me parecía a mí que no podía ser
   .-pero hemos sacado un día más, hasta el sábado a la hora de comer
.- ¿un poquito más de vino para brindar?
    .-una pinta, pero ya para beber solo gaseosa
.-por nosotras
    .-y por ellas
 (Entre tanto, la madre superiora se apresuraba a darles la noticia a las hermanas, podían montar todo con tranquilidad, llegarían a comer el sábado.)

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