Es difícil
vender hambre
a quien el pan le escasea,
que la luna vuelva blanca
una laguna de brea.
Mostrar el azul del cielo
al sepultado en la mina,
tocar las olas del mar
subidos a una colina.
Hagan chirriar
esa puerta
arranquen
contraventanas,
que el sol seque la humedad
y los ruidos de la calle
entren hasta sus entrañas.
Quememos las malas hierbas,
extraigamos las raíces,
echemos sal a la higuera
que crece en las cicatrices,
de las paredes el moho
raspemos a hierro y fuego,
salga el colchón a la calle
que se tiene que airear
pues dormir en él no puedo,
quedan redaños ocultos
debajo de las baldosas
pues levantemos el suelo.
Paredes maestras
de piedra
y vigas de viejo roble
tienen su estructura erguida,
el “sobraó” bien amueblado
y ansias por curar su herida.
Pergaminos
esperando
su pluma empapada en tinta,
plasmando en colores fieros
voces lanzadas al viento.
Hemos burlado al truhán....
….que quería usurpar mi aliento.
Magnífico poeta. Me encanta tu "Tinta china" Abrazo.
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