El día 08 de abril,
(En el andén) pensaba que era mi último escrito. Luego, me di cuenta que tenía unos
compromisos inapelables que cumplir.
Comencé a redactar lo
publicado el día 17, 28 y 29.
(Cumpleaños de mi padre -91 y mis hijas Lucía
- 17 y Raquel - 21, respectivamente).
Ya cumplidos estos
compromisos conmigo mismo, me retiro hoy, hasta que de nuevo vea salir el
sol, ahora eclipsado por falta de
motivación personal.
No es la primera vez y no será la última.
A ti…
Dicen que escribiste un libro
al que han
llamado destino,
y en vez de
brindar asiento
nos dejaste en
el camino.
Y lo llenaste de piedras
donde poder
tropezar,
y nos vendaste
los ojos
provocando la
caída
sin poderlo
remediar.
Siempre justo en el reparto
de
enfermedades y bienes,
unos nadando
en el todo
y otros
ahogados en nada,
dejemos la
hipocresía
la salud
también se paga.
Como quieres que yo pesque
si me quitaste
la caña
el anzuelo y
el sedal,
si la barca
estaba rota
y la dejaste
en el lago
sin enseñarme
a remar.
Con la mirada perdida
se fue perdiendo
el rencor,
por mucho que
otros insistan
lo que duele, no es amor,
el amor, es
otra cosa,
si amas, no
causas dolor.
Promesas insustanciales,
la gloria en
nuestra partida,
alcanzar la
vida eterna
después de
pasar la vida,
comprometido a
morir
sin que se
cure la herida,
con la rodilla
en el suelo
y sin la
cabeza erguida.
La
indiferencia es un gesto
que no se debe
ocultar,
devuelvo lo
que me has dado
nada debo de
pagar,
que veas que
no te odio
no se odia,
sin amar.
Abatido en la batalla
dejo mi pluma
en el suelo
la que utilicé
de espada,
guerreando
entre las nubes
que surcaba
con mis alas,
bosque
habitado por ninfas
donde reinaban
las hadas,
esos mares de
Morfeo
en que sirenas
nadaban.
Me vuelvo a mis aposentos
de los que
nunca debí
abrir puertas
y ventanas
para asomarme a otros mundos,
regreso a ese
purgatorio
que se llama
realidad
a esperar con
impaciencia
que llegue el
sueño profundo.
Y como decía un amigo
tan creyente
como yo,
cuando alzaba
la mirada,
ay señor, señor, señor.
Tú que todo eres bondad,
y qué jodidos
nos tienes,
será porque
así lo quieres,
hágase, tu
voluntad.
CARLOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS, NOOOOOOOOO.
ResponderEliminarLa realidad es cruda, y la poesía es un salvavida para respirar y soñar que existe algo mejor. Un abrazo grande querido amigo Carlos Torrijos.
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