Ahora que el agua
recorre las
laderas,
ahora que en los
valles
jilgueros
revolotean,
ahora que los
prados
rezuman la
primavera,
acaba el lluvioso
abril
y sé que mi
escrito esperas.
Naciste llena de
luz
como tu nombre
Lucía,
tus primeras
notas fueron
flautagua, tu
melodía,
y esa gota que
susurra
tu frescor y tu
alegría.
Aunque no haya
para pan
nunca a ti te ha
de faltar
mi beso de buenas
noches,
las caricias de
mis manos,
ni un papel con
unas letras
el día de tu
cumpleaños.
Dejando sola a la
noche
yo por ti robé la
luna,
el perfume de las
flores
con esmero
recogí,
todo metido en un
frasco
con mi vida lo
fundí,
para hacer este
poema
y regalártelo a
ti.
Se eclipsa la luz
del sol
cuando tus ojos
me miran,
eres el rayo de vida
que me cubre con
su manto,
eres mi niña,
Lucía,
por eso te quiero
tanto,
Nada más sagrado y sublime que un hijo. Un abrazo querido amigo Carlos. Hermosos todos tus poemas.
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