Quise
llamar a tu puerta,
pero
escondí mis nudillos.
Abrí
la mano de nuevo
y la
metí en el bolsillo.
Sé que
estabas deseosa
del
sonar de mi llamada,
pues
te vi, como observabas,
detrás
de los ventanales
esperando
mi llegada.
Tengo
demasiadas cosas
todavía
por hacer.
Has de
esperar unos años
y te
podré complacer.
Alcanzar,
el millón de besos
de
buenas noches.
Repartir
los abrazos,
que
nunca se dieron.
Dibujar
mi silueta
en
cada espejo.
Observar
la caricia,
del
vuelo de un ángel.
Depositar
una melodía
en la
línea del horizonte.
Impregnar
de amor
las
paredes del universo.
Aprender
a ver los sonidos
con
las yemas de mis dedos.
Entonces
podrás llamarme
con tu
canto de sirenas.
Y
radiante, llena de luz,
como
novia engalanada,
del
brazo podrás cogerme,
he
iremos paseando,
donde
los amantes duermen.
Cuantas
veces has soñado
con
tenerme entre tus brazos.
Las
mismas que yo he pensado
en
dormir en tu regazo.
Solo
una vez nos besamos,
y nos
dijimos adiós,
en ese
sueño profundo
que
siempre recordaremos.
Esperando
pase el tiempo
y al final, nos encontremos.
Imagen de la red
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