Lo único interesante en aquella clase
se encontraba de pie,
explicando a Kelvin
y el teorema de los fluidos.
En aquella silla Sentado,
emulaba en sueños
los dulces momentos
inexistentes en su existencia.
Las uñas adornadas
con florecillas violetas
acariciaban sus labios.
Pestañas curvadas
cubiertas de rímel
se deslizaban por su mejilla.
El cálido aliento,
se dejaba sentir sobre su piel.
Aquello que escondía bajo la blusa
se oprimía contra su pecho,
al ser rodeado por sus brazos.
Y de entre sus labios,
brotaba la humedad
de un beso.
Siguió hablando
mientras recorría el pasillo
entre los pupitres .
Al ver sus ojos cerrados,
los dedos de la sinrazón
jugaron con su pelo.
Jamás un sueño,
tuvo mejor despertar.
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