Ojos cerrados, de laberinto sediento,
que encierra en el
alma, los besos complicados
por donde escala la
hiedra hasta mi balcón.
Coge la llave de fuego que abre tu
aliento,
agujero negruzco en la
mañana ahogado,
cruda pesadilla, que
nubla la razón.
Tiempos de gloria llevados a contraviento,
hacia cruel destino,
voraz y despiadado,
disfrazado en versos de
oscura vocación.
Como único testigo de lo que yo siento,
queda el ya cansado
latir del corazón.
Toma al fin mi cuerpo, vacio y deseado,
y deja que fluya, sin
piedad la pasión.
Ojos de Gata.
Woowww!!
ResponderEliminar