Noche de luna nueva, fría,
oscura y sin nadie ya a esas horas en las calles.
Otra jornada de trabajo
terminada. Otro, como tantos otros, en que el viaje de vuelta a casa se hace sin prisas. La
emisora de radio suena entreteniendo el trayecto por la carretera solitaria hasta llegar donde su
madre espera con la cena caliente sobre la mesa.
A medio camino, el coche parece
empezar a fallar.
Un brillante haz de luz
deslumbra sus ojos desde las alturas durante un breve segundo.
Qué cosa más rara ¿Qué habrá
sido eso?
Unos pocos kilómetros más y por fin aparca en la puerta.
De pronto, su madre sale
gritando. Primero lo abraza, luego le
propina una soberana bofetada.
.- Me vas a matar a disgustos.
Pero ¿dónde has estado
estos tres días?
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