Bernardo
ya está hecho un mozo. Lleva unos
meses ronroneando a Zoila; una mocita
con silueta espigada, alta, de genio recio como una mimbre y con aire altivo,
como su padre Liberto, el que parece ser, ve la relación con agrado.
A la declaración
de intenciones, serán acompañados, por la madre del uno y el padre de la
otra. Aproniana, deberá dar el visto
bueno. Testigos serán; la madre de la una, junto con el padre del
otro, como responsables, del buen enseñar a la convivencia en respeto a la
nueva pareja.
En la
plazuela de Valdeluna, junto a las piedras que quedan del antiguo edificio
derruido, han colocado dos asientos, forrados de telas rojizas.
La
mecedora de la matriarca, se balancea frente a ellos movida por la brisa, a la
espera de que está llegue con paso cauteloso. Las prisas nunca fueron buenas para
decisiones importantes, compromisos que han de durar una vida.
Cada
uno, en su correcto emplazamiento colocado, deberá asumir las responsabilidades
que de esa reunión resulten, o deberá rendir cuentas ante un disciplinario comité de ancianas al que más vale no enfrentarse.
La
matriarca tose y todos callan.
Aproniana.- Bernardo, Zoila; ¿estáis aquí por voluntad propia y
sin ningún tipo de presión?
Zoila.- sí
Bernardo.- claro
Tras una colleja, que cae sin ruido, sobre su nuca pelada, como si nada
hubiera pasado se oye un susurro.
Andrea.- un poco de respeto mozalbete
Aproniana.- vuestro cometido será el
velar el uno por el otro; procurar
alimentos para vuestra descendencia; educarlos en el respeto hacia la
naturaleza, el trabajo y la dignidad del resto de personas que aquí habitan.
Impartir las enseñanzas que nuestros
antepasados nos legaron, para que desde su infancia sean admirados por su
comportamiento y a su muerte; que también llegará, venerados con orgullo por su
descendencia. Si acaso no estáis de acuerdo, podéis
levantaros e iros. Nadie os obliga y
nadie os retiene.
Unos
minutos de silencio. Ninguno se
levanta.
Aproniana.- Andrea y Liberto; ¿aprobáis que estos, Zoila y Bernardo,
vuestros hijos, abandonen vuestro techo
y formen un nuevo hogar para ellos y su descendencia?
Andrea.- sí
Liberto.- que remedio
Otra
colleja, esta mas sonora y con peor intención, hace que los presentes salten de
carcajada.
Liberto, rascándose el cogote, sorprendido y
a la vez avergonzado ante la mirada fija de su mujer que parece prometerle
alguna más cuando lleguen a casa, agacha la mirada. Cualquiera rechista.
Andrea.- hombres teníais que ser.
Aproniana.- espero que esto no se
repita. No es cosa de risa que dos personas tomen esta responsabilidad.
(De nuevo
en la plazuela, el silencio se puede cortar)
Aporniana.- Celsa, en este tiempo, has
de preparar a tu hija, para que sea una gran madre. ¿Te ves capacitada para ello o necesitas
nuestra ayuda?
Celsa.- me veo capaz de ello
Aporniana.- Gorgonio, en ti delego la
responsabilidad de construir los muros del nuevo hogar, donde criaran y darán
cobijo a su familia ¿asumes este compromiso?
Gorgonio.- lo asumo
Aproniana.- dentro de
ocho lunas negras, comenzareis una nueva vida en común. Ahora tomad con fuerza el pico y extraer
de la montaña las piedras que ella por mi orden os regala, para que los muros
de vuestra relación sean consistentes.
Con humildad, coged tierra del valle
y agua clara del arroyo, para hacer la masa que los huna para siempre, de por vida, sin que ninguna tempestad, pueda abrir grietas
en ellos. Con prudencia y respeto;
escoged y talad los arboles
necesarios, para que de sus troncos, salgan bigas que sujeten el techo que os
dará cobijo y en su lugar sembrad de nuevo las ramas, para que vuestros hijos, (algún
día no tan lejano), también puedan tener un nuevo techo que
resguarde a vuestros nietos. Y en
este tiempo, hasta que amanezca el día en que esta decisión se haga efectiva,
pensad: No hay ningún compromiso que
pueda primar ante la libertad individual de una persona, pero una vez dado el
paso, uno es esclavo de sus actos y su voluntad no puede ser otra que el
bienestar de su familia.
(La
anciana se levanta y se acerca a la pareja)
.- Recordad
estas últimas palabras; sois libres,
tan solo vosotros sois dueños de regalar
vuestra libertad, el bien más preciado que una persona posee.
Muy hermoso y educativo.
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