Bajo los pies rastrallan
las laminas de hielo
que la noche ha
forjado
bajo el raso cielo.
Sobre las briznas de hierba
forradas de escarcha
reflejan las luces
del alba.
La ausencia de todo
hace sublime la nada.
La vista se pierde
entre las ramas
de los arboles desnudos,
mientras la brisa
acuna
las aguas del riachuelo.
Paseos silenciosos,
soledades imperturbables,
voces esquizofrénicas,
dictados de las musas
que hoy, han
madrugado.
Caminante de veredas,
pensador de
sortilegios,
enamorador de almas,
versador de
sentimientos.
En épocas de magosto
la escarcha tu compañía,
en noches de luna
clara
la candidez te
ilumina.
La perfidia de mujer
te dejo el alma vencida,
el odio, no conociste,
aún menos la
indiferencia,
tan grande era tu
amor
que le brindaste por
siempre
los brillos de tu
conciencia.
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