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jueves, 3 de diciembre de 2015

Espíritu Navideño




    Te podría a invitar
a cenar bajo mí techo,
podría contarte un cuento
así apoyado en mi pecho,
tal vez con cuatro monedas
podría comprar el indulto
marchándome para casa
satisfecha de lo hecho.

    Pero soy muy egoísta,
no me basta con lavar
 en aguas el cuerpo entero,
no quiero que navidad
haya acabado en enero,
para que no se me olvide
que todo no es el dinero.

   Se despojó del visón
y allí aparcó los tacones,
los manjares de la cena
pusieron sobre cartones,
se aproximaron “sin techo”
a compartir las raciones.,
con champán francés brindaron,
cantaron mil villancicos,
recordando aquellos años
que se quedaron marchitos.

     Protegiéndose del frío
 en un rincón los dos juntos
agazapados durmieron,
se dieron calor humano
con las nalgas sobre el suelo,
y sonaron las campanas
que hoy no tocaban a duelo.

   Soñaron…..
¿Qué soñarían? que su cara era feliz,
tal vez en la buena cena
quizás en aquel desliz,
puede ser que no soñasen
o no sé, puede que sí.

   A la mañana siguiente;
.- Señora, señora, señora,
que se le olvida el abrigo.
.- tengo más en el armario
este es para ti… mi amigo.






3 comentarios:

  1. Impresionante C.A.R.L. Toda mi alma con este humanísimo poema. Enhorabuena, poeta.

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  2. Excelente historia amigo y Maestro para acordarnos y compartir con el que no tiene nada solo su corazón noble y sincero.

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