-------- Dónde marchaste ------
----- Capítulo 3º -----
Aún de noche el
camión se detuvo bruscamente al pasar por una población. Uno de
los soldados, abrió la lona trasera y les advirtió:
…--- Schweigen oder
Leben Abschied
Aprovecharían para visitar algún local de
entrada oscura, olor a alcohol y amor envuelto en medias de rejilla.
Los
esqueletos que allí aguardaban, sin fuerza ni ánimo para intentar liberarse de
aquellos grilletes, comenzaron a lucubrar sobre lo que les depararía el
destino.
Solo coincidían en
una cosa: imposible, peor que lo vivido esos meses.
Los soldados llegaron borrachos, entre
carcajadas se le oyó decir:
…--- geneiβen
Una botella de Jägermeister casi llena, cayó
sobre el suelo de madera a través de la lona, eso les haría entrar en calor y
conciliar el sueño hasta llegar a cruzar las puertas de otro campo, donde el
ladrido de los perros los despertó.
Un pequeño barracón que parecía recién
pintado, los esperaba junto al edificio central.
Estaba
acondicionado con literas para dormir, varias mesas con sillas alrededor y hasta
tenia ventanas con cristales en la parte superior de las paredes.
Al momento, llegaron unos soldados y
depositaron en la primera litera
suficientes mantas para todos. Al momento
otros con camisas, pantalones y botas.
Ellos incrédulos sin tocar nada solo
hacían que frotarse los ojos, para cerciorarse de que aquello no era un sueño.
Sobre las mesas, pusieron varios platos con
comida y unos chuscos de pan.
El soldado al salir dijo.- essen, essen
Dio unos pasos antes de volver la
cabeza.- kleidung, kleidung
Aquel potingue para cerdos, era lo
más delicioso que hacía tiempo habían probado.
Después de dejar limpios los
platos, sin reparar, se pusieron aquella ropa. No
hacía falta escoger talla, ninguno superaba los cincuenta kilos.
Un oficial de trato agradable, llamó a la
puerta antes de entrar. Cada uno de ellos se situó delante de una
litera en posición de firmes. En realidad no sabían lo que tenían que hacer,
pero ante la duda…
…--- se presenta el Mayor Fischer encargado de su
adiestramiento y supervisión. Quiero
dejar claro, que esta es la única vez que se permitirá hablar en lengua extranjera traidora al Reihc.
Con paso firme fue paseando de un lado al
otro del barracón.
…---- los hemos escogido por su
caligrafía, se han ganado un sitio de
privilegio, aquí tendrán dos raciones de comida diaria, de la misma que comen
nuestros soldados, y se les traerá agua y jabón para asearse una vez a la
semana.
Eso sí, no podrán salir de este barracón. Las ventanas son para que
entre luz no para asomarse por ellas y se les dotará de papel timbrado junto
con plumas y tinta, para trascribir documentos
oficiales que posteriormente serán archivados.
Alguna pregunta…
.- perdone mayor, ¿y donde haremos
nuestras necesidades?
.- veo que además de culto, eres gracioso.
(Como
queriendo decir: de la que te has librado. Si llegas a dar con otro…)
Tras esa puerta hay unas letrinas.
Recordad el pueblo alemán premia la valentía, pero odia la insolencia.
En esos momentos, a ellos no les
importaba la valentía, ni los ideales por los que supuestamente estaban allí,
ni si quiera porqué empezó la guerra, ni cuando terminaría, ni el mañana, ni la
semana que viene. Se habían
acostumbrado a pensar que hoy, siempre es el último día.
A la mañana siguiente
comenzaban a llegar los cuadernos manuscritos.
Diarios estrictos con actividades, peculiaridades y observaciones de
cada movimiento en el frente.
Había que trabajar rápido pero con pulcritud, el papel timbrado llevaba
numeración en su parte superior externa y un error, significaba tirar lo hecho
a la basura y empezar de nuevo.
Se aprovechaban todas las horas de luz, por lo
que cuando anochecía, comían y cenaban al mismo tiempo.
Semana tras semana sus tullidos cuerpos empezaban a tener algo más que
huesos y piel, su bienestar dependía de que no surgiese ninguna queja de su
trabajo en la sala de archivos.
El Mayor Fischer, pasaba a
diario para ver el avance, sus superiores estaban conformes con la cantidad y
calidad de diarios trascritos por jornada, así que sin que se tuviera
conocimiento de ello, como gratificación
a modo personal les permitió utilizar las hojas desechadas en la basura, para que
escribiesen lo que quisieran, excluyendo, por supuesto, cualquier frase
ofensiva al Reich o que dejase entrever su actividad.
Manuel, solicitó permiso para escribir una
obra teatral en castellano.
Mayor.- la silla, la mesa,
el papel, la pluma, tu mano y tus escritos, incluso tus pensamientos son
propiedad de Reich, que mejor manera que demostrar agradecimiento al Führer que
regalando a esa obra el gran privilegio de estar escrita en alemán.
Manuel.- creo que lo he
entendido
Mayor.- si vales tanto como me imagino, yo mismo me
encargaré de que se represente en los mejores teatros de Berlín.
Manuel.- primero hay que
escribirla
Mayor.- honra a nuestro Führer
y el mundo entero te lo compensará
En ratos, aprovechando la poca luz que
entraba por los ventanucos de los focos del patio, Manuel comenzó a escribir. Cada
frase para cada uno de los personajes, tenía un doble sentido. Diálogos que en alemán parecían querer
ensalzar al Führer, pero traducida la obra al castellano, con acento andaluz,
serviría como burla hacia el tal Adolf Hitler y sus ejércitos.
Una mañana, el Mayor, entró a exponerles
una idea.
Desde que llegaron el primer día, este
siempre les había demostrado respeto, tal vez porque tras el uniforme había un
gran enamorado de la cultura. Consideraba
que era el mejor valor que se podía poseer.
Mayor.- el sábado que viene, cumple mi mujer los
años.
Agradecería que uno de ustedes
escribiese un poema para felicitarla.
Manuel.- ¿y luego lo copia?
Mayor.- no, no hay problema.
Sabe que mi caligrafía no es excelente y la presentación para este día,
requiere una letra con topografía especial.
Manuel.- si me trajese tintas
de varios colores y plumines de diferentes medidas, yo le prepararía un poema
con una buena presentación caligráfica adornada con orlas.
Mayor.- estupenda idea, ustedes no se preocupen, si
baja el rendimiento en el trabajo. Es más, si ella queda contenta, a partir de
la semana que viene, podrán parar al medio día para comer. Mañana mismo, cuenta con ese material está
aquí a tu disposición
Manuel en ningún momento pensó el sacar
beneficio personal de ello. Todos los de aquel barracón, tenían aprecio a
aquel Mayor. Era el único oficial que los había tratado
con dignidad desde ese fatídico día de
su captura y ya no importaba que uniforme llevase.
Las palabras: miedo, odio y venganza, hacía
tiempo se habían extinguido de sus mentes. Sus manos se habían acostumbrado a copiar lo
que leían sus ojos sin pasar por el cerebro, un simple y esencial mecanismo de
autodefensa ante la batalla perdida. El sol salía cada día y cada atardecer se
volvía a ocultar, eso era lo único relevante de su absurda existencia.
Manuel aquella noche escribió un soneto
de amor, de aquellos que escribía en Metz para su amado
Reinhad.
Cuando
lo leyó el mayor al día siguiente, quedó encantado.
Mayor.- esto es genial, pero
tú crees que creerá que estas palabras son mías
Manuel.- no, pero suya es la
idea, el sentimiento, yo solo he añadido algunas palabras para darle forma
poética y que encuadre mejor en la plantilla caligráfica.
Mayor.- bueno, tan solo por
esto, nada de a la semana que viene. Hoy
ya, empiecen a parar para comer al medio día.
Todos esperaban la llegada del medio día, pero
no para comer, si no para escuchar los versos que habían dejado al Mayor tan
satisfecho.
Siempre es un honor para mi leerte y agradecida por compartir en mi grupo :)
ResponderEliminarMuy interesante capítulo Carlos ! Gracias !!
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