Con lenguas de fuego
dragones alados
los soles ocultan
cubriendo la playa
de negras cenizas.
Las olas dormidas
no besan la arena,
los labios del mar
sufren el silencio
por lacre sellados.
Suelas desgastadas
de andar arrastrado
por viejas aceras.
Los cordones rotos
quedaron tirados
junto a la farola.
Pies descalzos, sucios,
incertidumbre nos muestran.
La vista caída
mirando hacia el suelo
buscando los brillos
previene los restos
de cristales rotos.
Impactante poesía que deja sumido al lector en la negrura del pensamiento. Un abrazo querido amigo Carlos Torrijos. America Santiago.
ResponderEliminarComo siempre, profundas letras que nos llevan al momento.
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