Teclas quemadas.
Pavesas de un cigarro
que a ritmo de bolero,
acompañan a los dedos
de uñas amarillentas.
Notas de rabia.
Melodías repetidas
que hacen vibrar el alcohol
disimulado en un vaso
que a sorbos se va aliviando.
Humo, sudor, deseo,
risas, lágrimas, bostezos,
horas junto a una copa
pidiendo a gritos un beso,
una caricia, una mirada.
Minutos que siguen pasando,
esperan la madrugada.
Antro, vicio, perdición.
El camarero en la barra,
la rubia que mata el tiempo
en la mesa del rincón.
Noctambulo empedernido
sentado junto a la barra
pide otra consumición.
Los dedos siguen tocando
siempre la misma canción,
repetida noche a noche
como se repite todo
al final de la función.
Nunca faltan a la cita
el pianista aburrido
con su pitillo en la boca,
las canas del camarero
diciendo que se acabó,
el borracho adormilado
siempre apoyado en la barra,
la rubia, noche tras noche
en la mesa del rincón.
Que belleza de poema!¡ creo que me lo llevo...Entre el ritmo del bolero ... Felicitaciones
ResponderEliminarOK.
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