Lámpara que me observa.
feliz, con los brazos abiertos,
acostada,
ojos cerrados
con mi pijama de raso.
Visillos en la ventana,
la persiana a media altura
dejando que entre la
brisa.
El espejo del armario
volteando su mirada,
lanzándome una sonrisa.
Nubes cargadas de sueños
se deslizan por mi
almohada
con aroma de violetas
que impregna la
habitación.
Sola, libre, sin barrotes,
sin cadenas, ni reproches.
Para mí, todo el amor,
para mí esa melodía
deseando oír mi voz.
Ya no hay sitio para dos.
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