Cuantos besos
mentirosos
depositaste en
mis labios
quitándoles
el carmín.
El
sublime frenesí,
que
confundido en el viento
me hacía
cerrar los ojos.
Cuantas noches de
insomnio
pensando que
volverías
a ocupar
aquella cama.
La ventana como espejo
la espera mi
compañía
por la
luna iluminada.
Las pestañas
empapadas
mirando hacia el horizonte
al llegar la madrugada.
Las flores de
mi balcón
con su
tallo doblegado
pétalos,
secos de amor.
@2022
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