En el otoño de la vida;
Cada amanecer
dibujaré un arcoíris rozando tu mejilla con mis pestañas, dulce ambrosía con
que endulzar el nuevo día.
En cada despertar,
adornaré tus labios con un beso, como flor que nos haga retornar a nuestros
principios.
Las mañanas de niebla y llovizna, seremos dos
cuerpos envueltos en una nube y empapados en amor infantil sonreiremos al ver
las escurridizas gotas discurrir por nuestro rostro.
El paseo tranquilo teñido de ocres, amarillos y
anaranjados, lo adornaremos con azules, verdes, rosas y violetas.
En tus
manos, pondré siempre la suavidad del raso, la dulzura de seda, el calor del
terciopelo y la belleza del encaje.
Cada
anochecer, escribiré una palabra en el
papel, para al llegar nuestro inverno leerte junto al fuego, la historia más
dulce del mundo.
Cuando duermas,
una nueva nota anidará en el pentagrama, creando una melodía que bailar con
pies descalzos sobre el pijama de felpa.
Recordaremos felices, nuestro verano de ayer y aquella lejana efusión primaveral,
aquella, donde nuestros labios se juntaban por primera vez y se prometían amor
eterno.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
¡Guau! Me enamoro
ResponderEliminarBravooo Maestro, y que el otoño sea confundible con la primavera, el verano con el invierno, el cielo y las estrellas con la tierra.
ResponderEliminarNo es lo que vemos, es còmo lo vemos
ResponderEliminarQue bonito !! Atesorar lo mágico de cada momento sin importar el paso del tiempo. Felicidades muy emotivas tus letras.
ResponderEliminarEn el otoño de la vida solo resta vivir, sentir, amar, compartir, disfrutar y agradecer a Dios la vida concedida. Preciosa tu poesía Carlos ....abrazos querido amigo. AS
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