Escogieron a un presidiario, hombre, joven de veinte años, cumplía su pena, asistiendo diariamente a un centro de salud mental, seguía un tratamiento, para atenuar los deseos que repetidamente y sin motivo aparente, sentía de hacer daño a los que le rodeaban, crisis que no era capaz de contralar, y que pasadas, le provocaban una amnesia temporal, que transcurría de principio a final de dicha crisis, por lo que cualquier cosa sucedida en ese tiempo, hubiera sido realizada por él o no, la aceptaba como real, cargando sobre sus espaldas, actos delictivos, que incluso nunca había perpetrado.
En el largo tiempo que llevaba en tratamiento, la evolución de mejoría, había sido nula, bueno, las crisis se habían distanciado en el tiempo, pero en su defecto ahora eran de mayor duración.
Durante todo este tiempo, siempre había solicitado un volante para que lo examinase un neurólogo; pedido, que le hiciesen algún tipo de escáner; La siquiatra, no lo creía necesario, era un trastorno típico de personalidad y la amnesia, era provocada por una autoprotección que su cerebro iniciaba a causa de un proceso parecido al epiléptico, por lo que a los familiares se le aconsejaba, únicamente administrarle lo más rápido posible, un relajante, a una dosis bestial, que lo sedaba durante un tiempo, pero no siempre (casi nunca) le ocurrían en casa, por lo que su madre siempre intentaba acompañarlo y siempre en su bolso, llevaba los dichosos calmantes por si fueran necesarios. Claro, pero siempre coincidía cuando estaba liado con los amigotes, delincuentes de armas tomar, todos de igual apariencia, por su vestimenta, corte de pelo y aspecto físico, que en vez de ayudar, utilizaban la cruel situación para realizar fechorías, quedando impunes.
Una vez, debido a la acusación, de haber propinado una paliza a un indigente, con resultado de graves lesiones, su hermano mayor, acudió con él, a un gabinete de parasicólogos, con la intención de hacer una hipnosis regresiva, pero bien porque el recuerdo se le había borrado del disco duro, o bien porque simplemente eran unos sacacuartos, no dio ningún resultado, por lo que aunque no existían indicios de su autoría, al final se cargó con el mochuelo él solo.
Antes de comenzar con la preparación, se le informó de los riesgos que esto conllevaba, se expondría a diversas trepanaciones en distintos sitios del cráneo y cada una de ellas, sería un escalafón, superior a la anterior. En toda la conversación, se dio por sentado, que este estudio, era experimental, por lo que no debía albergar ninguna esperanza, de que todo su sufrimiento, sirviera para paliar su estado; a pesar de lo cual y la no aprobación de su familia, accedió sin dudarlo un momento.
La suerte estaba echada, no había marcha atrás, por mucho que sus familiares, intentasen evitarlo, los documentos por triplicado de consentimiento, firmados, sellados y registrados legalmente. La fecha de ingreso, se la comunicarían en breve.
A los pocos días, recibió la llamada, debía ingresar en el centro hospitalario al día siguiente por la mañana; Al llegar, lo esperaba una doctora, cuya misión era, explicarle todo paso a paso. Se procedió a un rasurado total de su cuerpo, antes de someterse a un proceso de esterilización. A través de una pequeña puerta, se accedía a un pequeño pasillo, donde se mantuvieron parados unos segundos, hasta que la luz verde se iluminó, otra puerta se abrió automáticamente. Cuando entró en la habitación habilitada para dicho fin, se le abrieron los ojos como platos, aquello parecía una nave espacial. El techo estaba lleno de carriles con anclajes móviles, que permitían desplazar en cualquier dirección, una serie de cables unidos entre sí, que colgaban de ellos, en cuyos extremos, se hallaban, una especie de redecilla con sensores y gran cantidad de ventosas; su misión era la de tener monitorizado en todo momento, tanto la actividad cerebral, como todas sus constantes vitales: pulsaciones, respiración, presión arterial, etc.
A mano izquierda en el centro, una cama, en la prueba pudo ver, como se desplazaba en todas direcciones, e inclinaba hacia los lados hasta quedar casi vertical. A la altura de la cabecera, a ambos lados, dos grandes ordenadores, con varios monitores direccionales, para que pudiesen ser vistos desde cualquier punto. Detrás un gran espacio, era un quirófano adaptado, con las paredes llenas de todo tipo de herramientas y material quirúrgico.
A mano derecha, todo tipo de ingeniosos aparatos de gimnasia, con el fin de mantener la actividad muscular en perfecto estado y un cuarto de aseo, protegido por dos mamparas de cristal, junto a ellas una gran pantalla de televisión y bajo ella, una mesa pequeña, con un teclado, ratón, mandos y todo tipo de accesorios para juegos.
En frente tras unas cortinas, se ocultaba una gran cristalera, que daba a una sala contigua, donde podían estar todas las tardes, aquellas visitas que desearan verlo y charlar con él.
Al momento, llegaron el resto de doctores, acompañados de unos cuantos auxiliares, cada uno, llevaba el uniforme de un color; aunque esto no se lo explicasen, cada uno de ellos, tenía la función de alterar premeditadamente su estado emocional, dependiendo de los criterios que la investigación necesitase, desde mantenerlo tranquilo con un trato afable; hasta irritarlo, para llegar a los limites de mayor agresividad.
Le mandaron quitar el pijama, le pusieron un collar, donde iban sujetos todos los dispositivos y procedieron a ponerle primero el casquete y después el resto de sensores por todo el cuerpo, de la cabeza a los pies, se sujetaban con una especie de velcro muy fino, parecía una segunda piel. Una vez todo conectado, parecía un robot, se puso de nuevo el pijama y se empezó a mover por la habitación; que sensación más extraña, tenía total libertad de movimientos, lo único que le molestaba un poco era el collarín; se acercó un instante la doctora y se lo giró nada, un milímetro, fue tal el cambio, que creyó que se lo habían retirado del cuello.
.-Ahora, te dejamos solo, considérate en tu casa, haz y toca lo que quieras, aquí, tú, eres el dueño de todo, y si enredas en algo que no debieras, no te preocupes, todo está automatizado. Para cualquier duda, solo tienes que llamar al timbre a cualquier hora del día o de la noche.
Se paseaba, tumbaba, volvía a levantar, utilizaba los accesorios de gimnasia, era alucinante, parecía no llevar nada puesto en su cuerpo, solo en algún que otro movimiento, pero nada molesto.
Observó con admiración, como la pantalla y varias cámaras que se encontraban distribuidas por las paredes del habitáculo, se movían a la vez que él; le dio por moverse a saltos, en intervalos cortados y reírse del movimiento de los aparatos. Pasó todo el día haciéndose a su entorno, viendo y probando para que era y que hacía cada cosa que había, viendo en que numero de canal se encontraban las cadenas que más le gustaban y escudriñando en la consola, que tenía más de cien juegos de todo tipo preparados para usar, la mayoría con posibilidad online. Luego antes de dormirse, tumbado tranquilamente, se dedicó a ver lo que había de nuevo en las redes sociales, le fastidiaba no poder contar nada de su experiencia, pero ese era el trato top secret.
Estaba cansado, la primera noche, se acostó antes de la hoar de la cena y durmió como un lirón, se sentía a gusto en aquel sitio, su perfecta y rápida adaptación, era inimaginable incluso para los investigadores del proyecto. A media mañana, entró enfermero con cara de preocupación.
.- perdona que no te hayamos traído nada para desayunar, pero ha surgido un imprevisto, cambio de planes.
Lo mandó desnudar y despojó de todos los sensores.
.-tranquilo, vístete que nos vamos a hacerte un escáner,
.- ¿pasa algo?
.-no es nada importante, se ha detectado una irregularidad durante la noche y debemos verificar su relevancia.
Tras realizarle las pruebas pertinentes y tenerlo sentado en una sala un par de horas, otro enfermero, lo acompañó a la sala de dirección. Se sentó frente a todos ellos de nuevo.
.- bueno ¿qué pasa?
Uno de ellos, el que estaba situado en el centro, puso sus codos sobre la mesa, apoyó su mentón el los dedos pulgares:
.-Tenemos una mala noticia; el escáner, ha revelado, que en la parte izquierda de su cerebro se encuentra alojado un pequeño tumor, esto puede ser debido a algún pequeño hematoma producido por un golpe en su infancia y que con el tiempo se ha llegado a enquistar, lo que puede ser la causa de sus trastornos, debido a la presión que ejerce sobre un área concreta.
.- ¿Mala? es la mejor noticia que podía recibir.
.- habrá que operarlo para extraérselo y casi seguro con esta intervención, mejorará su estado; en fin, es una pena, y perdone; me caía usted bien, tendremos que buscar otro candidato
.- ¿como que otro candidato?
.-Usted, podrá hacer una vida normal, no hay motivo para que se someta a la investigación programada, que lo apartaría durante varios meses del mundo y de los suyos.
En ese momento, el doctor abrió una carpeta y cogió unos papeles.
.- A partir de ahora todo lo firmado ya no le compromete a nada.
Cuando se disponía a romperlos en pedazos
.- Espere, si a ustedes no les importa, a mi me gustaría seguir adelante, solo les pido, que mi operación la pongan en su agenda como una prioridad, me harían un gran favor.
Se volvió a sentar y a poner los codos sobre la mesa, esta vez sin soltar los documentos
.-Señores: ¿se puede retrasar unos días el comienzo de las investigaciones?
Todos sin dudar asintieron con la cabeza
.- ¿y entonces?
Rompió los papeles en cuatro cachos ante la mirada atónita de sus colegas
.-Querido amigo, le comunico que: Sin compromisos por su parte y respetando la asignación que teníamos pactada, por unanimidad sigue usted perteneciendo al equipo del programa; mientras programamos su operación, seguiremos con el proceso de adaptación dentro del calendario establecido, ¿le parece bien?
.-por su puesto y gracias por tener el gesto de romper los documentos confiando únicamente en mi palabra.
Sin pretenderlo, habían encontrado el lugar idóneo para empezar sus exploraciones.
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