Sonó el teléfono.
.- ¿sí?
.- arriba dormilón, que son
las siete y media
.- vale, vale,
.- directo al aseo,
.- ahora voy
Volvió sonar a los dos minutos.
.- te has vuelto a tumbar
.- no
.- listillo, que te estoy
viendo
.- qué asco de cámaras
.-esto es lo malo, pero ya te
acostumbrarás, imagínate que es como un gran hermano, pero no te dejan nominar.
.- que risa me da
.- acostúmbrate a no disimular, a los sensores no los vas a engañar.
.- eso, dame ánimos
.- que te laves la cara de una vez, cuelga y arreando
Según se estaba duchando, de
pronto:
.- ¿cómo va la cosa?
.- ¿qué coño pasa ahora?
.- tranquilo, también hay instalados altavoces y micros
.- Joder, que estoy en pelotas
.-a mí, me da igual
.- eres un poco cabroncete ¿no?
.- si, ¿pero? ¿a que soy gracioso?
.- vete a la mierda
Justo acababa de secarse
cuando entraron la doctora Elvira y Miguel, con cara de cachondeo.
.- ¿Qué os hace tanta
gracia?
La doctora cogió el mazo de
cables.
.-quítate la toalla y
ponte aquí de pie, que empezamos.
El mismo procedimiento que
el primer día, colocando y comprobando uno por uno, todos los sensores. Cuando ya estaba terminando de ajustarlos para
evitar molestias:
.- ¿te cuento un secreto?
.- vale
.- llevo con Miguel, desde las
siete y veinte, por eso nos reíamos
.-que me estaba duchando,
.- ya, ¿y qué?; ahora estoy colocándote esto y llevas la misma ropa.
Se puso colorado como un tomate,
todos los monitores empezaron a cambiar sus curvas de frecuencia
estrepitosamente.
.- Tranquilo. Hijo mío; si yo ya estoy a punto de
cumplir los setenta, que no me voy a
asustar,
.- poco a poco, me tendré que
acostumbrar.
Sus pulsaciones fueron
volviendo a la normalidad.
.- bueno nos vamos, otro día que te quedas
sin desayunar.
.- ¿y eso?
.- una prueba que te tiene que realizar
el doctor Benítez,
.- pues hasta que llegue, le echaré un ojo al facebook,
.- si, mejor dejamos la
gimnasia para mañana, que hoy estés descansado.
Allá a eso de las once,
una mujer vestida de azul, algo frondosa, tras ella, un joven doctor con la
cabeza rapada.
.- buenos días,
.- buenos días,
.- Soy el doctor Benítez,
anestesista, (al tiempo que le alargaba el brazo para estrecharle la mano)
.- encantado
.- y ella es Isa, una auxiliar del equipo (él se
aproximó para darle la mano)
.- a mi dame dos besos que soy
una chica, aunque casada, (los tres se rieron de lo apostillado)
El doctor tomó la
palabra.
.- vamos a sentarnos un
momento, como solo hay una silla y un sillón, yo me sentaré en la cama. Ahora presta atención; te vamos a realizar
una prueba, como todo tiene una cosa mala y otra buena; primero la mala: Es la prueba más dolorosa, que te vamos a
efectuar, consiste en descubrir mediante la información de tu cerebro, donde
están los valores del dolor, desde el más tenue, al más intenso, rozando
incluso el umbral. No pongas esa cara
de susto, que ahora viene la buena: Al tener todos los datos informatizados, en
cada prueba posterior, incluso en tu operación, no sentirás más que un pequeño
cosquilleo, y al terminar, podrás seguir con una actividad normal, como la de
cualquier día, aunque ahora tengas un nudo en el estomago, para cualquier
paciente, esto sería todo un lujo.
.- no si entenderlo, lo
entiendo, pero entiéndalo usted, así en frio y a la primera de cambio.
En ese momento, Isa, se
levantó de la silla y se acercó para abrazarlo,
.- como diría tu madre: hijo, esto me va a doler más a mí que a ti,
pero tengo que hacerlo,
.- me parece a mí, que aquí
sois todos muy graciosos
.- vamos, contra antes empecemos antes acabamos. Túmbate en la cama y estate tranquilo, para
no provocar más dolor del necesario, te vamos a inmovilizar con correas brazos
y piernas, luego vamos a vendar tus ojos, para que tu cerebro emita una señal
limpia, sin que esta, esté interferida por el miedo, nosotros no hablaremos,
todo será por señas, tú no te cortes, grita, desahógate como quieras, digas lo
que digas, lo asumiremos con tranquilidad. ¿Vamos con un par?
.-habrá que ir, que
remedio. ¿Ya?
.- ya, túmbate y empezamos.
El doctor se sentó en la
mesa e introdujo una clave en el ordenador; mientras Isa, inmovilizaba a Francisco, en la
pantalla, todas las barras, iban moviéndose entre los distintos tonos de color,
hasta situarse todas en el verde más denso, cero absoluto, era un analizador de
espectros, con una calibración de +/-64, con un movimiento imperceptible, si no
fuera por el gran tamaño del monitor.
Comenzaron con un simple
pinchazo, con una aguja en el muslo; dependiendo de qué acción, se iba
cambiando la calibración de las barras, ajustándolas a la más idónea.
Pasados diez minutos,
Francisco pidió, que por favor le metiesen algo en la boca, para poder morder,
Isa, agarró un tubo de goma, que tenía a mano y se lo puso entre los
dientes. Prosiguieron durante otra,
media hora; en cada punzada, se miraban extrañados del aguante, esperando que
en cualquier momento, escupiese el tubo y se pusiese a lanzar improperios; no sucedió así, hasta después de estar
desatado, no soltó sus fauces.
.- ¿qué? ¿Estaréis contentos?
.- Más bien sorprendidos
Entonces soltó toda la rabia
contenida y comenzó a llorar, para desahogar la tensión. Con lagrimas en los ojos,
Isa, lo cogió entre sus brazos.
.- llora todo lo que
quieras, hasta que te canses; llora mi niño.
Después de un rato, respiró
hondo, dejó caer los brazos de la espalda de Isa.
.- ya, ya ha pasado
.- Francisco, no sé qué
pensar, cada día nos sorprendes más, no te entiendo, lo siento,
.- para entenderme, tendría
usted que haber vivido en mi barrio, todo este tiempo siendo la burla de todos,
incluso de los amigos; mira ahí va Paco
el loco, eso sí es duro, aquí por primera vez soy algo y si cualquier Paquito
el loco de niño puede dejar de serlo, es bastante.
.- perdona mi desconocimiento,
creo que aquí, con tigo, vamos a aprender más de lo que esperábamos. Gracias.
.- espero que la prueba haya
salido bien,
.- ha sido perfecta, vete
pensando que te apetece hoy de comer, que vamos a buscarlo donde haga falta.
Cuando quedó solo, el
pensar en que le apetecía comer, le hizo olvidarse del malestar que le quedaba
en el cuerpo, después de aguantar tanto dolor, se sentó en el ordenador y
empezó a buscar platos difíciles de encontrar, le daba igual, aunque su sabor
no le gustase, ahora le tocaba a él tocar los huevos.
Había platos que eran tan
extraños como repugnantes, ya empezaba a
tener hambre y de repente pensó: ¿pero realmente, que me apetece?
Sabiendo de la existencia de
los micrófonos dio una voz: ¿puede venir un auxiliar un momento?
Pasados unos minutos, en
la sala contigua (de visitas) apareció Andrés, un señor de pelo blanco al que
conocía de las visitas anteriores a su ingreso.
.-hola, ¿necesitas algo?
.-si, ya tengo pensado que
quiero comer hoy
.- tú dirás
De pronto se le soltó una
carcajada
.- ¿a quién se le ha ocurrido la idea de vestirte de rosa?
.- caya, caya, que vaya cruz
me ha caído, con el dichoso uniforme
.-perdona no lo he podido evitar
.- perdonado y ¿de lo de la
comida?
.-a sí. Mandad a alguien a mi
casa y que me traiga un plato de lo que haya cocinado mi madre hoy, eso, eso
quiero comer.
.- ahora mismo salen para ya.
Llámalos, que sepan que vamos, no nos den con la puerta en las narices.
.- me gustaría que me lo trajese mi madre, pero eso no va a ocurrir
.-tranquilo, todo se andará.
.- ahora llamo, hasta luego
.-adiós.
Estaba de espaldas,
cuando un poco antes de las tres, se abrió la puerta, enseguida supo que era
Andrea, por su pequeño cuerpo cubierto de color morado.
.-Hola Andrea
.- que pasa ruiseñor, aquí te
traigo la comida
.- Gracias por ir a mi casa
.- que sepas que he aprovechado para hablar con tu hermano, y esta
tarde viene
.- eso sí que es una alegría
.- pues nada a comer, anda que
yo me pensaba que nos ibas a mandar a por percebes, ja, ja, pero seguro que
esto te gusta más.
Fue irse, sentarse en la silla
y disponerse a levantar la tapadera; Garbanzos con arroz, y unas alas fritas de
segundo. Cada cucharada la saboreaba
como el mejor manjar, era cono estar recibiendo un beso de su madre en cada
grano de arroz y un abrazo cada vez que tragaba un garbanzo.
Ahora sí que lo tengo claro,
voy a llegar hasta el final, aunque ellos no lo entiendan, no por mí, quiero
que cuando esto termine se sientan orgullosos de ser mi familia y de que una
vez por todas, en el barrio los miren con envidia, no con pena por tener un
hijo loco.
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