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jueves, 30 de mayo de 2013

El coballa, con (LL) parte:3


 
       Sonó el teléfono.
  .- ¿sí?
       .- arriba dormilón, que son las siete y media
.- vale, vale,
       .- directo al aseo,
.- ahora voy
                Volvió sonar  a los dos minutos.
       .- te has vuelto a tumbar
.- no
       .- listillo, que te estoy viendo
.- qué asco de cámaras
         .-esto es lo malo, pero ya te acostumbrarás, imagínate que es como un gran hermano, pero no te dejan nominar.
  .- que risa me da
       .- acostúmbrate a no disimular, a los sensores no los vas a engañar.
.- eso, dame ánimos
      .- que te laves la cara de una vez, cuelga y arreando
               Según se estaba duchando, de pronto:
      .- ¿cómo va la cosa?
.- ¿qué coño pasa ahora?
       .- tranquilo, también hay instalados altavoces y micros
.- Joder, que estoy en pelotas
          .-a mí, me da igual
.- eres un poco cabroncete ¿no?
        .- si, ¿pero? ¿a que soy gracioso?
.- vete a la mierda
              Justo acababa de secarse cuando entraron la doctora Elvira y Miguel, con cara de cachondeo.
 .- ¿Qué os hace tanta gracia? 
              La doctora cogió el mazo de cables.
        .-quítate la toalla y ponte aquí de pie, que empezamos.
              El mismo procedimiento que el primer día, colocando y comprobando uno por uno, todos los sensores.   Cuando ya estaba terminando de ajustarlos para evitar molestias:
        .- ¿te cuento un secreto?
.- vale
       .- llevo con Miguel, desde las siete y veinte, por eso nos reíamos
 .-que me estaba duchando,
            .- ya, ¿y qué?; ahora estoy colocándote esto y llevas la misma ropa.
          Se puso colorado como un tomate, todos los monitores empezaron a cambiar sus curvas de frecuencia estrepitosamente.
           .- Tranquilo.  Hijo mío; si yo ya estoy a punto de cumplir   los setenta, que no me voy a asustar,
.- poco a poco, me tendré que acostumbrar.
             Sus pulsaciones fueron volviendo a la normalidad.
       .- bueno nos vamos, otro día que te quedas sin desayunar.
 .- ¿y eso?
           .- una prueba que te tiene que realizar el doctor Benítez,
.- pues hasta que llegue, le echaré un ojo al facebook,
          .- si, mejor dejamos la gimnasia para mañana, que hoy estés descansado.
                  Allá a eso de las once, una mujer vestida de azul, algo frondosa, tras ella, un joven doctor con la cabeza rapada.
         .- buenos días,
.- buenos días,
         .- Soy el doctor Benítez, anestesista, (al tiempo que le alargaba el brazo para estrecharle la mano)
.- encantado
         .-  y ella es Isa, una auxiliar del equipo (él se aproximó para darle la mano)
                  .- a mi dame dos besos que soy una chica, aunque casada, (los tres se rieron de lo apostillado)
         El doctor tomó la palabra.
     .- vamos a sentarnos un momento, como solo hay una silla y un sillón, yo me sentaré en la cama.   Ahora presta atención; te vamos a realizar una prueba, como todo tiene una cosa mala y otra buena; primero la mala:   Es la prueba más dolorosa, que te vamos a efectuar, consiste en descubrir mediante la información de tu cerebro, donde están los valores del dolor, desde el más tenue, al más intenso, rozando incluso el umbral.   No pongas esa cara de susto, que ahora viene la buena:     Al tener todos los datos informatizados, en cada prueba posterior, incluso en tu operación, no sentirás más que un pequeño cosquilleo, y al terminar, podrás seguir con una actividad normal, como la de cualquier día, aunque ahora tengas un nudo en el estomago, para cualquier paciente, esto sería todo un lujo. 
 .- no si entenderlo, lo entiendo, pero entiéndalo usted, así en frio y a la primera de cambio.
        En ese momento, Isa, se levantó de la silla y se acercó para abrazarlo,
           .- como diría tu madre: hijo, esto me va a doler más a mí que a ti, pero tengo que hacerlo,
 .- me parece a mí, que aquí sois todos muy graciosos
       .- vamos, contra antes empecemos antes acabamos.  Túmbate en la cama y estate tranquilo, para no provocar más dolor del necesario, te vamos a inmovilizar con correas brazos y piernas, luego vamos a vendar tus ojos, para que tu cerebro emita una señal limpia, sin que esta, esté interferida por el miedo, nosotros no hablaremos, todo será por señas, tú no te cortes, grita, desahógate como quieras, digas lo que digas, lo asumiremos con tranquilidad. ¿Vamos con un par?
.-habrá que ir, que remedio.   ¿Ya?
       .- ya, túmbate y empezamos.
             El doctor se sentó en la mesa e introdujo una clave en el ordenador;  mientras Isa, inmovilizaba a Francisco, en la pantalla, todas las barras, iban moviéndose entre los distintos tonos de color, hasta situarse todas en el verde más denso, cero absoluto, era un analizador de espectros, con una calibración de +/-64, con un movimiento imperceptible, si no fuera por el gran tamaño del monitor.
         Comenzaron con un simple pinchazo, con una aguja en el muslo; dependiendo de qué acción, se iba cambiando la calibración de las barras, ajustándolas a la más idónea.
         Pasados diez minutos, Francisco pidió, que por favor le metiesen algo en la boca, para poder morder, Isa, agarró un tubo de goma, que tenía a mano y se lo puso entre los dientes.   Prosiguieron durante otra, media hora; en cada punzada, se miraban extrañados del aguante, esperando que en cualquier momento, escupiese el tubo y se pusiese a lanzar improperios;   no sucedió así, hasta después de estar desatado, no soltó sus fauces.
.- ¿qué? ¿Estaréis contentos?
         .- Más bien sorprendidos
      Entonces soltó toda la rabia contenida y comenzó a llorar, para desahogar la tensión.   Con lagrimas en los ojos, Isa, lo cogió entre sus brazos.
        .- llora todo lo que quieras, hasta que te canses; llora mi niño.
                Después de un rato, respiró hondo, dejó caer los brazos de la espalda de Isa.
 .- ya, ya ha pasado
      .- Francisco, no sé qué pensar, cada día nos sorprendes más, no te entiendo, lo siento,
 .- para entenderme, tendría usted que haber vivido en mi barrio, todo este tiempo siendo la burla de todos, incluso de los amigos;  mira ahí va Paco el loco, eso sí es duro, aquí por primera vez soy algo y si cualquier Paquito el loco de niño puede dejar de serlo, es bastante.
     .- perdona mi desconocimiento, creo que aquí, con tigo, vamos a aprender más de lo que esperábamos.  Gracias.
 .- espero que la prueba haya salido bien, 
      .- ha sido perfecta, vete pensando que te apetece hoy de comer, que vamos a buscarlo donde haga falta.
            Cuando quedó solo, el pensar en que le apetecía comer, le hizo olvidarse del malestar que le quedaba en el cuerpo, después de aguantar tanto dolor, se sentó en el ordenador y empezó a buscar platos difíciles de encontrar, le daba igual, aunque su sabor no le gustase, ahora le tocaba a él tocar los huevos.
         Había platos que eran tan extraños como repugnantes,  ya empezaba a tener hambre y de repente pensó: ¿pero realmente, que me apetece?
        Sabiendo de la existencia de los micrófonos dio una voz: ¿puede venir un auxiliar un momento?
      Pasados unos minutos, en la sala contigua (de visitas) apareció Andrés, un señor de pelo blanco al que conocía de las visitas anteriores a su ingreso.
     .-hola, ¿necesitas algo?
.-si, ya tengo pensado que quiero comer hoy
     .- tú dirás
            De pronto se le soltó una carcajada
.- ¿a quién se le ha ocurrido la idea de vestirte de rosa?
      .- caya, caya, que vaya cruz me ha caído, con el dichoso uniforme
.-perdona no lo he podido evitar
      .- perdonado y ¿de lo de la comida?
.-a sí.  Mandad a alguien a mi casa y que me traiga un plato de lo que haya cocinado mi madre hoy, eso, eso quiero comer.
        .- ahora mismo salen para ya.   Llámalos, que sepan que vamos, no nos den con la puerta en las narices.
.- me gustaría que me lo trajese mi madre, pero eso no va a ocurrir
        .-tranquilo, todo se andará.
.- ahora llamo, hasta luego
         .-adiós.
               Estaba de espaldas, cuando un poco antes de las tres, se abrió la puerta, enseguida supo que era Andrea, por su pequeño cuerpo cubierto de color morado.
.-Hola Andrea
     .- que pasa ruiseñor, aquí te traigo la comida
 .- Gracias por ir a mi casa
       .- que sepas que he aprovechado para hablar con tu hermano, y esta tarde viene
.- eso sí que es una alegría
            .- pues nada a comer, anda que yo me pensaba que nos ibas a mandar a por percebes, ja, ja, pero seguro que esto te gusta más.
              Fue irse, sentarse en la silla y disponerse a levantar la tapadera; Garbanzos con arroz, y unas alas fritas de segundo. Cada cucharada la saboreaba como el mejor manjar, era cono estar recibiendo un beso de su madre en cada grano de arroz y un abrazo cada vez que tragaba un garbanzo.
         Ahora sí que lo tengo claro, voy a llegar hasta el final, aunque ellos no lo entiendan, no por mí, quiero que cuando esto termine se sientan orgullosos de ser mi familia y de que una vez por todas, en el barrio los miren con envidia, no con pena por tener un hijo loco.

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