Estamos a 5 de Mayo de 2013, es un domingo normal, pero tiene una
connotación importante, es el día de la madre.
Se puede recurrir a lo de: todos los días hay que querer a una
madre; pues no faltaría más; pero
coincide que este año, cae justo en unos días en los que pensaba mostrarles muy especialmente
mi agradecimiento.
En este día, tiene un gran significado el felicitar a las madres como
esposas; la de mi padre y la mía propia,
las cuales tienen mucho en común, y en gratitud a su labor, me dispongo a
dedicarles unas letras, tomándome la licencia de escribirlas en nombre de los
amigos de la clave de Do en tercera.
En este largo caminar de nuestro brazo, os ha tocado cambiar los sábados
y domingos por el martes y miércoles, saliendo a dar un paseo en días de
diario, sin tumultos, al revés que todos los conocidos, pero amarraditos los
dos, con los retoños de la mano.
Compartiendo las vacaciones de verano con familiares cercanos, todas con
sus respectivas parejas, todas menos vosotras,
disimulando el malestar de nuestra
ausencia, para que los demás lo aceptasen con normalidad.
Sabiendo que siempre al belén le faltaría el San José, que en la cena de
Nochebuena, habría en la mesa una silla vacía, que en las campanadas de
Nochevieja estaría ausente el reloj del que queriais oir su tic,tac y todas como reinas, deberíais sustituir a los
tres reyes magos.
Habéis sabido educar a nuestros hijos e hijas , para que entendieran, incluso
admiraran la profesión su padre, esa, esa que tanto les ha robado, la que ha impedido año tras año, que papá estuviese
en la fiesta de fin de curso, por el simple hecho de celebrarse en sábado, con
la intención de facilitar la asistencia al resto, (la mayoría de los cuales ni
aparecían).
Siempre habéis sido las mejores madres del mundo, cuidando cada detalle,
haciendo que nunca se notase esa distancia en momentos críticos y delicados,
teniendo que tomar decisiones que os gustaría haber consultado, echando en
falta quien os diera una segunda opinión, y el apoyo del que por circunstancias de la onomástica, se
encontraba repartiendo alegría a otros, por esos mundos de dios.
Nos sentimos orgullosos de vosotras, de la suerte que hemos tenido de
encontraros, y yo además, de tener una madre que ha sabido sobreponerse a la
hora de ver partir, también a sus hijos por esas carreteras, acompañados por
Santa Farándula.
Sería una ironía pedir perdón
por haber escogido a una compañera de viaje tan exigente, mejor daros las
gracias por haber sabido aguantarnos y compartirnos con ella.
Felicidadas en este día y Gracias, muchas Gracias.
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