Con zapatos de
tacón.
Medias de
recta costura.
Vestido largo
de noche
abierto hasta
la rodilla.
Ceñidito de
caderas,
encorsetada
cintura,
que deja la
espalda al aire
donde el
cabello se acuna.
Rojos labios y
carnosos.
Bajo un
antifaz alado,
se esconden
sus Verdes ojos.
Y una diadema
de flores,
unidas con
hilo de oro.
Uñas de gata
afiladas,
para cobrar
una presa.
Pipa de plata
en sus dedos,
humeando
perfume a cera.
Carroñera acomplejada
que ocultas tu piel de escamas
tras el disfraz de pantera.
que ocultas tu piel de escamas
tras el disfraz de pantera.
Su único fin
la venganza,
su consuelo la
tortura.
Su pena la
soledad
cuando se
oculta la luna.
Por eso sale
de noche
altos sueños
baja cuna.
Preguntas en
su interior,
cómo respuesta… ninguna.
Hacer el mal
la costumbre,
Y el lodazal
su fortuna.
Si en el fuego
del infierno
nos volvemos a
encontrar.
Piensa que
fuiste la garra
que sembró
desconfianza
en alguien que
siempre dio
y que nunca
pidió nada.
Entonces, no
pidas tú.
Pues el
dar… también se acaba.
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