Se ha reprimido su voz
cubriendo
su blanco rostro
con un
pañuelo empapado
en olas
de agua marina.
Valentía y cobardía
se fundieron
en abrazo
subyugando
la locura
en brazos
de la razón.
Los vientos huracanados
entretejían
las redes
petulantes
y mafiosas
apestadas
de poder.
Los tiempos no son propicios
para cantar
libertades
insensatas
de cordura.
Las cuerdas de la guitarra
cubiertas
por crespón negro
quedaron
mudas también.
El árbol perdió sus hojas
la fuente
se quedó seca
manos vacías
de pan
y los
ojos ya no lloran
detrás de
los ventanales.
Los fusiles se han callado
la sangre
cubre la cama
y la
luna quedó en luto
a través
de los cristales.
Mañana los dictadores
alzarán su
brazo al cielo
y el
poeta cantará
desde otras
tierras lejanas,
con la
alfombra musical
de bronce
tocando a duelo
del bronce,
de las campanas.
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