Sentado a la mesa en esa cueva donde
habita el grifo, que con sus garras baraja las tarjetas coloreadas antes de
depositarlas boca abajo en el centro de los manjares.
Elixires que ni la alquimia puede superar. Pócimas que sustentan el cuerpo de los mortales.
Delicias que envidian las almas de no
poder saborear.
Una partida, en la que ninguno sabe lo que
se juega. Solo la razón sabe de la
respuesta aunque la sinrazón a veces sea lo más coherente.
Él coge la cuchara para probar la sopa que
humea desprendiendo melodías. Silueta
de danzarina que incita a bailar a los despistados fideos que se mueven
libremente por los termales manantiales.
El grifo abre sus alas para impregnarlas con
el vaho. Al tiempo que acerca su pico al plato para sorber
su esencia mientras con sigilo se dispone raudo a levantar el primer cartón
estampado del montón.
Voltea la tarjeta con suavidad para
descubrir su enigma.
El dibujo de un tarro de barro le solicita
una respuesta.
Apoya
su espalda en la silla y envuelve su cola al travesaño de las patas para
contestar: .- ¡dulce!
Rafael contesta en voz baja:
.-
estás equivocado.
Mira
hacia su lado derecho y guiñando un ojo sonríe antes de seguir diciendo:
.-
ay grifo, como se nota que nunca comiste aquí.
Verdad querida. Como se nota.
El grifo queda pensativo.
.-
mira grifo, el dulce no es que se exceda en este lugar, pero la sal es escasa. Todo está soso. No hace falta que pienses tanto para una
solución tan simple.
--- Bella se siente orgullosa de la manera
de explicar la cuestión ---.
A cucharadas y sorbos van llegando al
fondo del plato intentando pillar los fideos que se escabullen como viscosos
pececillos.
En otro plato unas rodajitas naranjas dan gracia
a un manto de vainas verdes cocidas que arrinconan a un pequeño filete
deslucido.
Ahora es Rafael quien coge el cartón de la
mesa y da la vuelta con cuidado para que solo él y Bella puedan ver su anverso.
Es un
as de copas. Ella le hace un gesto
pícaro.
.-que
mala (piensa él)
Grifo se impacienta. La duda le hace
ponerse nervioso ante la mirada relajada de Rafael.
Pone la carta boca arriba y coge con su
mano el tenedor.
.-
la carne es roja ¿verdad?
.- verdad, contesta grifo
--- Pincha un cachito de zanahoria y se lo
ofrece --
.-
porque a ti el verde no te gusta ¿verdad?
.- verdad, vuelve a contestar
Lo
introduce en su pico y…
.- buag, que asco, pero esto no es carne
Entonces Rafael, coge la copa de agua y se
la acerca con amabilidad para quitarle el mal sabor de boca
.-
bebe y traga, que si te ven escupir la comida nos llevamos la bronca
.- has ganado. Me has dado en el punto
débil.
Grifo se levanta malhumorado con la
intención de irse, pero él, le suplica que se quede. Sabe que si se marcha ya nunca lo volverá a
ver.
.-
Espera, espera. Hagamos una cosa. Yo me
como las vainas y tú el filete, aunque sea pequeño
.-pero no es rojo
.-
claro, es pavo deslavazado. No es
muy sabroso pero bueno que vamos a pedir, algo es algo
El filetito es demasiado pequeño para un
ser tan grande y Rafael tampoco es que tenga demasiada hambre.
.-
¿porqué no pruebas las vainas? Están muy suaves
.- no, no. Son verdes
.-
tampoco te vas a morir por probarlas
--- Pincha una, pincha otra. ---
.-Bueno se pueden comer. Comparadas con el pavo casi llegan a ser un
manjar.
Solo queda una pequeña manzana sobre la
mesa
.- ahora ¿quién coge carta?
--Pregunta grifo—
.-
yo creo que ninguno de los dos, buena gana
Grifo se ha dado cuenta de las miradas
de complicidad que Rafael lanza a cada momento a esa silla vacía. Debe de ser muy bella. Coge el cuchillo y con cuidado parte la
fruta en tres cachos iguales. Primero pone uno a la dama, luego otro para
Rafael y el que queda lo deja en su lado.
.-
que buen detalle. Bella dice que si te gusta la fruta
.- no es que me entusiasme, pero al
menos está dulce.
Entonces
los dos pueden apreciar una voz que susurra:
.-goloso.
El grifo, aprovecha un despiste para
coger con sigilo el cacho de manzana y esconderlo bajo la mesa.
Un señor se acerca y da un golpecito en
el hombro de Rafael
.- bueno, muy bien, veo que
has terminado todo. Así me gusta
.-
no. Me ha ayudado…
Arturo mira a un lado y a otro. Nadie
lo acompaña a la mesa.
.- ¿te ha ayudado quién?
.-
Grifo. Está ahí
El cuidador se marcha riendo y
Rafael se va a su sillón.
Al
rato llega un ángel de bata azul claro y una melena larga que le cae sobre el
pecho. (Andrea)
.- Rafael despierta. Me han dicho que hoy
has comido con Grifo.
Él
intenta recordar.- ¿Quién es grifo?
.- venga haz un esfuerzo. Cierra los ojos e intenta recordar la sopa, a
ver si algo se refleja en ella
.-
Bella. Bella siempre está
.- ay… Bella. Venga,
no te duermas, que en un rato hay que ir hacer los ejercicios.
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