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martes, 15 de octubre de 2019

Minutos de Vida (02)




       Sentado a la mesa en esa cueva donde habita el grifo, que con sus garras baraja las tarjetas coloreadas antes de depositarlas boca abajo en el centro de los manjares.
    Elixires que ni la alquimia puede superar.    Pócimas que sustentan el cuerpo de los mortales.   Delicias que envidian las almas de no poder saborear.
    Una partida, en la que ninguno sabe lo que se juega.  Solo la razón sabe de la respuesta aunque la sinrazón a veces sea lo más coherente.
     Él coge la cuchara para probar la sopa que humea desprendiendo melodías.   Silueta de danzarina que incita a bailar a los despistados fideos que se mueven libremente  por los termales manantiales.
       El grifo abre sus alas para impregnarlas con el vaho.   Al tiempo que acerca su pico al plato para sorber su esencia mientras con sigilo se dispone raudo a levantar el primer cartón estampado del montón.
    Voltea la tarjeta con suavidad para descubrir su enigma.
        El dibujo de un tarro de barro le solicita una respuesta.
             Apoya su espalda en la silla y envuelve su cola al travesaño de las patas para contestar:   .- ¡dulce!
    Rafael contesta en voz baja:
.- estás equivocado.
Mira hacia su lado derecho y guiñando un ojo sonríe antes de seguir diciendo:
.- ay grifo, como se nota que nunca comiste aquí.   Verdad querida.  Como se nota.
       El grifo queda pensativo.
.- mira grifo, el dulce no es que se exceda en este lugar, pero la sal es escasa.   Todo está soso.   No hace falta que pienses tanto para una solución tan simple.
            --- Bella se siente orgullosa de la manera de explicar la cuestión ---.
     A cucharadas y sorbos van llegando al fondo del plato intentando pillar los fideos que se escabullen como viscosos pececillos.
 En otro plato unas rodajitas naranjas dan gracia a un manto de vainas verdes cocidas que arrinconan a un pequeño filete deslucido.
       Ahora es Rafael quien coge el cartón de la mesa y da la vuelta con cuidado para que solo él y Bella puedan ver su anverso.
       Es un as de copas.    Ella le hace un gesto pícaro.
.-que mala  (piensa él)
         Grifo se impacienta. La duda le hace ponerse nervioso ante la mirada relajada de Rafael.
     Pone la carta boca arriba y coge con su mano el tenedor.

.- la carne es roja ¿verdad?
       .- verdad, contesta grifo
    --- Pincha un cachito de zanahoria y se lo ofrece --
.- porque a ti el verde no te gusta ¿verdad?
        .- verdad, vuelve a contestar
Lo introduce en su pico y…
       .- buag, que asco, pero esto no es carne
    Entonces Rafael, coge la copa de agua y se la acerca con amabilidad para quitarle el mal sabor de boca
.- bebe y traga, que si te ven escupir la comida nos llevamos la bronca
        .- has ganado. Me has dado en el punto débil.
      Grifo se levanta malhumorado con la intención de irse, pero él, le suplica que se quede.      Sabe que si se marcha ya nunca lo volverá a ver.
.- Espera, espera.   Hagamos una cosa.   Yo me como las vainas y tú el filete, aunque sea pequeño
        .-pero no es rojo
.- claro, es pavo deslavazado.      No es muy sabroso pero bueno que vamos a pedir, algo es algo
       El filetito es demasiado pequeño para un ser tan grande y Rafael tampoco es que tenga demasiada hambre.
.- ¿porqué no pruebas las vainas? Están muy suaves
          .- no, no. Son verdes
.- tampoco te vas a morir por probarlas
        --- Pincha una, pincha otra. ---
        .-Bueno se pueden comer.   Comparadas con el pavo casi llegan a ser un manjar.
      Solo queda una pequeña manzana sobre la mesa
          .- ahora ¿quién coge carta? --Pregunta grifo—
.- yo creo que ninguno de los dos, buena gana
       Grifo se ha dado cuenta de las miradas de complicidad que Rafael lanza a cada momento a esa silla vacía.     Debe de ser muy bella.     Coge el cuchillo y con cuidado parte la fruta en tres cachos iguales. Primero pone uno a la dama, luego otro para Rafael y el que queda lo deja en su lado.
.- que buen detalle. Bella dice que si te gusta la fruta
        .- no es que me entusiasme, pero al menos está dulce.
Entonces los dos pueden apreciar una voz que susurra:
                      .-goloso.
       El grifo, aprovecha un despiste para coger con sigilo el cacho de manzana y esconderlo bajo la mesa.
      Un señor se acerca y da un golpecito en el hombro de Rafael
                 .- bueno, muy bien, veo que has terminado todo.   Así me gusta
.- no. Me ha ayudado…
         Arturo mira a un lado y a otro. Nadie lo acompaña a la mesa.
              .- ¿te ha ayudado quién?
.- Grifo. Está ahí
           El cuidador se marcha riendo y Rafael se va a su sillón.
Al rato llega un ángel de bata azul claro y una melena larga que le cae sobre el pecho. (Andrea)
      .- Rafael despierta. Me han dicho que hoy has comido con Grifo.
Él intenta recordar.- ¿Quién es grifo?
          .- venga haz un esfuerzo.      Cierra los ojos e intenta recordar la sopa, a ver si algo se refleja en ella
.- Bella. Bella siempre está
        .- ay… Bella.     Venga, no te duermas, que en un rato hay que ir hacer los ejercicios.




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