Después de comer se levantó viento. Su fuerza se incrementaba por
momentos, al tiempo que el cielo se cubría a negro. Todo el personal subió a cerrar las persianas
de las habitaciones de las plantas superiores.
Las partidas a juegos de azar, se sustituyeron
por corrillos, en los que cada uno narraba experiencias tenebrosas de fenómenos
atmosféricos que acontecieron en su juventud.
Rafael en su sillón, permanecía tapado con una
manta que sujetaba con fuerza. El infernal ruido lo tenía atemorizado. Cerraba los ojos con fuerza, pensando que
aquello taponaría sus oídos.
Andrea se sentó a su lado para cogerle la mano.
.-
no tengas miedo, no pasa nada
.- ese ruido, ese ruido
.-
es el aire
.- no. Son ellos
.-
¿Ellos? ¿Quiénes?
.- ellos. Los pájaros
.- como van a ser los pájaros. Los pájaros cantan bonito
.- los otros pájaros. Los blancos. Los de ojos
grandes
De pronto se puso a granizar y los hielos golpeaban los cristales del
comedor con fiereza.
.- bajar las persianas (gritó la directora) nos va a partir todos los
cristales
Los fluorescentes se encendieron ante la
inminente oscuridad. Algo superior a sus fuerzas, tenía atormentado a Rafael y
Andrea no podía hacer otra cosa que acariciarle las manos para que se sintiese
protegido.
Cerca de ellos, sentados junto a una mesa
estaban charlando Arturo y Laura.
Comentaban
la locuacidad de algunos para poner énfasis en las historias que contaban y la
admiración que provocaban en el resto del corrillo. Cuando un rayo cayó cerca de allí. Se produjo un chasquido seco que dejó a
todos en silencio. Un segundo y el estruendo, hizo temblar todo
el edificio.
Rafael se levantó y fue
corriendo hasta la puerta
.- usted, por favor, deje entrar a mi perro
---- La
directora lo miró pasivamente ---
.-
pero si tú no tienes perro
.- SÍ, mi perro (a gritos)
Laura hizo ademán de levantarse para
recriminarle por vocear, pero ya estaba allí Andrea para calmarlo.
.-
déjalos cariño, estos no entienden
.- pero…
.- no te preocupes que yo le dejo entrar
(cuchicheándoselo al oído)
Arturo
le comentaba a Laura lo que había pasado en el gimnasio. En esos momentos, volvían tan contentos
Andrea y Rafael del pasillo.
Este se
paró frente a la mesa y con una mirada
que nunca habían visto en su rostro…
.- tú, sí tú.
Creía que eras mi amigo, pero solo eres un envidioso
--- Laura le recriminó ---
.- oye Rafael, que hoy estás muy tonto
.- SÍ. Envidioso, porque él no puede verlo por
lo que le pasó de pequeño
---- Andrea los miró con una sonrisa irónica ---
.-
déjalos. Vamos a jugar los cuatro a tu sillón
.- ¿los cuatro? ¿Qué cuatro?
Preguntó Laura
.-
Bella siempre está con nosotros dos, pero hoy tenemos un nuevo compañero
.- claro Bella ¿tú también ves a Bella?
.-
Bella es su memoria y usted no se para que ha estudiado. Vaya manera de hacer
perder el tiempo a sus profesores.
Esas
palabras se le clavaron como cuchillos, pero al mismo tiempo dejaron una duda
sobre lo que podía estar ocurriendo en esa mente tan confusa.
Si no
era capaz de romper su hermetismo, no la llegaría a comprender y si no
comprendía algo que hasta una cuidadora era capaz de entender, sería para ella
como una asignatura pendiente.
Algo
le había hecho saltar un resorte que le incitaba a indagar en lo que había
pasado, en Bella, en el perro. Pero su orgullo la retenía anclada a aquella
silla.
Rafael
y Andrea ya se habían olvidado de lo sucedido, hablaban y reían, él giraba la
cabeza hacía un lado con mirada tierna, mientras ella acariciaba el aire a unos
palmos del suelo.
Laura debía parar aquella incongruencia
o se unirse al juego, pero le daba vergüenza levantarse e ir a jugar con la
fantasía.
Arturo fue a… (Qué más da) El
caso es que Laura se sintió liberada al quedarse sola, sin nadie enfrente a
quién dar explicaciones de donde iba o a qué.
Se acerco a ellos y se
puso a acariciar al perro.
.- buenas tardes, qué tal todo
--- Rafael se comenzó a
reír ---
.- señora ¿Qué hace ahí agachada?
.- acariciando al perro
.- si
ahí no está Perro
Laura que ya sabía la historia se limitó a decir:
.- me has descubierto, yo también recibí un gran golpe
.- mira Bella, otra que no ve a los perros
Al
ver al interés mostrado, Andrea creyó esa una gran oportunidad para convencer a
Laura
.-
Rafael ¿Cómo me llamo?
.- ummmm
.-
recuerda, pregúntale a Bella
.- ummmmmmm
.-
por favor, por favor, por favor, (apretando los puños y cerrando los ojos)
.- mi ángel
.-
venga, un poquito más. Díselo Bella
.- An-dre-a
.-
BIENNNN. Gritó con todas sus fuerzas quedando a todos pasmados, pensando se ha
vuelto loca
--- Rafael y Laura se pusieron a reír a carcajadas ---
.-
¿se da cuenta? Se lo dije. Ve como tengo razón
Miró al techo dando gracias y volvió a gritar sin importarle
el qué dirán:
.-
BIENNNNNNN… CHÓCALA. Poniendo su mano
con la palma abierta ante Rafael.
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