Me dijiste; yo te quiero.
Entonces, yo te creí,
pues tus ojos no mentían,
solo, que yo no entendí.
Me dijiste; yo te quiero.
Instinto de posesión
que yo ignorar preferí.
Me querías como esclava
siempre sumisa ante ti.
Antes de leer nada, hacer una reflexión: Lavarle la cabeza a un burro, es perder agua, tiempo y jabón.
Me dijiste; yo te quiero.
Entonces, yo te creí,
pues tus ojos no mentían,
solo, que yo no entendí.
Me dijiste; yo te quiero.
Instinto de posesión
que yo ignorar preferí.
Me querías como esclava
siempre sumisa ante ti.
Como pasa el tiempo… recuerdos que se esfuman en el aire y otros
que nunca logras olvidar.
Hoy 29/04/2022, hace 27 años, nacía mi hija Raquel.
Toda una vida llena de contradicciones,
inseguridades y emociones de gran
amplitud.
Como siempre, su mayor regalo la sonrisa que
brinda sin pedir nada a cambio; Su
quietud, que hace se mueva todo su alrededor y esa mirada que pronuncia versos
metafóricos plasmando pinceladas abstractas, en un mundo ignorante que no entiende más allá
del horizonte de su propio ego.
Siempre aquí a mi lado.
Componiendo versos musicales,
melódicos
textos.
Reivindicando
las palabras mudas,
mirando
a través de los ojos felinos.
Juntos
de la mano
recorriendo este camino,
que no lleva a ninguna parte
y algunos llaman destino.
Mi musa de alas doradas
que
nunca logró volar.
Zapatitos de cristal
que
en sueños caminarán.
FELICIDADES Raquel
Te prestaré mis alas.
Te enseñaré a volar.
Sin preguntar,
te elevarás.
Esperaré sentada
tejiendo la red
que amortigüe la caída.
Acaríciame el lomo
desde la nuca a la cola,
Que yo clavaré mis uñas
en tus vibrantes caderas
hasta que me vuelvas loKa.
Tanto
te amé,
que
el adiós
me
hizo odiarte.
No
es que consiga
alcanzar
la indiferencia.
Pero
que tranquilidad,
lo
que el cuerpo lo agradece.
Gracias.
Y
no se te ocurra volver.
Luce azabache la
alcoba
cuando se apaga el candil.
Las pupilas se
dilatan
al menguar de las pestañas.
Los pensamientos
se escapan
imaginando arco
iris
de
acompasado latir.
Dedos caminan sin rumbo
recorriendo
palmo a palmo
cada poro
de su piel.
Esas montañas
nevadas
que siempre al cielo miraban.
Esos vaivenes,
sus ondas,
que siempre
estuvieron planas.
Esa
pradera de flores
que quedaron sin
semilla.
El tiempo
nunca perdona,
la
gravedad va afectando
a todo
aquello que brilla.
Recuerdos de
juventud
cuando su cuerpo era esbelto.
Alaridos
susurrantes
de lo que está por venir.
Los gemidos delicados.
La ternura como
senda.
La suavidad
como fin.
Lentamente, paso a paso
imaginando un
corcel,
de largas
crines al viento
al que
acariciar su piel.
Cuando
se ve el horizonte
el cabalgar
se hace intenso,
ya no sujeta las
riendas,
se le desboca el aliento.
Un volcán hace
erupción.
Después una
dulce calma.
El cuerpo
queda marchito,
entre
las sábanas blancas.
Camino al estrado.
Pies descalzos que se arrastran
para detener el tiempo.
Manos que tiemblan de miedo.
Mirada nublada.
El sol que despunta allá en las montañas.
Griterío confuso en la multitud.
Un lazo en el cuello
con nudo trenzado,
cabeza cubierta con negro capuz.
De pronto el silencio Anuncia la hora.
Se abre la trampilla,
el cuerpo colgado queda de la soga.
La plaza se alivia, pensando,
que aquel al que han
dado muerte
era el único villano,
que estaba sobre el
cadalso.
con
su gran cara de
luna ,
siempre
empuñando la espada
va
guerreando en la
lucha .
La
princesa futbolera
que
en la Paz
busca el abrazo ,
para volver
a jugar
vistiendo
el número cuatro .
Ejemplo
de valentía
ante las
adversidades
que se
acuestan en su
cama .
Gracias
le mando en
un beso ,
y alzando la
vista al cielo:
que este
partido lo ganas .
Me levanté atravesada
con esta vida
que llevo.
Fui a ponerme
los zapatos
y me coincidió
el izquierdo.
Al mirarme
en el espejo
vi mi cara
adormilada
y repudié su reflejo.
Hasta el chichi
de vestir
la sonrisa permanente.
De aparentar
fortaleza
mostrando que soy
valiente.
De llorar siempre
a escondidas.
De anteponer los deseos
de aquellos que me rodean
antes de ser yo feliz.
De que
al volver del
trabajo
la casa esté
hecha un desastre
y siempre me toque
a mí.
Hasta el chichi,
sí hasta el
chichi,
por no decir un
palabro
que les suene
malsonante.
Pues aunque
esté cabreada,
aunque no haya
quien me aguante,
me gusta tener
cordura
pues sigo siendo elegante.
Sepan
perdonar ustedes
por la hartura
que ahora tengo.
ya no sé, si voy o vengo.
que cuentan lo vivido,
ojos secos por el tiempo.
Entre los juncos de un rio
las pestañas de libélula
que aletean junto al viento.
La oscuridad en
la piel
la nostalgia entre
las uñas.
En mi garganta
maullidos,
que gritan en
soledad
por los amores
fingidos.
La que ya no se
conforma
con agachar la cabeza
teniendo miedo
al destino,
la que ha sabido
esperar
sin renunciar al
camino.
Ojos de gata me llaman.
Jamás, me pusieron nombre.
Mujer felina en la noche
que al llegar la madrugada,
se vuelve a vestir de hombre.
está
la luna entre nubes.
Espera a que te desnudes
Se acercará entre tus sueños
para robarte esa flor.
Quiere
ponerla en su cara
Comisura de tus labios
con
las puntas hacia arriba
al
despertar la mañana.
ojos
llenos de ilusión
Sonrisa
eterna en tus labios
envuelta en complicidad.
e irradia felicidad.
Cuatro simples letras, las primeras de mi nombre y las iniciales ordenadas de esta pequeña familia.
Una abreviatura que me sirve como firma en mi nombre y en el de ellas.
Como unas siglas que nos representan, al tiempo que al final de cada escrito me recuerdan que el respeto que quiero para nosotros, debo plasmarlo en las palabras que anteriormente he dirigido a cualquier otro.
Todo un mundo y una vida comprimida en una esquina.