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miércoles, 18 de enero de 2023

Gorras en el armario 002

 

 

El médico junto a la enfermera se dirigen a la habitación, todo está en silencio, abrirán la puerta despacito para no despertar al crio.

     La imagen que se encuentran les deja sin palabras por unos instantes.

Enfermera.- me da hasta pena despertarlos

Médico.-  si los dejamos así más tiempo van a despertar con un dolor de cuello que va a ser a ellos a los que hay que ingresar

Enfermera.- lo que hace el cansancio

Médico.- lo que hace el tener a su niño a la vista

        - Ella abre levemente los ojos y rápidamente se pone en pie-

Laura.-  Ernesto, vamos, que te has quedado dormido

Ernesto.- no me he dado ni cuenta, uff, me duele todo el cuerpo.

Laura.- levanta que está aquí el médico

Ernesto.- que sí, que sí.    Que dolor de piernas, como si me hubiesen puesto un saco encima

Enfermera.- no era un saco precisamente

Médico.- después de contrastar los análisis y las pruebas que le hemos hecho a su hijo no les voy a engañar, ahora no tengo nada claro.       Por lo que les voy a dar cita para una nueva revisión dentro de una semana

Ernesto.- ¿pero es grave?

Médico.- tranquilo, tan solo quiero asegurarme con el equipo  de descartar posibles causas.     Puede ser una simple infección, así que por si  le vuelve a subir la fiebre le voy a recetar un antibiótico para cinco días, uno cada doce horas

Laura.- no me gusta nada esa prudencia ¿Qué nos tiene que decir?

Médico.- mi obligación es dar un diagnostico correcto, no aventurarme en conclusiones.     Ahora se van a ir a casa, van a seguir con su normalidad y cuando vuelvan ya les pondrán un tratamiento correcto.   Por lo pronto que se alimente bien y haga ejercicio físico, que lo veo muy débil y se me olvidaba,   un poco de hierro no le vendría mal, antes de que se vayan les trae la enfermera las recetas.

Ernesto.- o sea que tiene anemia

Laura.- ya decía yo que comía muy poco y es que no hace nada de ejercicio, si lo digo yo, que me han salido los dos muy de sofá y eso no puede ser bueno, a partir de ahora van a cambiar muchas cosas

Médico.- bueno tampoco hace falta ahora que hagan un maratón, pero un poco de ejercicio no viene mal.

Enfermera.- ahora en un momento les bajo la receta del hierro

Médico.- aquí les dejo estos papeles y no se preocupen, los niños son así

Laura.- muchas gracias, pero no nos oculte nada ¡eh!

Ernesto.- voy a decir al celador que nos avise a un taxi, no me parece bien llamar a estas horas a Raúl

Laura.- ni se te ocurra llamarlo, mañana ya si quiere que nos eche la bronca por no llamarlo.

 

    Ernesto se va hasta el mostrador a pedir al celador que si puede llamar a un taxi para que vengan a recogerlos.

  La enfermera ya viene por el pasillo con la nueva receta.

       Pero si ya es de día, que noche más larga y la vez tan corta.    Pero… ¿Cuánto tiempo han estado dormidos?

 

 Ernesto.- venía a decirle que llame para que vengan para llevarnos a casa

Celador.- no hace falta que molestemos a su amigo

Ernesto.- no, por favor llame a un taxi

Celador.- tampoco va a hacer falta

Ernesto.- y cómo

Celador.- yo salgo en unos minutos y mire, me apetece llevarlos en mi coche;    si a ustedes no les parece mal.

Ernesto.- pues muchas gracias, voy a la habitación y cuando quiera nos avisa.

Celador.- ¿a qué hora abre su amigo el bar?

Ernesto.- seguro que ya está poniendo desayunos

Celador.- pues ya sabe cómo pagarme la carrera, si no le parece mal.

Ernesto.- eso está hecho, voy a decírselo a mi mujer

 

              Anda despacio pasillo adelante, pensando en la suerte que tiene encontrar por el mundo personas tan amables;  gentes que pasan inadvertidas en el día a día pero que están ahí sin dar importancia a sus buenas obras.

   Cuando entra en la habitación ya está despierto Jaime discutiendo con su madre que es muy pesada y al lado la enfermera riéndose de la situación.

Ernesto.- ¿a que no sabes cómo vamos a ir a casa?

Laura.- ¿eres tonto?

Jaime.- en helicóptero

Laura.- a ver quién es más tonto de los dos

Ernesto.- nos lleva el celador en su coche

Enfermera.- ¿Claudio? ¿El celador?

Ernesto.- sí el celador, no sé cómo se llama

Laura.- pero tú ¿porqué le pides favores a nadie?

Ernesto.- que se ha ofrecido él.     Que yo solo le dije que llamase a un taxi

Enfermera.- ustedes tienes que tener algo especial, yo me voy ahora mismo a la capilla a poner una vela a San Judas, porque aún no me lo creo

Laura.- pero ¿tan raro es?

Enfermera.- en boca cerrada no entran moscas.  Bueno Jaime, en una semana nos vemos y no te enfades con tu madre, es que te quiere mucho.

Jaime.- pero si es que es muy pesada

Laura.- no te vuelvo a dar un beso en la vida, ya vendrás a pedir.

Ernesto.- cuéntame que te han hecho. ¿Te pincharon?

Jaime.- otro pesado, que tengo sueño  

Laura.- pues hay que ir al cole dentro de un momento

Jaime.- bueno sí

Ernesto.- hoy no hay cole y yo paso por la oficina camino a la tienda y les digo que hoy tú no vas a trabajar. 

      Les llevo el parte de urgencias y digan lo que quieran.

Laura.- no, si no pensaba ir;  para eso están las horas que hago de más y tú tenias que hacer lo mismo

Ernesto.- pero pasaré por allí a avisar, además tampoco hay ahora mucho jaleo.

-Claudio llama a la puerta, ya tiene el coche en la entrada de urgencias dispuesto a llevarlos a casa-

 

Claudio.- vamos, que esta gente se tiene que ir a dormir

Laura.- pero porqué se molesta usted

Claudio.- ninguna molestia, además hoy voy a desayunar gratis

Ernesto.- vamos a ir a desayunar donde Raúl y así que sepa que todo está bien

Claudio.- envolver al crío en esta manta que no coja frío, que luego a la noche ya la pongo yo otra vez en su sitio.

 

  Con Jaime envuelto en la manta en brazos de su padre, montan en el coche; por fin el regreso deseado al hogar.

        

           -Una vez Jaime y su madre quedan en casa, ellos se dirigen hasta el bar de Raúl-.

 

Ernesto.- buenos días, ya está el pájaro en el nido

Raúl.- ¿pero no te dije que me avisaras?

Ernesto.- no me ha dejado este señor

Claudio.- coincidía con mi hora de salida

Raúl.- pues ahora a desayunar, que bien ganado está

Ernesto.- ¿Qué te apetece para entonar el cuerpo?

Claudio.- un café con leche y unos churros, que los veo ahí y parecen recientes

Raúl.- eso son mandangas, está mi señora haciendo unas croquetas de jamón de chuparse los dedos que están a punto de salir y los churros para después.

¡Cocina, unas croquetas de la casa para ya!

     - La mujer de Raúl se asoma a la puerta de la cocina-

Patricia.- sin prisas, que no se hacen solas

Ernesto.- buenos días Patri, ya estamos aquí

Patricia.- anda que menudo susto anoche y este en vez de llamar…   Yo en vela hasta las tantas sin saber donde estaba

Claudio.- bueno mejor que solo haya sido un susto

Patricia.- a veces mataros era poco ¿Y cómo está Jaime?

Ernesto.- por ahora bien, cansado, tendremos que volver en una semana para ver los resultados

Raúl.- ese rubiales es fuerte, seguro que ha pillado algún virus de esos que andan por ahí

Ernesto.- ya nos han recetado antibióticos por si acaso y hierro, debe de tener algo de anemia

Patricia.- verás tú, tanta chupitaina y refrescos, a ese lo engordo yo en dos días.

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

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