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viernes, 27 de enero de 2023

Gorras en el armario 005

 

        Martes por la noche, noche de acostarse, levantarse y volverse a acostar.   Las capsulas de diazepán que le ha dado una compañera a Laura, no hacen ningún efecto. 

       Momentos de llantos sordos, silencios renegando de la vida y lo divino, instantes breves de ilusiones fingidas, soledad en la garganta reseca que grita que no amanezca y el deseo de que llegue la hora donde la verdad solo haya sido un mal sueño.

      

           El despertador suena, “para qué, si no hace falta”.

     Hay que vestirse sacando del armario toda la fuerza, para ponerla en esos brazos con los que abrazar el destino por duro que sea.

    Ese destino que se llama Jaime; ese, su pequeño al que abrazar para vencer al destino.

 

           En la sala de espera, todo un mundo de escenarios distintos, demasiados niños con visibles diferencias pero vínculos comunes.       La mayoría, expertos en la materia juegan entre los bancos animando a los demás a unirse a su juego.   Los padres intentan sin conseguirlo que paren un poco quietos y no den guerra. Qué cosa más hermosa verles jugar.

             Cada poco la puerta se abre y una familia sale con gesto de esperanza;        la enfermera se asoma y dice un nombre.

  Ya queda menos, mirando a esos niños Ernesto empieza a concienciarse de la lucha que posiblemente les queda por delante esperando que sean pocas las batallas que han de librar.

       Laura mira fijamente a Jaime que extrañamente está corriendo tras  unas niñas intentándolas pillar.     Quiere retener en su mirada esos cabellos rubios y ondulados, por si llega la hora, no olvidarlos nunca.

            Todos van entrando, todos van saliendo, a ellos parece no tocarles nunca, solos se han quedado en la sala y ya sin nadie con quien jugar es cuando Jaime se sienta entre a ellos.

 

Jaime.-  todos estos niños están enfermos ¿verdad?

Ernesto.-  sí, están malitos

Jaime.- y porqué algunos están calvos

Ernesto.- porque con el tratamiento a algunos se les cae el pelo

Jaime.- ¿y a mí también se me va a caer?

Laura.- primero hay que saber si tú estás también malito cómo ellos o no

Ernesto.- ¿pero te has dado cuenta?

Jaime.- de qué

Ernesto.- con pelo, sin pelo, todos son iguales, juegan, se ríen,  corren.      Hay cosas que no influyen, para poderse divertir

Laura.- ahora cuando entremos pórtate bien.   No digan que eres un niño mal educado

 

       Ya hace tiempo que salió la última familia y a ellos no los llaman, Tal vez será que están mirando las pruebas y los resultados antes de llamarlos.  Si tardan tanto es que no están seguros.     Quizás todo fue una falsa alarma, en esta semana no ha tenido fiebre y solo se mareó un poco la primera tarde, seguro que al final no es nada.

 

Enfermera.-  ¿Jaime? Por favor pasen.

         El doctor esperaba de pie para estrecharles la mano dándoles la bienvenida a su primera consulta.

     Luego los mandó sentar y él se acomodó en su sillón.

Doctor.- entonces tú eres Jaime; ya me dijo el médico de urgencias que te portaste muy bien, pero aquí me parece que has dado mucha guerra.

Jaime.- no, yo no era el que gritaba

Doctor.- ¿estás seguro? A mí no se me miente

Jaime.- bueno un poco sí que he gritado, pero poquito

Doctor.- a mi todos me llaman doctor Hernández, pero tú me puedes llamar Jesús ¿te parece bien?

Jaime.- sí doctor Jesús

Doctor.- he estado mirando los resultados y pruebas. Claro ahora me encuentro con que te tengo que dar dos noticias, una buena y otra mala ¿Cuál te doy primero?

Jaime.- la buena

Doctor.- pues la buena es que mañana te vas a librar de madrugar para ir al cole

Jaime.- ¡bien!

Doctor.- pero claro, ahora viene la mala.        Tienes que venir aquí sobre las doce, porque quiero que hagan otras pruebas y te van a volver a pinchar.  Te tienes que portar bien y no llorar

Jaime.- si la otra noche no lloré

Doctor.- pues así, como un hombretón.

Jaime.- entonces ¿estoy enfermo como esos niños?

Doctor.- pues no lo sé, para eso te tengo que hacer más pruebas

Jaime.- ¿y se me va a caer el pelo?

Doctor.- vaya tontería, ¿tú me ves joven o viejo?

Jaime.- no sé, yo lo veo joven

Doctor.- ves y estoy calvo, mi mujer dice que me compre una peluca que me patinan las moscas en la cabeza, pero a mí, me da igual

Jaime.- ya pero es que….

Doctor.- es que, qué;  eso le puede pasar a algunos pero no le pasa  a todos   ¿o todos los niños y niñas que había fuera están sin pelo?

Jaime.- no

   -Jesús se puso a revisar la lista de pacientes de ese día-

Doctor.- resulta que hoy en la sala había doce pequeños con sus padres y solo dos no tenían pelo, bueno y algún padre que le pasa lo que a mí.   Me parece a mí que no es tanto porcentaje como para asustarse

Jaime.- claro, no

Doctor.- me ha dicho un pajarito que el hacer gimnasia y deporte te gusta muy poco

Jaime.- poco, más bien nada

Doctor.- pues tienes que hacer mucho ejercicio, porque si los músculos están fuertes, tú vas a estar fuerte.

 Así juntos y con la ayuda de tus padres vamos a superar cualquier enfermedad que se nos ponga por delante. ¿Estamos de acuerdo?

Jaime.- ¡sí!

Doctor.- así me gusta, desde hoy, todos los días ejercicio

Jaime.- ¿y si me canso?

Doctor.- poco a poco, no vayas ahora a irte corriendo a Francia

Jaime.- ¡hala! Que eso está muy lejos

Doctor.- choca esas cinco –extendiendo su mano-

-Jaime estiró su brazo-

Doctor.- esto es un trato entre caballeros, no me puedes fallar ¿me lo prometes?

Jaime.- prometido

Doctor.- pues ya está, mañana a las doce en la primera planta, preguntáis por análisis clínicos

Laura.- ¿y eso es todo?

Ernesto.- pues hasta mañana

Doctor.- señora, yo si quiere hablamos un rato más, pero es que tengo pacientes a los que visitar en planta.

Jaime.- hasta mañana doctor Jesús

Doctor.- vamos Jaime. Y a portarse bien.

 

           -Ya estaban casi llegando a la puerta de salida-

 

Enfermera.-  señor, señor, que se le olvida aquí una cosa

                      -Ernesto volvió a la consulta-

Doctor.- pase un momento;   Ester, cierre la puerta

Ernesto.- pasa algo verdad

Doctor.- su hijo tiene probablemente leucemia, todo depende del tipo y subtipo que sea, para empezar a tratarla.

       No quiero ni desanimarlo ni darle falsas esperanzas, pero hay tratamiento y la calidad de vida puede ser muy buena aunque ciertas rutinas se vean alteradas en los casos más graves, que no tiene porqué ser el de Jaime.

      Por ahora todo son indicios posibles y aventurarse a decir cualquier cosa es algo que yo no me voy a permitir.

Ernesto.- muchas gracias, iremos poco a poco y gracias por como se lo ha explicado al niño

Doctor.- a partir de ahora, también es mi niño, uno más de esta familia

Enfermera.- estos son los papeles de los análisis para mañana

 


 

2 comentarios:

  1. Tu escrito toca un tema muy sensible y dificil . Pero tambièn es necesario visibilizar para poder prevenir y tratar si fuese necesario. Te leo y me conmueven tus letras !! Abrazo de luz

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