Martes por la noche,
noche de acostarse, levantarse y volverse a acostar. Las capsulas de diazepán que le ha dado una
compañera a Laura, no hacen ningún efecto.
Momentos de llantos sordos, silencios
renegando de la vida y lo divino, instantes breves de ilusiones fingidas,
soledad en la garganta reseca que grita que no amanezca y el deseo de que
llegue la hora donde la verdad solo haya sido un mal sueño.
El
despertador suena, “para qué, si no hace falta”.
Hay que vestirse sacando del armario toda la
fuerza, para ponerla en esos brazos con los que abrazar el destino por duro que
sea.
Ese destino que se llama Jaime; ese, su pequeño
al que abrazar para vencer al destino.
En la sala de espera,
todo un mundo de escenarios distintos, demasiados niños con visibles
diferencias pero vínculos comunes. La mayoría, expertos en la materia juegan
entre los bancos animando a los demás a unirse a su juego. Los
padres intentan sin conseguirlo que paren un poco quietos y no den guerra. Qué
cosa más hermosa verles jugar.
Cada
poco la puerta se abre y una familia sale con gesto de esperanza; la enfermera se asoma y dice un nombre.
Ya queda menos, mirando a esos
niños Ernesto empieza a concienciarse de la lucha que posiblemente les queda
por delante esperando que sean pocas las batallas que han de librar.
Laura mira fijamente a Jaime que extrañamente
está corriendo tras unas niñas
intentándolas pillar. Quiere retener
en su mirada esos cabellos rubios y ondulados, por si llega la hora, no
olvidarlos nunca.
Todos van entrando, todos van saliendo, a
ellos parece no tocarles nunca, solos se han quedado en la sala y ya sin nadie
con quien jugar es cuando Jaime se sienta entre a ellos.
Jaime.- todos estos niños están enfermos ¿verdad?
Ernesto.- sí, están malitos
Jaime.- y porqué algunos están
calvos
Ernesto.- porque con el tratamiento
a algunos se les cae el pelo
Jaime.- ¿y a mí también se me va
a caer?
Laura.- primero hay que saber si
tú estás también malito cómo ellos o no
Ernesto.- ¿pero te has dado cuenta?
Jaime.- de qué
Ernesto.- con pelo, sin pelo, todos
son iguales, juegan, se ríen, corren. Hay cosas que no influyen, para poderse
divertir
Laura.- ahora cuando entremos
pórtate bien. No digan que eres un niño mal educado
Ya hace tiempo que salió
la última familia y a ellos no los llaman, Tal vez será que están mirando las
pruebas y los resultados antes de llamarlos.
Si tardan tanto es que no están seguros. Quizás
todo fue una falsa alarma, en esta semana no ha tenido fiebre y solo se mareó
un poco la primera tarde, seguro que al final no es nada.
Enfermera.- ¿Jaime? Por favor pasen.
El
doctor esperaba de pie para estrecharles la mano dándoles la bienvenida a su
primera consulta.
Luego los mandó sentar y él se acomodó en su
sillón.
Doctor.- entonces tú eres Jaime;
ya me dijo el médico de urgencias que te portaste muy bien, pero aquí me parece
que has dado mucha guerra.
Jaime.- no, yo no era el que
gritaba
Doctor.- ¿estás seguro? A mí no se
me miente
Jaime.- bueno un poco sí que he
gritado, pero poquito
Doctor.- a mi todos me llaman
doctor Hernández, pero tú me puedes llamar Jesús ¿te parece bien?
Jaime.- sí doctor Jesús
Doctor.- he estado mirando los
resultados y pruebas. Claro ahora me encuentro con que te tengo que dar dos
noticias, una buena y otra mala ¿Cuál te doy primero?
Jaime.- la buena
Doctor.- pues la buena es que
mañana te vas a librar de madrugar para ir al cole
Jaime.- ¡bien!
Doctor.- pero claro, ahora viene
la mala. Tienes que venir aquí sobre las doce, porque
quiero que hagan otras pruebas y te van a volver a pinchar. Te tienes que portar bien y no llorar
Jaime.- si la otra noche no lloré
Doctor.- pues así, como un
hombretón.
Jaime.- entonces ¿estoy enfermo
como esos niños?
Doctor.- pues no lo sé, para eso
te tengo que hacer más pruebas
Jaime.- ¿y se me va a caer el
pelo?
Doctor.- vaya tontería, ¿tú me ves
joven o viejo?
Jaime.- no sé, yo lo veo joven
Doctor.- ves y estoy calvo, mi
mujer dice que me compre una peluca que me patinan las moscas en la cabeza,
pero a mí, me da igual
Jaime.- ya pero es que….
Doctor.- es que, qué; eso le puede pasar a algunos pero no le pasa a todos
¿o todos los niños y niñas que
había fuera están sin pelo?
Jaime.- no
-Jesús se puso a revisar la
lista de pacientes de ese día-
Doctor.- resulta que hoy en la
sala había doce pequeños con sus padres y solo dos no tenían pelo, bueno y
algún padre que le pasa lo que a mí. Me
parece a mí que no es tanto porcentaje como para asustarse
Jaime.- claro, no
Doctor.- me ha dicho un pajarito
que el hacer gimnasia y deporte te gusta muy poco
Jaime.- poco, más bien nada
Doctor.- pues tienes que hacer
mucho ejercicio, porque si los músculos están fuertes, tú vas a estar fuerte.
Así juntos y con la ayuda de tus
padres vamos a superar cualquier enfermedad que se nos ponga por delante. ¿Estamos
de acuerdo?
Jaime.- ¡sí!
Doctor.- así me gusta, desde hoy,
todos los días ejercicio
Jaime.- ¿y si me canso?
Doctor.- poco a poco, no vayas
ahora a irte corriendo a Francia
Jaime.- ¡hala! Que eso está muy
lejos
Doctor.- choca esas cinco
–extendiendo su mano-
-Jaime estiró su brazo-
Doctor.- esto es un trato entre
caballeros, no me puedes fallar ¿me lo prometes?
Jaime.- prometido
Doctor.- pues ya está, mañana a
las doce en la primera planta, preguntáis por análisis clínicos
Laura.- ¿y eso es todo?
Ernesto.- pues hasta mañana
Doctor.- señora, yo si quiere
hablamos un rato más, pero es que tengo pacientes a los que visitar en planta.
Jaime.- hasta mañana doctor Jesús
Doctor.- vamos Jaime. Y a portarse
bien.
-Ya estaban casi
llegando a la puerta de salida-
Enfermera.- señor, señor, que se le olvida aquí una cosa
-Ernesto
volvió a la consulta-
Doctor.- pase un momento; Ester, cierre la puerta
Ernesto.- pasa algo verdad
Doctor.- su hijo tiene
probablemente leucemia, todo depende del tipo y subtipo que sea, para empezar a
tratarla.
No quiero ni desanimarlo ni darle falsas
esperanzas, pero hay tratamiento y la calidad de vida puede ser muy buena
aunque ciertas rutinas se vean alteradas en los casos más graves, que no tiene
porqué ser el de Jaime.
Por ahora todo son indicios
posibles y aventurarse a decir cualquier cosa es algo que yo no me voy a
permitir.
Ernesto.- muchas gracias, iremos
poco a poco y gracias por como se lo ha explicado al niño
Doctor.- a partir de ahora,
también es mi niño, uno más de esta familia
Enfermera.- estos son los papeles de
los análisis para mañana
Tu escrito toca un tema muy sensible y dificil . Pero tambièn es necesario visibilizar para poder prevenir y tratar si fuese necesario. Te leo y me conmueven tus letras !! Abrazo de luz
ResponderEliminarHay temas que hay que dar a conocer.
EliminarGracias.