Suena el despertador, Laura
despierta, pero Ernesto no está en la cama;
- qué raro; Le da un manotazo para que deje de sonar y vuelve a cerrar
los ojos.
De repente los vuelve a abrir.
.- pero…. Y Ernesto dónde está. Aun habiendo claridad se ve que la luz de la
cocina está encendida. Allí está sentado a la mesa, con los
brazos cruzados y la mirada puesta es ese papel.
Laura.- ¿qué haces aquí?
Ernesto.- nada
Laura.- pero algo harás
Ernesto.- no, toda la noche aquí,
sin hacer nada
Ella se pone por su
espalda para abrazarlo, está helado y ni con las caricias de Laura levanta la
vista del papel. Pone su dedo índice sobre la línea donde
está escrito: puerta 3, consulta de
oncología.
Sin palabras, solo lagrimas que se funden en
un abrazo de impotencia, pecho contra pecho en una lucha interna donde se
golpean entre sí los corazones mientras sus respiraciones agitadas sucumben a
la cruel realidad.
Laura.- pero el médico dijo que por ahora todo estaba bien
Ernesto.- sí, por ahora. Qué razón tenías, ese médico callaba
demasiado
Laura.- habrá que esperar a que le hagan más pruebas,
puede ser cualquier otra cosa; además Jaime está bien
Ernesto.- bien sabes tú que lleva
un tiempo que no está bien
Laura.- ¡ESTÁ Y VA A ESTAR BIEN!
Vamos a lavarnos la cara, a despertarlo como todos los días y a llevarlo al
colegio que es lo que tenemos que hacer
Después de asearse, mientras
se visten, ella le pellizca a él, él le empuja a ella haciéndola caer sobre la
cama.
Juguetean como hacía
tiempo no lo hacían.
Lo necesitan para ver esa cara sonriente en su pareja, que tanta falta
les hace.
Preparan el desayuno juntos y
juntos van a despertar a Jaime. Cada uno desde un lado de la cama acarician su
cara y al abrir los ojos se lanzan sobre él como dos lobos hambrientos,
mordisqueándolo en todo su cuerpo.
Jaime.- jolín, dejarme en paz
Ernesto.- ja, ja, ya eres nuestro
Jaime.- mamá, ayúdame
Laura.- vamos a por él, ahora
papá se va a enterar
En la cama, Laura y
Jaime se ponen sobre el cuerpo de Ernesto haciéndole cosquillas. Entonces
Jaime se siente fuerte, superior, junto a su mamá van ganando en la pelea. El padre tuerce la cabeza apretando con
fuerza sus parpados para que no lo vea llorar.
Ernesto.- bueno ya está bien, que
hay que desayunar y llegas tarde al cole
Jaime.- ¿y si hoy no voy?
Laura.- porque tu lo digas
Ernesto.- vamos arriba, además,
nosotros tenemos que ir a trabajar
Jaime.- yo me podía quedar con
Patri hasta la hora de comer
Laura.- ¡que no! Que hay que ir
al cole.
Jaime.- ¡jo!
La rutina vuelve a su día, como siempre lo
dejan en la puerta del colegio y cada uno de ellos se encamina a sus
respectivos trabajos. Jaime cuando salga
irá a ver a Raúl y esperar allí a su madre para ir a casa a hacer la comida.
Su padre llegará un poco más
tarde (su trabajo está más lejos)
Tras comer su padre de nuevo
al trabajo y el de nuevo al cole. Su madre queda en casa, en la oficina solo
está a media jornada, pero mejor, así siempre va a recogerlo al salir y tras un
rato jugando en el parque, van a hacer los deberes y se dan un paseo a esperar que salga papá y ya vuelven
juntos. No puede faltar la visita al bar para
terminar la jornada antes de cenar e irse a la cama.
En el trabajo todos han preguntado por como esta Jaime. “bien, está bien, todo ha sido un susto”
Escondiendo tras una careta sonriente su
preocupación.
Cada día se arman
de valor; tanto él como ella, tienen que
atender a los clientes con toda amabilidad mostrando su mejor cara, de ello
depende el negocio y sus ingresos.
El parque como siempre, con los abuelos y
abuelas esperando a los nietos, pájaros que revolotean y esperan la hora de
salida.
La algarabía, anuncia que llegan
los bocadillos.
Hay que empezar a quitarle el envoltorio tras
los abrazos de rigor.
Como siempre terminado el bocadillo, las
carreras tras la pelota y el girar de la cuerda jugando a la comba, la fila de
niñas que saltan y saltan al compás de una vieja canción.
Jaime sentado en la hierba junto a unas
niñas con las que les gusta comentar sobre un libro de aventuras que están
leyendo en clase, imaginándose ser los intrépidos protagonistas cruzando mares
y conquistando tesoros.
Cerca de ellos Laura que
apoyada en un árbol ojea los deberes que le han puesto y recuerda sus días de
cole.
Entonces las cosas se explicaban de manera diferente.
- Jaime se empieza a poner pálido y con ganas
de vomitar-
Niña.- señora que Jaime se está
poniendo malo
Enseguida se acerca Laura
preocupada para ver qué le pasa. Cuando llega en un instante ya se le está
pasando, un simple mareo, nada de importancia.
Abuela.- ven que nos vamos para
casa
Niña.- pero si es pronto
Abuela.- ¡que vengas!
Niña.- pero si aún no es hora
Laura.- si dice tu abuela que
vayas, vas
Niña.- hasta mañana
-La abuela coge a la niña de
la mano y se aleja con ella-
Niña.- pero porqué nos vamos tan
pronto
Abuela.- no te das cuenta, ese
niño está enfermo; ayer ya no vino a clase, así que no juegues ni
te juntes con él, a ver si te va a pegar algo.
Niña.- pero abuela si Jaime es
muy bueno
Abuela.- ni bueno ni malo, no
tiene buen color de cara ese niño.
Jaime.- ¿por qué se ha enfadado la abuela de Inma?
Adry.- no hagas caso, es más rara
Laura.- vamos a casa, te hago una
manzanilla para que te asiente el estómago y hacemos los deberes
Jaime.- hasta mañana Adry
Adry.- hasta mañana y que se te
pase
Ya estaba bien, harían los
deberes y antes de salir, Laura le volvería a tomar la temperatura, para
cerciorarse de que no tenía fiebre.
En la habitación, sentada en la cama,
volvería a mirar aquel papel antes de guardarlo en el armario. Metido entre unas sábanas, no tenía ganas de
encontrárselo a diario, no quería verlo ni pensar en ello, lo olvidaría durante
toda la semana e intentaría disfrutar de la vida y de los momentos simples que
hasta ahora habían pasado inadvertidos, tal vez por costumbre.
Ahora sería distinto, quizás porque empezaba a entender el significado
del hoy y el mañana.
Salió de la habitación, en medio del
pasillo, abrazó a Jaime con todas sus fuerzas.
Jaime.- mamá que no seas pesada
Laura.- nunca más digas que soy
pesada, cuando quieras que te deje en paz mejor dime: ya se, que me quieres mucho
Jaime.- pero es que eres muy pe….
Yo también te quiero mucho
Laura estaba hablando con
él en cuclillas; Jaime se abalanzó sobre ella y al abrazarla
los dos cayeron al suelo entre risas.
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