Cuchillas
afiladas
incrustadas en las pupilas
ciegan la luz del horizonte.
Colmillos
desgarrando aureolas
zurcen puntos suspensivos
en los senos que amamantan
la paz.
Estruendos que
ensordecen
la infancia malograda
con pesados granizos de metal.
Hambre en los
huesos lapidados
por el caos del polvo
gris
que empaña la esperanza.
Carne reseca en
tiras
donde la piel exhausta
es sustituida por negra costra.
La desolación que
abraza
todo lo que se encuentra a su paso
cual traicionero beso de Judas
antes del último suspiro.
C.a.r.l. (España)
Qué desolación. La desesperanza se hace dueña de las calles, las almas vagan cual fantasmas que mastican cadáveres. Bravo maese.
ResponderEliminarMuerte, muy bien reflejada.
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