Tanto tiempo sin esperar oír
el abrir de la puerta.
Tantas noches sin dolor de cabeza fingido.
Mi colchón ya no aguanta tonterías,
la almohada me susurra al oído
mientras rodeado de nada
mi cuerpo grita libertad.
Me gusta dormir con la ventana abierta
sin temor a las caricias de las
estrellas.
¿La luna? Qué más da
si observa mi desnudez.
A quién le importan las melodías abandonadas
en el pentagrama que perdió su clave
para ignorar el nombre de las notas.
La casa está llena de paz,
vacía de mentiras e hipocresías,
para qué disimular los silencios
cuando no hay nada que hablar.
En el armario por fin
bailan mis vestidos
impregnados de lavanda,
mi ropa interior, descansa en cajones
acariciando jabones de rosas y romero.
Esta tarde de lluvia, por la acera y sin
paraguas
al destino se le antojo cruzar nuestros
caminos.
Un
hola, que tal, por cortesía.
Unas copas de vino por cumplir,
Un.- ¿te acerco a casa?
Un.- ¿te apetece entrar?
Ese abrazo antes de encender la luz
bajo el techo que un día compartimos.
Las miradas alrededor
recordando aquellos días
que ninguno queremos recordar.
Tu cuerpo no me dice nada,
el mío, lleva mucho tiempo callado.
Toma una manta y acuéstate en el sofá.
Por cierto; no estás invitado a desayunar.
Por hoy…
Creo que ya he cometido
demasiados errores.
Ojos de
gata@2025.
Buena historia Ojos de Gata que ve en la oscuridad .
ResponderEliminar´Tiene buena vista.
EliminarLa indiferencia es peor que la soledad. AS
ResponderEliminarMenos mal que se dio cuenta del error antes de que fuese demasiado tarde.
ResponderEliminarA veces la soledad es la mejor compañía. Descriptivas y sensibles letras. Abrazo ojitos
ResponderEliminar