Ni Conchita, ni ninguna cuidadora, sabían nada de aquella magia de la que hablaba Aitor.
Teresa, que siempre había sido incrédula, demasiado guasona con respecto a esas historias fantasmagóricas de apariciones y voces que vienen del más allá, iniciaba su camino hacia la duda razonable.
A media mañana se acercó hasta el aula de conchita.
.-hola; niños y niñas (voz alegre) ¿puedo pasar?
.-pasa, pasa, ¿Qué te trae por aquí?
.- ¿me traes las…?
.-Ssss, eso después. Primero quiero saber lo que han aprendido estos pequeñuelos
.- ¡mucho! Son todos muy aplicados
.-vamos a decir el vocabulario todos en voz alta
.-quiere decir las letras; yo os las señalo con la regla
A, B, C, D, E,… Al llegar a la M, más de la mitad ya estaban callados y a partir de la P, tan solo seguía Aitor.
.-muy bien, ¿y los números?
.-para eso aún son un poco enanos, el único que se sabe del uno al diez es Aitor. Se nota que su madre, le hace repasar con ella todos los días el cuadernillo
.-será eso. Bueno Aitor; en el ratito de descanso te espero en mi despacho para…. Ya sabes, pero es un secreto
.-que estarás preparando bruja
.-tú solo mándamelo con un cuidador que luego, ya lo traigo yo cuando terminemos
Tenía que sacarle algún tipo de información que le aclarase las ideas confusas que rondaban en su cabeza.
.-Teresa, me has dicho que deje aquí a esta fierecilla
.-pero si es un ángel
.-sí, echado del cielo a escobazos
.-no le hagas caso, que está tonto
Nada más cerrarse la puerta:
.- ¿las chuches?
.-tranquilo, ahora, pero de una en una
.-vale
.-cual prefieres comerte primero, coge una
Tenía una bandejita llena de gominolas blanditas, monedas de chocolate, caramelos masticables y nubes.
Miraba todas, pero no sabía a cual echar mano la primera.
.-esta
.-está bien, te la puedes comer. Oye ¿y tú amiga?
.-bien
.- ¿y el gato del espejo?
.- ¿Qué gato?
.-el del otro día
.-pero que yo no tengo gato
.-me habré confundido de niño. Como todos me cuentan lo que hacen con sus amiguitos. Coge otra
.-ahora esta
.- ¿está rica?
.-sí
.-entonces tu amiga ¿es guapa?
.-claro
.- ¿Cómo tiene el pelo?
.-no lo sé
.- ¿pero no la ves?
.-no la he visto
.- ¡entonces puede ser fea!
.-pues no, es guapa, más guapa que tú
.-no te enfades, que solo te he dicho que claro; si no la has visto nunca ¡Venga! coge otra chuche, ahora una moneda de chocolate, yo te quito el papel de plata
.-si se yo
.-a bueno, pues hazlo tú solo. Entonces, ¿tú solo hablas con ella?
.-claro, hablamos y me ayuda a colocar los cuadrados
.- ¿Qué cuadrados?
.-es que no sabes nada. Los que se colocan para hacer un dibujo de animales
.-jo, pues tiene que ser chulo, a ver cuando me lo enseñas
.-pues como el que hay donde la seño Conchi, pero con animales
.- ¿y puedo ir un día a jugar con vosotras?
.-no, a ella le da vergüenza hablar cuando hay gente
.-vale, vale, dile que si puedo ir y si te dice que sí, me lo dices
.-no sé yo si querrá
.-tú le preguntas, si dice que no, yo no me voy a enfadar ni nada
.-seño, me hago pis
.-rápido al servicio, aguántate un poquito
Los dos corrieron pasillo adelante.
.-un poco más y no llego
.- bueno ahora a ver a la seño
.- ¿y no hay más chuches?
.-el próximo día que vaya a verte y a jugar a tu casa te llevo más
.-vale
.-Conchita aquí te lo traigo de vuelta, ya ha hecho pis y todo
.-vamos Aitor, a ver qué cosa, toca hacer hoy con los cuadrados
Por la tarde en casa, se sentó en la cama como siempre, no sabía cómo decirle a su amiga lo de Teresa.
.- ¿tú, eres guapa verdad?
……………………
.-ya se lo he dicho yo a teresa, que eres más guapa que ella, ¿pero y porqué no te veo?
…………………….
.-claro
………………………
.- ¿y cuántos años tengo que tener?
…………………..
.- bueno si yo se que eres guapa aunque no te vea
…………………
.-vale. Espera, me ha dicho que si puede venir a jugar un día con nosotros
……………….
.- ¿y cómo lo sabes?
……………………..
.-pues peor para ella, voy a sacar la caja de las pinturas
……………………
.-pero tú me ayudas
………………….
.-y luego le enseño su dibujo a papá y a mamá
Tumbado en el suelo, se puso a pintar a sus padres en una hoja del cuaderno con los lápices de colores.
.-papá, mamá, mirar que dibujo me ha ayudado a hacer mi amiga
.-pero si somos nosotros, mira Elvira, que guapa te ha dibujado Aitor
.-alá, pero si me has peinado y todo
.-claro
.-esto se merece un achuchón de oso rabioso
Al día siguiente, al colegio llegó una grata noticia para Teresa:
Por fin, después de tres largos años de espera, le habían concedido la plaza fija de psicóloga infantil en un centro de salud de su ciudad natal, que suerte. Ella la había solicitado en ese lugar cuando aprobó aquellas oposiciones. Debía incorporarse inmediatamente por una baja repentina.
Su marido también tenía ganas de que esto sucediese, así se podría volver a hacer cargo de la empresa familiar personalmente. La había dejado en buenas manos, para estar junto a su esposa, pero eso no le eximía de tener que ir una vez o dos por semana a solucionar algún que otro problema administrativo y a veces quedarse unos días y asumir responsabilidades, para las que no tenían atribuciones los administradores. Se había acabado el andar de aquí para allá.
A partir de entonces, empezó a tomarse más en serio las conversaciones relativas a todo lo referente las experiencias extrasensoriales. En su nuevo puesto de trabajo, se dedicó a estudiar más detenidamente todos esos asuntos relacionados con menores y con su amigo imaginario.
Se interesó por los fenómenos paranormales. Los trastornos del sueño. Que edad era la más crítica en la niñez, para que los miedos aflorasen o desapareciesen.
No se perdía una charla o coloquio donde estuviese presente aquel tema que tanto le interesaba, incluso se desplazaba a otra ciudad cuando el ponente le parecía solvente en la materia. Conoció a gente, dentro de los círculos herméticos de amistades de los parapsicólogos más relevantes.
Pero jamás se olvidó de Aitor ni de su amiga; era una asignatura pendiente que algún día estudiaría, tal vez le sirviera para escribir algún artículo sobre ello en alguna revista de medicina especializada, aunque eso era lo de menos. Era una cuestión de tozudez personal sobre eso que le hizo cambiar la percepción de las cosas que ella había estudiado en la universidad durante sus años de carrera sobre el subconsciente y las ideas anacrónicas que le habían hecho malgastar tanto tiempo en el que podría haber adquirido experiencia en el conocimiento real de la mente de los niños.
Por suerte aún tenía mucho camino por delante, para investigar y así poder diagnosticar acertadamente a sus pacientes, antes de derivarlos a psiquiatría, para que los atiborrasen a drogas hipnóticas, con el único fin de que sus padres durmiesen tranquilos aún a riesgo de que hacerle perder una serie indefinida de experiencias positivas irrepetibles en toda su vida.
Era complicado llegar a estar segura de donde estaba el equilibrio para un dictamen correcto, pero cada día se sentía más cerca.
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