El
hermano Andrés; El menor de todos quiere ser sacerdote y en el seminario cursa
estudios de filosofía y teología. En su tercer año es enviado a como ayudante
del vicario en la cercana parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes y
capellán del colegio Siervas de María.
Su
gran pasión por el latín, le hace pasar mucho tiempo en la biblioteca
estudiando manuscritos que allí se guardan llenos de polvo sin que nadie les
preste casi atención. Algunos de ellos
están limpios y colocados en otra estantería, lo que da fe de que no es el
único al que aún le interesan los textos olvidados.
En el centro de ese
colegio donde las monjas caminan por los pasillos como escobas flotantes entre
las alumnas de uniforme a cuadros, hay un bello patio bien cuidado donde un
señor con la azada al hombro no para de dar vueltas entre los rosales que están
a punto de romper.
A ratos una hermana ya mayor y de andar
pausado, se sienta junto a él y hablan durante largo tiempo con sus manos
cogidas.
Pasados unos
meses, algo atrae la atención de Andrés en la biblioteca.
En esa estantería
desde el primer día había cinco libros ahora solo hay cuatro. Algo lo impulsa a
salir y mirar a su alrededor. El patio está vacío, el jardinero no está y su
azada tirada junto a una piedra con el astil roto.
Por suerte se aproxima una hermana a la que preguntar.
.- Ave María hermana
.- sin pecado
concebida
.- una curiosidad ¿me podría decir si le ha pasado algo al
jardinero?
.- estará en la
habitación de la hermana Milagros
-Andrés se le queda mirando sin entender nada-
.- a claro;
Ceferino es el hermano pequeño de la hermana Milagros. Lleva ya un tiempo
bastante delicada pero ahora, no parece tener remedio
.- ¿y me podría indicar su habitación?
.- subiendo las
escaleras del fondo la segunda puerta de la derecha.
Su intención no es
otra que darle compañía y consuelo en esos últimos momentos. La puerta está
entreabierta y de dentro sale una voz tenue leyendo en latín.
El que lee es Ceferino sentado junto a su
cama sujetando entre sus manos el libro que echó de menos en la biblioteca.
.- Ave María purísima; grato el oír leer en latín con esa
maestría
.- pase si
quiere y siéntese, pero en silencio, Milagros ya no está para muchos ruidos
.- si no le molesta yo rezaré mientras usted lee
-Allí se pasan
más de dos horas hasta que Milagros haciendo un esfuerzo abre los ojos y estira
su brazo para coger la mano de Ceferino-
.- no
te olvides de Pascual, conduce su alma por los caminos del bien para que me
acompañarme cuando llegue su hora
.- no te
preocupes, esta tarde iré decirle que
venga a verte
.- si
por fin lograses que viniera
.- ahora descansa
Los dos
salen de la habitación y se dirigen hasta la biblioteca a dejar aquel libro en
su sitio.
.-lee usted muy bien en latín
.-Llevo casi
toda la vida cuidando de este patio y he tenido la mejor maestra que ha pasado
por las aulas este colegio
.- su hermana
.- sí, ella,
desde que se puso enferma ya las niñas no aprueban con nota esa
asignatura; una pena y ahora la quieren
quitar
.- yo estoy leyendo varios manuscritos y es una lástima que
estén tan descuidados, llenos de polvo
y todos amontonados
.- durante un
tiempo los tenía ordenados y cuidados, al igual que toda la biblioteca, hasta
que la directora me dijo que yo no me tenía que meter en las cosas que no me
incumbían, que me dedicase a limpiar los pasillos, cuidar las plastas y dejase
en paz los libros.
.- pero como se puede consentir eso
.- donde hay
patrón no manda marinero
.- si quiere lo podemos volver a hacer juntos
.- demasiado tarde, no me merece la pena,
Milagros no llegará a verlo todo de nuevo como a ella le gustaba.
Por la tarde un anciano enjuto, subía las
escaleras junto a Ceferino. En la
puerta de la habitación hacían guardia dos hermanas, dentro otras dos
amortajaban el cuerpo de la difunta Milagros. Pascual había llegado tarde a la visita
tantos años esperada. En las
escaleras esperaron sentados en silencio hasta que llegó el ataúd.
En la capilla,
toda la noche los dos hermanos a los lados de Milagros, las hermanas rezando, en los bancos dando
cabezadas y Andrés en su cabecera
cabizbajo, leyendo textos en latín, para que su alma transitase exultante de
gozo a la diestra del padre.
Al poco tiempo, de
nuevo Ceferino ausente de sus quehaceres y al igual que la otra vez la azada
junto a la piedra con el astil partido.
.- Ave María hermana
.- sin pecado
concebida
.- ¿me podría decir donde está Ceferino?
.- le han dado un
aviso urgente, algo de su hermano Pascual
Efectivamente; con una vieja y oxidada
pistola que guardaba junto a cosas olvidadas en el cajón del armario, se había
levantado la tapa de los sesos. Ceferino ya nunca volverá a hablar en latín a
las flores del jardín y la azada quedará con su mango roto, dormida junto a la
piedra.
Ahora deambula por los
pasillos esperando a ser trasladado al
psiquiátrico donde acabará sus días.
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