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sábado, 27 de abril de 2013

Depresión 5/6

5.- Reflexión

 
       Hasta ahora esto ha sido una simple historia que todavía no tiene final, tal vez nunca lo tenga o quizás tampoco nunca tuvo principio y todo ha sido producto de la imaginación.
      Ahora entro en un terreno pantanoso, del que no sé cómo voy a salir librado, me da miedo, pero como dije al principio, no quiero que nadie se sienta mal por lo que hizo o dejó de hacer, nadie es culpable, víctima, ni verdugo, tan solo un mero actor en la obra de teatro que le ha tocado representar.
      Lo primero decir que siempre he sabido que soy un tipo con suerte, tengo una familia, que puede ser como todas, con defectos y virtudes, con errores y aciertos; para mí, está compuesta por grandes personas, o tal vez yo me sienta pequeño al lado de cada una de ellas, pequeño pero imprescindible, formo parte de un puzle, en el que son necesarias todas las piezas, por insignificantes que parezcan.
      Tengo pocos amigos, pero sé que siempre están ahí, sin necesidad de cercanía o hablar con ellos cada poco, simplemente estamos dispuestos en cada momento, sin la necesidad de decirlo.
      También tengo enemigos, cuantos y en qué grado, no me importa, hay cosas más importantes en las que pensar, y si alguno de ellos se aburre, o no sabe cómo llenar su vida, tiene todo el derecho a perder su tiempo amargándose por mi culpa.
       Escribir esto, me está favoreciendo, echar una mirada retrospectiva, te hace analizar detalles, situaciones por las que no quieres volver a pasar; por poner un simple ejemplo: cuando subo por la mañana a la parte de arriba de casa, donde se encuentran los dormitorios para hacer las camas, siempre a media escalera ya noto un agobio, algo que me presiona el pecho y me corta la respiración, pues bien, antes subía, hacía todo a la carrera y volvía a bajar, esto hacía que el mal estar persistiera por causa del cansancio y tenía que sentarme y perder un cuarto de hora. Hoy me he dicho: chato, con tranquilidad, he tardado cinco minutos más en hacer todo y hacerlo bien, he bajado como una rosa; conclusión, he ganado diez minutos y me permito el lujo de “perderlos” escribiendo.
         Como dije antes, ahora entro a soltar mis pensamientos sobre lo que creo, debiera haber sido, no estoy reprochando nada, pero si a alguien le sirven mis palabras me daré por satisfecho; me sigue quedando la duda de hacerlo o no, quien soy yo para dar consejos a nadie.

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