Sorpresa
estival
Aquella mañana de domingo, cuando todos salían de misa y se dirigían a
tomar el vermut a la cantina, como cada día de fiesta antes de comer. Un gran cochazo de color verde, matrícula
extranjera y una estrella brillante de tres puntas en la delantera entraba en
la plaza.
Para sorpresa de todos, ponía pie en
tierra Lisardo.
Hacía más de diez años que se había marchado de allí a buscar fortuna a
Alemania y desde entonces nada, ninguna señal de vida, ni una sola carta, ni
tan siquiera una simple postal por navidad, nada.
Todos se aproximaban a saludarlo
contentos de su vuelta y esperando enterarse de cómo le había ido la vida por
aquellas tierras. Todos menos Artemio.
Para él había muerto el día que murieron su padre, su madre y al poco tiempo su
otro hermano. Ni una dirección en
tantos años, donde comunicarle que habían muerto o que tenía un nuevo sobrino.
En cuanto vio a Artemio, Lisardo se
fue hacia él.
.-hola hermano, ¿cómo te va?
.-por lo que veo, peor que a ti
.- ¿no me vas a dar un abrazo?
.- ¿te lo mereces?
.-anda no seas terco y dale un fuerte
abrazo y un par de besos, coño, que es tu hermano
.-gracias Justina
.-tú y yo ya hablaremos
.- ¿Entonces padre, este es mi
tío?
.- ¿y este pequeñajo?
.-digamos que es un simple pariente
del otro lado de la frontera
.- ¡eh! entierra de una vez el hacha de guerra, hoy va a comer en casa y
tú te vas a sentar a su lado.
Cuando entraron en la cantina:
.-cantinero, sírvele lo que quieran a mis
vecinos, que esta ronda la pago yo
.-imbécil, a mi no hace falta que me invite
nadie
.-déjalo ya, por fin ha vuelto y está bien, que es lo más importante
.-
¿quién enterró a mi padre, a mi madre y a mi hermano? los despedí yo solo y él mientras por ahí
.-a mí también me tocó cuidarlos
y enterrarlos y estoy aquí callada
.-vamos a casa que me hierve la sangre
.-pues métete en agua que esta fresquita. Ahora te vas a tomar un vermut por su sitio,
aquí a mi lado, sí, porque soy tu mujer
y yo uno con gaseosa porque me da la gana.
A cara vista de la gente, somos las personas que más nos alegramos de
que Lisardo haya vuelto.
.-haremos de tripas corazón
Artemio, se subió a una silla.
.-amigos, ahora un pequeño brindis por mi
hermano el desaparecido, que por fin se deja ver. Por Lisardo y si puede ser que la próxima
vez no tarde tanto (con una fingida sonrisa en so rostro)
Luego los cinco al coche y a comer.
.- Bueno, por fin en casa. Antes de que nadie se baje del coche: no quiero oír ni una palabra más alta que
otra. Os cojo a los dos, os encierro
en el gallinero y os rocío con zotal.
¿Entendido?
Sentados a la mesa, reinaba el
silencio. No se oía ni sorber de la
sopa, ni masticar, ni tan siquiera una leve y simple respiración.
.- ¿qué pasa?, ¿no tenéis ninguna nuda de lo
que ha pasado en este tiempo?, Tú Lisardo ¿no tienes ninguna curiosidad de
saber cómo y cuándo fallecieron tu padre tu madre y tu hermano?, y tú modorro
¿no te importa donde ha estado estos años tu hermano y porque no ha dado
señales de vida antes? Está bien si
ahora no os queréis ni hablar, no habléis,
pero cuanto acabemos el postre, castigados los dos en la habitación. Solo preguntas y respuestas, para los
reproches ya estoy yo, que he pasado demasiado tiempo callada, aguantando con
las tonterías.
Bernardo se fue con sus amigos y Felipe a
jugar, les apetecía estar en casa para ver que se hablaba, pero el horno no
estaba para bollos, mejor darse a la fuga.
En cualquier sito del pueblo era la misma comidilla, el regreso
de Lisardo, todo se especulaba, era un vicio
típico el matar el tiempo a la sombra, hablando de los demás.
Cuando volvieron para cenar, los tres
estaban a la mesa, sentados charlando como si nada hubiese pasado en toda la
tarde, recordando historias de cuando eran jóvenes y las trastadas que se
hacían entre ellos.
.-hola madre, ¿ya se han pegado?
.-si haces que me levante de la silla
.-este siempre sembrando
.-sí, pues algún día le va a tocar recoger
la cosecha
.- ¿entonces ya lo puedo llamar
tío?
.-pues claro, es mi hermano pequeño
.- ¿y cómo se llama tu coche? mi
burro se llama Bonito
.-el coche es un mercedes
.- ¿vas a estar aquí mucho tiempo?
.-no, solo diez días, luego tengo
que volverme a trabajar
.-esta noche dormiréis los dos juntos en la
cama de Bernardo y el tío en la de Felipe
.-como se te ocurra dar
patadas en sueños, te mando pal corral a dormir, que yo mañana tengo que ir
a trabajar
.- ¿si voy a molestar?
.-no tío, tu no molestas,
es este enano que no para quieto por las noches, me tiene aburrido
.- os lleváis, igualito que tu
padre y yo cuando éramos de vuestra edad
.-claro como aquí solo trabaja
él, los demás no hacemos nada.
.-dejemos la fiesta en paz, a cenar y a
dormir
Al
amanecer, arriba todos. Artemio y
Bernardo a la cantera. Lisardo, Justina y Felipe, cogieron las escobas,
trapos, legía y un cubo y marcharon para dar un repaso a la casa de los abuelos.
La vivienda no estaba demasiado
abandonada. Tal vez por respeto a su memoria, o porque allí ella se sentía
relajada y acompañada por no sabía quién; iba a darle un limpiao una vez al
mes, se entretenía cantando coplillas de antes, mientras daba la vuelta y
ahuecaba aquellos gordos colchones de borra tan pesados, donde durmieron hasta sus últimos días los ahora
ausentes.
Ella
había perdido a sus padres en un corto intervalo de tiempo, antes de cumplir
los tres años. A
partir de entonces durante su infancia y
adolescencia fue la boba criada de su abuela hasta que esta falleció, por lo
que desde que formalizaron su relación como novios, los padres de Artemio
pasaron a ser más que sus propios padres y sus hermanos, su única familia.
Con los ventanales y puertas abiertas de par
en par, para ventilar, Felipe vio pasar por la calle a Julita. Como cada mañana, bajaba a casa de la señora
Andrea, a por el litro de leche recién ordeñada.
.-Julita espera, ¿te acompaño?
.-con tigo no me hablo, marrano
.-si me dejas que te hable, te
prometo convencer a mi tío para que nos dé una vuelta en Mercedes
.- ¿qué dices de la señora Mercedes?
.-en el coche este
.-bueno vale, pues si de vuelta de
casa de la señora Andrea, me acerca hasta mi casa con el coche, te dejo que me
vuelvas a hablar, pero te aviso, sin guarrerías
.-tío, tío, que pasa una cosa muy
importante
.-a ver, ¿qué es eso tan
importante?
.-que tienes que acercar a una
niña hasta su casa con mercedes
.-no me digas más, Julita
.-madre jo, ¿te puedes callar?
.-hay madre mía, mira que
esto me suena a algo de cuando yo tenía tu edad
.-por favor tío, que es para que
me vuelva a hablar
.-eso está hecho, cuando
llegue, me avisas, mientras voy a seguir limpiando
Lisardo se daba buena maña con los trapos
del polvo mientras Justina iba limpiando más a fondo los suelos y la cocina.
.-tío, que ya está aquí
Lisardo salió a la puerta de la calle.
.-buenos días señorita
julita
.-buenos días señor
.-venga, subir atrás, iré despacio para que
no se derrame la leche
.-gracias tío
.- ¿y esta niña de quien es
hija?
.-mi padre es Octavio, el pequeño de
los corzos
.-Felipe indícame por donde se
va a su casa
.-todo recto hasta el final y
luego a la izquierda
.-oiga, dice Felipe que su coche se
llama mercedes
.-no hija, es de la marca
mercedes, pero no tiene nombre
.- ¿y no tiene nombre?
.-no, es como una bicicleta,
solo tiene marca
.-claro, en la bicicleta de mi
padre, pone Orbea, pero él la llama bici a secas
.-ah, pues que nombre más raro para
un coche
.-yo cuando sea mayor voy a hacer
algo y le voy a poner de marca Felipe
.-pues con ese nombre, no creo que te hagas rico
.-le deberías poner Julita
.-ves listo, tu tío si entiende de
marcas para que suenen bien
En la esquina de la calle, cerca de su casa,
estaban las vecinas sentadas cosiendo a la sombra. Lisardo se bajó, abrió la puerta trasera y
dijo en voz alta para que todas lo oyeran:
.-ha llegado usted a su
destino
.-gracias señor
.-las que usted tiene
señorita
Julita entró en casa toda orgullosa de
haber montado en un coche y además con marca, la primera niña del pueblo que
hacía tal cosa.
Felipe y su tío volvieron a seguir
limpiando. Él Ponía la espalda lo más estirada
posible contra el respaldo del asiento, para se le viese bien por la ventanilla
con aquel gesto presumido. Era el coche
de su tío.
Terminaron de limpiar. Justina, vistió la cama con perfumadas
sabanas limpias y una fina colcha floreada y se fueron a comer.
.-una cosa Lisardo, tú todos los días, vas
a comer y a cenar en casa. Lo que hagas
después, si sales o entras y lo que hagas con tu vida no es mi problema
.-también jodiera, que tuviese que dar a mis
años explicaciones
.-no bueno,
pero la edad sabes que no te va a librar de algún pescozón como armes escándalos
en el pueblo
.-sigues igual de mandona que
siempre
.-tú por si acaso no te deslices
demasiado, que aquí mi madre es mucha madre
.-que me vas a contar a mí, que yo
era el pequeño de la casa de tus abuelos
A la tarde lo bajó hasta el aserradero,
aparcó el coche en la puerta y entró a saludar a Don Esteban. El
único que no se rió de él cuando decidió marcharse a buscar fortuna. El único que lo apoyó y de qué manera.
.-buenas tardes Don esteban
.-no sabes lo mucho que me alegro de verte
por aquí de nuevo, mi joven amigo
.-ya ve, como le prometí, he
vuelto. Aquí tiene usted las dos mil
pesetas que me prestó para el viaje
.-no Lisardo, yo solo te deje mil
quinientas
.-pues el resto, considérelo
un pequeño regalo de agradecimiento y cómprele algún detalle a su esposa
.-sabes que ella siempre te apreció mucho,
de hecho, aparte de nosotros dos, es la única persona que sabe lo de este
dinero, fue ella quien dio el consentimiento
.-ya lo sé y siempre le estaré
agradecido
.-pues hazle el mejor regalo que puede recibir. Ahora está en casa sola, anda un poco
delicadilla, ya sabes las piernas. Ve a visitarla y tómate con ella un café y
unas pastas, así habláis un buen rato tranquilos, porque ayer con tanto jaleo
no tuvo casi ni tiempo para saludarte
.- ¿porqué no viene usted también?
.-ay cosas que un hijo, solo le cuenta a una madre y tú, seguro que
tienes mucho que contar de estos años
Felipe entraba en la nave como siempre
voceando por el ruido de las maquinas.
.-señor Celedonio, ya estoy aquí
.- al lio chaval, que hay que engrasar
las piezas de la circular, que gente más guarra, mira como tienen esto
.- compañeros, ya llegó el sobrino
del rico
.-Pascual mide tus palabras llenas de
envidia
Felipe tenía en la mano una gran llave
de grifa.
.- ¿te quieres tragar los
dientes?
.- ¿me los vas a romper tú o tu tío
milloneti?
.-él tal vez no, pero yo sí
Felipe hizo un movimiento para lanzar
la llave junto con su brazo a lo bocaza de Pascual. Celedonio agarró la llave y se la quitó de
su mano.
.-déjalo Felipe, ¿merece la pena?, es un
envidioso de mierda que nunca tuvo cojones para nada. Está aquí por hacerle un pequeño favor Don
Esteban a su padre, un gran trabajador de toda la vida, pero este le salió un
perro baldío, solo sirve para limpiar las cuadras y hacer recados
Y llegó la noche, Felipe prefirió no
contar nada de lo ocurrido, o se armaría gorda.
.- Justina, mañana ya te puedes
arreglar, que a primera hora, nos vamos a Cuenca de compras
.- ¿y puedo ir yo también?
.-pues claro, solo faltaba, hasta
la tarde no tienes que ir a trabajar
.-que no queremos tú dinero
.-perdona, pero yo regalo a mis
sobrinos lo que quiera y a ti también, no pretendo comprar a nadie
.-vamos a empezar otra vez
.-no, pero el dinero y cuatro regalos
no arreglan todo
.-ni lo pretendo. Sois mi familia y aunque no lo quieras
entender ya te expliqué los motivos ayer por la tarde. Es lo que hay, no hay marcha atrás
.-perdona, si yo lo he entendido, pero me duele,
con solo una carta, hubiese removido cielo y tierra para que estuviésemos
juntos
.-gracias y lo sé, por eso mismo
me duele que pienses que quiero comprar vuestro cariño con cuatro cuartos
Pasaron toda la mañana de
tiendas por la ciudad, ninguno de los dos, habían estado nunca en la capital,
comieron pronto y regresaron al pueblo rápidamente para que Felipe no faltase a
sus obligaciones. Llegó un pelín más
tarde de la hora de entrada, pero nadie le dijo nada, todo lo contrario.
.-perdone, es que hemos estado en
Cuenca con mi tío
.-o sea que has estado en Cuenca
.- sí, señor Celedonio
.-pues hombre, no haber venido a
trabajar, para lo que vamos a hacer hoy, yo solo me las habría arreglado
.- ¿y Don Estaban?
.-tú eres mi joven aprendiz y solo lo que diga yo, vale ante Don Esteban
.-Jo, qué pena no haberlo sabido
.-así aprendes, para otra vez preguntas
La
ropa nueva, estaba estirada sobre la cama, en la habitación del matrimonio.
Cuando se hizo la hora de regresar de
trabajar de la cantera, ella, esperaba en medio de la calle con los brazos en
jarra.
.-Tío, mírala, que guapa está mi
madre
.-siempre fue la moza más guapa del pueblo, y
la mejor hermana que pude tener, aunque tuviera la mano un poco larga
Justina, lucía un vestido nuevo de gasa
con manga corta, ceñido en la cintura y con el bajo a la altura de la rodilla.
La habían peinado como a una estrella de cine y toda ella, desde el cabello
hasta sus zapatos de charol y tacón de aguja resplandecían en la noche más que
todo el firmamento, bajo la luz de aquella luna llena.
Al llegar con las bicicletas a
su altura, los dos frenaron en seco. Artemio
dejó caer la bici al suelo y pasmado, se quedó mirándola.
.-ven aquí y abrázame tontorrón
.- ¿y si te mancho el vestido?
.-pues se lava, ¿te vas a quedar ahí
mirando como un pasmarote?
Le dio un abrazo largo y fuerte,
acompañado de un beso, como hacía tiempo que no se lo daba en público.
.-estás guapísima, entra en casa. Que
como te siga mirando así la luna, me voy a poner celoso
.-pasar y lavaros bien. Ahora después, nos vamos a vestir todos con
la ropa nueva y nos vamos a ir a tomar algo a la cantina
.-eres peor que Felipe, siempre la
andas liando
.-pues si hablan que hablen. Quien tenga
envidia que se joda. Ya estoy harta de
dar pena todos estos años
Hicieron caso, como siempre. Lo que decía la madre iba a misa y además
tenía razones para decirlo.
.-y no es porque haya venido tu hermano,
no creas. Por fin ahora, tenéis un buen trabajo los tres, hemos pagado las cuatro deudas que teníamos y
ya está bien. A partir de ahora, quien quiera huevos que crie gallinas, que los
de este corral son para nosotros. Estoy
hasta el moño de oír la palabra pobrecita.
Que si el niño como le pasó eso, que si tal o que si cual. Aquí se ha
acabado la tontería
.-si señora, como debe de ser
.-que huevos tiene mi madre
.-Felipe, esa boca que te doy
Y fueron pasando los días. Tarde o
temprano tenía que llegar la noche de la última cena.
.- Familia; llegó el momento. De madrugada salgo de viaje; tengo muchos
kilómetros por delante y prefiero parar a descansar en un hostal de carretera
en el que me trataron muy bien cuando vine y que queda a medio camino.
.- ¿podría irme con tigo a trabajar a
Alemania?
.-no Bernardo no, eres
demasiado joven, tú lo que ahora tienes que hacer, es trabajar en tu tierra,
con tu familia, con tus amigos. No me gustaría que pasases lo que yo
.-pero tienes coche, dinero, bien
vestido. Todos te envidian
.-que mala es la envidia y la
ignorancia
.-eres un triunfador
.- allí, solo eres un
extranjero, bueno peor, un español. ¿Hay trabajo?,
claro, el que no quiere ningún alemán; ni siquiera un italiano o un
portugués. El más ingrato y el peor
pagado, trabajando en dos fabricas al mismo tiempo, para vivir de alquiler en
un piso con otros cuatros españoles, cada uno de una zona y a los que no
conoces de nada y a los que casi ni ves para conocerlos. Y todo eso ¿para qué?, para nada
.- ¿pero?....
.-para ahorrar un miserable
dinero durante diez largos años, comprarte un coche de segunda para volver a tu
pueblo, aquel de que renegabas y darle en los morros a aquellos que tanto se
rieron cuando tú decidiste emigrar. Para
demostrarle a todos que has ganado, aunque sea mentira y regresar para intentar
ahorrar otras cuatro perras para algún día poder volver y montar algo para
vivir en tu tierra, con tu familia, con tus conocidos de toda la vida,
ocultando para siempre el cruel pasado
.-perdona tío, yo no quería….
.-no pasa nada, es solo la
verdad, pero tengo pensado algo: Os hago un trato
Entre tanta desolación por lo oído.
Todos saltaron de carcajada.
.- ¿pero qué pasa ahora?
.-Felipillo, anda con él
.-aquí los tratos, son cosas del pequeño
de la casa
.-Explícame el trato, despacito
.-vosotros
intentareis ahorrar algo aquí y yo allí.
Dentro de cuatro años
.-dejémoslo en tres
.-vale, dentro de tres
años, volveré para que montemos un
negocio a medias. Hay cosas que ahora funcionan allí en Alemania
y que dentro de poco serán una mina en España
.-o sea, cada uno expondrá lo que
haya podido ahorrar y después de quitar gastos, los beneficios a medias, solo
entre vosotros dos, nosotros en tal caso a sueldo, eso si es que nos necesitáis
.- ¿y se puede saber de qué negocio
podemos estar hablando?
.-una tienda por poner un
ejemplo de venta y reparación de motocicletas. Una gasolinera con taller mecánico y tienda
de repuestos y si pudiésemos, aún teniendo que buscar otros socios el Boom: una
fábrica con silo propio, de piensos compuestos para animales de granja
.-de acuerdo, trato hecho
.- ¿y ya está?
.-si todo está muy claro y es una
buena idea
.- ¿pero has entendido algo?
.-no hace falta, tiene las ideas
muy claras, se nota
.-Lisardo, estás loco, ahora se a quien ha salido este mocoso
.-bueno hermano, pues hasta dentro
de tres años y recuerda escríbeme todos los meses, para bien o para mal,
siempre nos tienes aquí. Que no se te olvide
.- ¿y porque no te quedas aquí
a trabajar en la carretera y ahorramos juntos?
.- aunque el destino es
el mismo, por ahora prefiero que vayamos por distinto camino
.-abrázame fuerte, tú, sabes que no eres
mi cuñado, sino mi hermano pequeño. Cuídate mucho
.-tío, ya sabes, dentro de tres
años
A la puerta de los abuelos tan solo fue a
despedirlo Artemio. Sin que nadie se
enterase, se levantó mucho antes del amanecer y esperó sentado en el suelo a
que su hermano saliese para desearle buen viaje.
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