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miércoles, 6 de agosto de 2014

El Cojo (10)



Sorpresa estival

   Aquella mañana de domingo, cuando todos salían de misa y se dirigían a tomar el vermut a la cantina, como cada día de fiesta antes de comer.  Un gran cochazo de color verde, matrícula extranjera y una estrella brillante de tres puntas en la delantera entraba en la plaza.
      Para sorpresa de todos, ponía pie en tierra Lisardo.
          Hacía más de diez años que se había marchado de allí a buscar fortuna a Alemania y desde entonces nada, ninguna señal de vida, ni una sola carta, ni tan siquiera una simple postal por navidad, nada.
      Todos se aproximaban a saludarlo contentos de su vuelta y esperando enterarse de cómo le había ido la vida por aquellas tierras.    Todos menos Artemio. Para él había muerto el día que murieron su padre, su madre y al poco tiempo su otro hermano.   Ni una dirección en tantos años, donde comunicarle que habían muerto o que tenía un nuevo sobrino.
          En cuanto vio a Artemio, Lisardo se fue hacia él.
                  .-hola hermano, ¿cómo te va?
           .-por lo que veo, peor que a ti
                .- ¿no me vas a dar un abrazo?
           .- ¿te lo mereces?
    .-anda no seas terco y dale un fuerte abrazo y un par de besos, coño, que es tu hermano
               .-gracias Justina
     .-tú y yo ya hablaremos
.- ¿Entonces padre, este es mi tío?
              .- ¿y este pequeñajo?
         .-digamos que es un simple pariente del otro lado de la frontera
   .- ¡eh! entierra de una vez el hacha de guerra, hoy va a comer en casa y tú te vas a sentar a su lado.
      Cuando entraron en la cantina:
             .-cantinero, sírvele lo que quieran a mis vecinos, que esta ronda la pago yo
       .-imbécil, a mi no hace falta que me invite nadie
  .-déjalo ya, por fin ha vuelto y está bien, que es lo más importante
          .- ¿quién enterró a mi padre, a mi madre y a mi hermano? los  despedí yo solo y él mientras por ahí
   .-a mí también me tocó cuidarlos y enterrarlos y estoy aquí callada
        .-vamos a casa que me hierve la sangre
   .-pues métete en agua que esta fresquita.   Ahora te vas a tomar un vermut por su sitio, aquí a mi lado, sí, porque  soy tu mujer y yo uno con gaseosa porque me da la gana.  A cara vista de la gente, somos las personas que más nos alegramos de que Lisardo haya vuelto.
       .-haremos de tripas corazón
     Artemio, se subió a una silla.
      .-amigos, ahora un pequeño brindis por mi hermano el desaparecido, que por fin se deja ver.   Por Lisardo y si puede ser que la próxima vez no tarde tanto (con una fingida sonrisa en so rostro)
       Luego los cinco al coche y a comer.
   .-  Bueno, por fin en casa.  Antes de que nadie se baje del coche:     no quiero oír ni una palabra más alta que otra.     Os cojo a los dos, os encierro en el gallinero y os rocío con zotal.  ¿Entendido?
       Sentados a la mesa, reinaba el silencio.  No se oía ni sorber de la sopa, ni masticar, ni tan siquiera una leve y simple respiración.
    .- ¿qué pasa?, ¿no tenéis ninguna nuda de lo que ha pasado en este tiempo?, Tú Lisardo ¿no tienes ninguna curiosidad de saber cómo y cuándo fallecieron tu padre tu madre y tu hermano?, y tú modorro ¿no te importa donde ha estado estos años tu hermano y porque no ha dado señales de vida antes?    Está bien si ahora no os queréis ni hablar, no  habléis, pero cuanto acabemos el postre, castigados los dos en la habitación.    Solo preguntas y respuestas, para los reproches ya estoy yo, que he pasado demasiado tiempo callada, aguantando con las tonterías.
     Bernardo se fue con sus amigos y Felipe a jugar, les apetecía estar en casa para ver que se hablaba, pero el horno no estaba para bollos, mejor darse a la fuga.
       En cualquier sito  del pueblo era la misma comidilla, el regreso de Lisardo,  todo se especulaba, era un vicio típico el matar el tiempo a la sombra,  hablando de los demás.
       Cuando volvieron para cenar, los tres estaban a la mesa, sentados charlando como si nada hubiese pasado en toda la tarde, recordando historias de cuando eran jóvenes y las trastadas que se hacían entre ellos.
.-hola madre, ¿ya se han pegado?
       .-si haces que me levante de la silla
                        .-este siempre sembrando
         .-sí, pues algún día le va a tocar recoger la cosecha
.- ¿entonces ya lo puedo llamar tío?
            .-pues claro, es mi hermano pequeño
.- ¿y cómo se llama tu coche? mi burro se llama Bonito
               .-el coche es un mercedes
                  .- ¿vas a estar aquí mucho tiempo?
            .-no, solo diez días, luego tengo que volverme a trabajar
    .-esta noche dormiréis los dos juntos en la cama de Bernardo y el tío en la de Felipe
                  .-como se te ocurra dar patadas en sueños, te mando pal corral a dormir, que yo mañana tengo que ir a  trabajar
             .- ¿si voy a molestar?
                     .-no tío, tu no molestas, es este enano que no para quieto por las noches, me tiene aburrido
             .- os lleváis, igualito que tu padre y yo cuando éramos de vuestra edad
.-claro como aquí solo trabaja él, los demás no hacemos nada.
     .-dejemos la fiesta en paz, a cenar y a dormir
       Al amanecer, arriba todos.  Artemio y Bernardo a la cantera.  Lisardo,  Justina y Felipe, cogieron las escobas, trapos, legía y un cubo y marcharon para dar un repaso a la casa de los abuelos.
               La vivienda no estaba demasiado abandonada. Tal vez por respeto a su memoria, o porque allí ella se sentía relajada y acompañada por no sabía quién; iba a darle un limpiao una vez al mes, se entretenía cantando coplillas de antes, mientras daba la vuelta y ahuecaba aquellos gordos colchones de borra tan pesados, donde  durmieron hasta sus últimos días los ahora ausentes.
     Ella había perdido a sus padres en un corto intervalo de tiempo, antes de cumplir los tres años.      A partir de  entonces durante su infancia y adolescencia fue la boba criada de su abuela hasta que esta falleció, por lo que desde que formalizaron su relación como novios, los padres de Artemio pasaron a ser más que sus propios padres y sus hermanos, su única familia.
       Con los ventanales y puertas abiertas de par en par, para ventilar, Felipe vio pasar por la calle a Julita.  Como cada mañana, bajaba a casa de la señora Andrea, a por el litro de leche recién ordeñada.
.-Julita espera, ¿te acompaño?
          .-con tigo no me hablo, marrano
.-si me dejas que te hable, te prometo convencer a mi tío para que nos dé una vuelta en Mercedes
         .- ¿qué dices de la señora Mercedes?
.-en el coche este
         .-bueno vale, pues si de vuelta de casa de la señora Andrea, me acerca hasta mi casa con el coche, te dejo que me vuelvas a hablar, pero te aviso, sin guarrerías
.-tío, tío, que pasa una cosa muy importante
                 .-a ver, ¿qué es eso tan importante?
.-que tienes que acercar a una niña hasta su casa con mercedes
    .-no me digas más, Julita
.-madre jo, ¿te puedes callar?
                     .-hay madre mía, mira que esto me suena a algo de cuando yo tenía tu edad
.-por favor tío, que es para que me vuelva a hablar
                     .-eso está hecho, cuando llegue, me avisas, mientras voy a seguir limpiando
     Lisardo se daba buena maña con los trapos del polvo mientras Justina iba limpiando más a fondo los suelos y  la cocina.
.-tío, que ya está aquí
      Lisardo salió a la puerta de la calle.
                      .-buenos días señorita julita
           .-buenos días señor
                    .-venga, subir atrás, iré despacio para que no se derrame la leche
.-gracias tío
                  .- ¿y esta niña de quien es hija?
         .-mi padre es Octavio, el pequeño de los corzos
                .-Felipe indícame por donde se va a su casa
.-todo recto hasta el final y luego a la izquierda
        .-oiga, dice Felipe que su coche se llama mercedes
                  .-no hija, es de la marca mercedes, pero no tiene nombre
         .- ¿y no tiene nombre?
                   .-no, es como una bicicleta, solo tiene marca
.-claro, en la bicicleta de mi padre, pone Orbea, pero él la llama bici a secas
          .-ah, pues que nombre más raro para un coche
.-yo cuando sea mayor voy a hacer algo y le voy a poner de marca Felipe
          .-pues con ese nombre,  no creo que te hagas rico
                    .-le deberías poner Julita
          .-ves listo, tu tío si entiende de marcas para que suenen bien
          En la esquina de la calle, cerca de su casa, estaban las vecinas sentadas cosiendo a la sombra.   Lisardo se bajó, abrió la puerta trasera y dijo en voz alta para que todas lo oyeran:
                      .-ha llegado usted a su destino
             .-gracias señor
                      .-las que usted tiene señorita
    Julita entró en casa toda orgullosa de haber montado en un coche y además con marca, la primera niña del pueblo que hacía tal cosa.
      Felipe y su tío volvieron a seguir limpiando.  Él Ponía la espalda lo más estirada posible contra el respaldo del asiento, para se le viese bien por la ventanilla con aquel gesto presumido.   Era el coche de su tío.
        Terminaron de limpiar.    Justina, vistió la cama con perfumadas sabanas limpias y una fina colcha floreada y se fueron a comer.
     .-una cosa Lisardo, tú todos los días, vas a comer y a cenar en casa.  Lo que hagas después, si sales o entras y lo que hagas con tu vida no es mi problema
           .-también jodiera, que tuviese que dar a mis años explicaciones
    .-no bueno, pero la edad sabes que no te va a librar de algún pescozón como armes escándalos en el pueblo
           .-sigues igual de mandona que siempre
.-tú por si acaso no te deslices demasiado, que aquí mi madre es mucha madre
           .-que me vas a contar a mí, que yo era el pequeño de la casa de tus abuelos
    A la tarde lo bajó hasta el aserradero, aparcó el coche en la puerta y entró a saludar a Don Esteban.     El único que no se rió de él cuando decidió marcharse a buscar fortuna.    El único que lo apoyó y de qué manera.
          .-buenas tardes Don esteban
     .-no sabes lo mucho que me alegro de verte por aquí de nuevo, mi joven amigo
          .-ya ve, como le prometí, he vuelto.      Aquí tiene usted las dos mil pesetas que me prestó para el viaje
    .-no Lisardo, yo solo te deje mil quinientas
        .-pues el resto, considérelo un pequeño regalo de agradecimiento y cómprele algún detalle a su esposa
    .-sabes que ella siempre te apreció mucho, de hecho, aparte de nosotros dos, es la única persona que sabe lo de este dinero, fue ella quien dio el consentimiento
        .-ya lo sé y siempre le estaré agradecido
   .-pues hazle el mejor regalo que puede recibir.  Ahora está en casa sola, anda un poco delicadilla, ya sabes las piernas.    Ve a visitarla y tómate con ella un café y unas pastas, así habláis un buen rato tranquilos, porque ayer con tanto jaleo no tuvo casi ni tiempo para saludarte
        .- ¿porqué no viene usted también?
  .-ay cosas que un hijo, solo le cuenta a una madre y tú, seguro que tienes mucho que contar de estos años
       Felipe entraba en la nave como siempre voceando por el ruido de las maquinas.
.-señor Celedonio, ya estoy aquí
      .- al lio chaval, que hay que engrasar las piezas de la circular, que gente más guarra, mira como tienen esto
          .- compañeros, ya llegó el sobrino del rico
      .-Pascual mide tus palabras llenas de envidia
         Felipe tenía en la mano una gran llave de grifa.
.- ¿te quieres tragar los dientes?
           .- ¿me los vas a romper tú o tu tío milloneti?
      .-él tal vez no, pero yo sí
        Felipe hizo un movimiento para lanzar la llave junto con su brazo a lo bocaza de Pascual.    Celedonio agarró la llave y se la quitó de su mano.
     .-déjalo Felipe, ¿merece la pena?, es un envidioso de mierda que nunca tuvo cojones para nada.    Está aquí por hacerle un pequeño favor Don Esteban a su padre, un gran trabajador de toda la vida, pero este le salió un perro baldío, solo sirve para limpiar las cuadras y hacer recados
      Y llegó la noche, Felipe prefirió no contar nada de lo ocurrido, o se armaría gorda.
             .- Justina, mañana ya te puedes arreglar, que a primera hora, nos vamos a Cuenca de compras
.- ¿y puedo ir yo también?
            .-pues claro, solo faltaba, hasta la tarde no tienes que ir a trabajar
         .-que no queremos tú dinero
              .-perdona, pero yo regalo a mis sobrinos lo que quiera y a ti también, no pretendo comprar a nadie
    .-vamos a empezar otra vez
         .-no, pero el dinero y cuatro regalos no arreglan todo
             .-ni lo pretendo.  Sois mi familia y aunque no lo quieras entender ya te expliqué los motivos ayer por la tarde.   Es lo que hay,  no hay marcha atrás
    .-perdona, si yo lo he entendido, pero me duele, con solo una carta, hubiese removido cielo y tierra para que estuviésemos juntos
             .-gracias y lo sé, por eso mismo me duele que pienses que quiero comprar vuestro cariño con cuatro cuartos
        Pasaron toda la mañana de tiendas por la ciudad, ninguno de los dos, habían estado nunca en la capital, comieron pronto y regresaron al pueblo rápidamente para que Felipe no faltase a sus obligaciones.  Llegó un pelín más tarde de la hora de entrada, pero nadie le dijo nada, todo lo contrario.
.-perdone, es que hemos estado en Cuenca con mi tío
          .-o sea que has estado en Cuenca
.- sí, señor Celedonio
         .-pues hombre, no haber venido a trabajar, para lo que vamos a hacer hoy, yo solo me las habría arreglado
.- ¿y Don Estaban?
        .-tú eres mi joven aprendiz y solo lo  que diga yo, vale ante Don Esteban
.-Jo, qué pena no haberlo sabido
        .-así aprendes, para otra vez preguntas
             La ropa nueva, estaba estirada sobre la cama, en la habitación del matrimonio.
           Cuando se hizo la hora de regresar de trabajar de la cantera, ella, esperaba en medio de la calle con los brazos en jarra.
.-Tío, mírala, que guapa está mi madre
                  .-siempre fue la moza más guapa del pueblo, y la mejor hermana que pude tener, aunque tuviera la mano un poco larga
       Justina, lucía un vestido nuevo de gasa con manga corta, ceñido en la cintura y con el bajo a la altura de la rodilla. La habían peinado como a una estrella de cine y toda ella, desde el cabello hasta sus zapatos de charol y tacón de aguja resplandecían en la noche más que todo el firmamento, bajo la luz de aquella luna llena.
    Al llegar con las bicicletas a su altura, los dos frenaron en seco.   Artemio dejó caer la bici al suelo y pasmado, se quedó mirándola.
     .-ven aquí y abrázame tontorrón
           .- ¿y si te mancho el vestido?
    .-pues se lava, ¿te vas a quedar ahí mirando como un pasmarote?
        Le dio un abrazo largo y fuerte, acompañado de un beso, como hacía tiempo que no se lo daba en público.
          .-estás guapísima, entra en casa. Que como te siga mirando así la luna, me voy a poner celoso
     .-pasar y lavaros bien.    Ahora después, nos vamos a vestir todos con la ropa nueva y nos vamos a ir a tomar algo a la cantina
             .-eres peor que Felipe, siempre la andas liando
     .-pues si hablan que hablen. Quien tenga envidia que se joda.  Ya estoy harta de dar pena todos estos años
      Hicieron caso, como siempre.  Lo que decía la madre iba a misa y además tenía razones para decirlo.
     .-y no es porque haya venido tu hermano, no creas.  Por fin ahora,  tenéis un buen trabajo los tres,  hemos pagado las cuatro deudas que teníamos y ya está bien. A partir de ahora, quien quiera huevos que crie gallinas, que los de este corral son para nosotros.   Estoy hasta el moño de oír la palabra pobrecita.    Que si el niño como le pasó eso, que si tal o que si cual. Aquí se ha acabado  la tontería
                  .-si señora, como debe de ser
.-que huevos tiene mi madre
     .-Felipe, esa boca que te doy
          Y fueron pasando los días. Tarde o temprano tenía que llegar la noche de la última cena.
                .- Familia;  llegó el momento.     De madrugada salgo de viaje; tengo muchos kilómetros por delante y prefiero parar a descansar en un hostal de carretera en el que me trataron muy bien cuando vine y que queda a medio camino.
         .- ¿podría irme con tigo a trabajar a Alemania?
                  .-no Bernardo no, eres demasiado joven, tú lo que ahora tienes que hacer, es trabajar en tu tierra, con tu familia, con tus amigos.   No me gustaría que pasases lo que yo
       .-pero tienes coche, dinero, bien vestido.   Todos te envidian
                .-que mala es la envidia y la ignorancia
           .-eres un triunfador
                 .- allí, solo eres un extranjero, bueno peor, un español.   ¿Hay trabajo?,  claro, el que no quiere ningún alemán; ni siquiera un italiano o un portugués.   El más ingrato y el peor pagado, trabajando en dos fabricas al mismo tiempo, para vivir de alquiler en un piso con otros cuatros españoles, cada uno de una zona y a los que no conoces de nada y a los que casi ni ves para conocerlos.  Y todo eso ¿para qué?,  para nada
          .- ¿pero?....
                   .-para ahorrar un miserable dinero durante diez largos años, comprarte un coche de segunda para volver a tu pueblo, aquel de que renegabas y darle en los morros a aquellos que tanto se rieron cuando tú decidiste emigrar.  Para demostrarle a todos que has ganado, aunque sea mentira y regresar para intentar ahorrar otras cuatro perras para algún día poder volver y montar algo para vivir en tu tierra, con tu familia, con tus conocidos de toda la vida, ocultando para siempre el cruel pasado
         .-perdona tío, yo no quería….
                    .-no pasa nada, es solo la verdad, pero tengo pensado algo: Os hago un trato
          Entre tanta desolación por lo oído. Todos saltaron de carcajada.
                    .- ¿pero qué pasa ahora?
             .-Felipillo, anda con él
       .-aquí los tratos, son cosas del pequeño de la casa
.-Explícame el trato, despacito
                     .-vosotros intentareis ahorrar algo aquí y yo allí.  Dentro de cuatro años
.-dejémoslo en tres
                    .-vale, dentro de tres años, volveré  para que montemos un negocio a medias.     Hay cosas que ahora funcionan allí en Alemania y que dentro de poco serán una mina en España
.-o sea, cada uno expondrá lo que haya podido ahorrar y después de quitar gastos, los beneficios a medias, solo entre vosotros dos, nosotros en tal caso a sueldo, eso si es que nos necesitáis
        .- ¿y se puede saber de qué negocio podemos estar  hablando?
                    .-una tienda por poner un ejemplo de venta y reparación de motocicletas.   Una gasolinera con taller mecánico y tienda de repuestos y si pudiésemos, aún teniendo que buscar otros socios el Boom:    una fábrica con silo propio, de piensos compuestos para animales de granja
.-de acuerdo, trato hecho
           .- ¿y ya está?
.-si todo está muy claro y es una buena idea
          .- ¿pero has entendido algo?
.-no hace falta, tiene las ideas muy claras, se nota
     .-Lisardo, estás loco,  ahora se a quien ha salido este mocoso
           .-bueno hermano, pues hasta dentro de tres años y recuerda escríbeme todos los meses, para bien o para mal, siempre nos tienes aquí. Que no se te olvide
                 .- ¿y porque no te quedas aquí a trabajar en la carretera y ahorramos juntos?
                       .- aunque el destino es el mismo, por ahora prefiero que vayamos por distinto camino
      .-abrázame fuerte, tú, sabes que no eres mi cuñado, sino  mi  hermano pequeño.  Cuídate mucho
.-tío, ya sabes, dentro de tres años
         A la puerta de los abuelos tan solo fue a despedirlo Artemio.  Sin que nadie se enterase, se levantó mucho antes del amanecer y esperó sentado en el suelo a que su hermano saliese para desearle buen viaje.

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