El problema
Gracias a los
contactos en el diputación y el M.O.P.
El aserradero, aumentó su trabajo considerablemente.
Llegaban troncos del
monte todos los días y salían en camiones de la época hechos tablones y
puntales hacia la obra de la carretera lo más rápido posible.
Para aquella
empresa esos años serian como la gallina de los huevos de oro. Pero había un problema;
Para llegar a la
producción necesaria, las maquinas no podían parar durante la jornada de trabajo; limpieza y conservación correcta eran
imprescindibles, si no, en un mínimo
plazo de tiempo, su rendimiento sería inferior debido a averías.
Don esteban sabia que en
la empresa solo había dos personas en las que el confiaba, sin miedo a errar en
su decisión a la hora de hacer alguna restructuración.
Celedonio estaba solo
para aquel volumen de trabajo y Felipe todavía era demasiado niño para un
puesto de tanta responsabilidad.
Después de muchas vueltas decidió
llamarlos a la oficina, para ofrecerles buscar entre los tres y encontrar
alguna solución; con la idea de no tener que contratar a más gente.
.-buenas tardes,
¿nos ha mandado llamar?
.-buenas tardes
.-pasar y sentaros
.-gracias
.-necesito vuestra
ayuda
.- ¿un trato?
.-no, esta vez quiero
que me ayudéis a pensar
.-bueno, lo está poniendo usted muy difícil
.-por favor, ya me
cuesta bastante pediros ayuda
.-perdónelo, el
es así por naturaleza
.-a mí me lo vas a contar,
a veces, prefiero no oírlo, o lo tendría que echar y lo valoro mucho, más de lo
que él se piensa
.-de eso nada, yo también lo aprecio y no hace falta que el pensar
hoy me lo page, aunque una propinilla, nada cincuenta céntimos al final de mes.
.-mira que eres. Bueno
a lo que íbamos. ¿Qué os haría
falta, para poder hacer todo el mantenimiento de las maquinas sin que la
producción se viera reducida?, porque claro mientras están paradas no salen
tablones
.- ¿ha pensado usted en llamar al cura y que interceda ante la
virgen?
.-yo no creo en los
milagros
.-pues usted perdóneme,
pero es justo eso lo que nos está pidiendo
.-lo sé, por eso
confío en vosotros
.-respecto a los beneficios;
¿cuánto estaría dispuesto a pagar?
.-no sé, depende de
cuáles sean esos beneficios
.-tranquilo, que
este al final descubre la manera
.-lo que tú creas
conveniente, tan solo te pongo una simple condición, que ganemos los tres, que
tú siempre te quedas con algo entre las uñas
.- ¿me está llamando ladrón?
.-ni se me ocurriría, sé
que no lo eres
.-te está llamando
tratante
.-pues no sé yo, que será peor, ¿lo ve? tiene comido el etc. etc.
.-que mala leche
tienes
.- ¿de qué habláis?
.-de nada, de nada
.-no hay quien os
entienda, es que se ve que sois los dos iguales, no me extraña que sigas
soltero
.-ya. Pienso
seguir así toda la vida y tan agusto
.-no te digo yo que no
.-yo creo que lo
mejor sería que nos fuéramos ya a pensar a casa y mañana ya hablamos
.- ¿y el trabajo?
.-tranquilo Don Esteban, eso puede esperar
.- ¿y eso es todo?
.-por ahora sí,
que más quiere
.-si es que he puesto
juntos al hambre, con las ganas de comer.
Mal negocio hago yo con vosotros
.-no se queje, que
los hay peores
.-por cierto, déjeme un billete
.- ¿para qué?
.-vamos saque un billete
.-toma cien pesetas
.-bien, ¿lo ve?, pues ya no
lo ve
.-eh, trae aquí ese billete
.- nada mejor para pensar que un sitio tranquilo con bebida y la
barriga llena. Mañana le prometo que le
traemos la vuelta
.-claro, si sobra
algo
.-me volvéis loco, ya
empezamos perdiendo como siempre
.-este dinero delo por bien invertido
.-mira devuélvemelo,
que ya pienso yo
.- ¿pero no se fía
del chaval?
.- ¿pero porque me voy
a fiar si al final siempre sale ganando?
.- ¿por qué usted también gana?
.-Celedonio te hago
responsable de este dinero, si no hay resultados te lo descuento a final de mes
.-ve, yo si
confío en él. Me hago responsable
.-pero sin intereses, haber si la vamos a volver a liar. Ah, y si
no le molesta, de aquí me cobro los dos
reales esos que tenemos aún pendientes
.- alto ahí, aquí no
hay nada pendiente
.-que era una broma
.-ya, pero si no digo
nada te los cobras
Se fueron hasta la
cantina. Estaban los dos solos y el
hijo del cantinero. Se sentaron en la
mesa camilla, del fondo, cogieron una baraja que había sobre ella y el señor
Celedonio, empezó a barajar las cartas.
.-Chaval, ponme un
tercio si lo hay frio
.-a mí, un culín de vino con mucha gaseosa, por favor
.- ¿tú vino?
.-un poco solo
.- Ahora se lo
llevo señor Celedonio
.- ¿hace una partida al
tute?
.-bueno, mejor a la brisca, que es a lo que juego con mi madre
Mientras
jugaban en silencio, pensaban en cómo resolver aquel entuerto.
.- ¿cómo va la cosa?
.-más o menos, ¿y usted?
.-algo me empieza a
rondar por la cabeza
.-por favor; otro tercio, otro culín con gaseosa y media docena de
banderillas
.-ahora voy cojo
.-perdona, pero un
cliente tiene nombre
.-si no me importa
.-pero a mí sí
.-aquí tienen
ustedes
Al poco tiempo llegó Tomás
(el dueño de la cantina) junto a su mujer
.-buenas tardes,
¿como vosotros por aquí?
.-ahora que estás tú
aquí, nos pones unas rodajas de chorizo, un poco de queso y algo de pan para
merendar
.-como de cada
cosa
.-sin pasarte, pero
abundante, que no se vea el fondo del plato.
Fue salir la mujer a
la puerta y a los dos minutos ya sabía la madre de Felipe que estaba en la
cantina junto con el señor Celedonio bebiendo.
Ni corta ni perezosa, allí se presentó.
.- ¿se puede saber, que
haces aquí?
.-Ssssss. Que estamos pensando
.-estás borracho
.-no solo está un
pelín cansado de pensar
.-desde luego Celedonio,
no me esperaba esto de ti
Con tanta cerveza en
ese momento se le escapó un eructo del que no pudo evitar el ruido.
.-perdón
Justina, los agarró
por el brazo con fuerza.
.-vamos, los dos para
casa ahora mismo
.- ¡eh!, y
esto quién la paga
Felipe sacó el
billete marrón de su bolsillo y lo puso sobre la mesa
.-esto lo paga este
.- ¿y ese dinero?
.-nos lo ha dado Don estaban, para que nos viniésemos aquí a
pensar
.-otro, que cuando lo
pille
.-señor Tomás, pónganos usted: otro tercio, otro culín y lo que
quiera mi madre
Por suerte para
Felipe, el señor Celedonio fue más rápido y alcanzó la mano de Justina, unos
centímetros antes de llegar a su boca.
.-suéltame la mano
.- siéntese y piense
un poco con nosotros
.-vaya par de borrachos,
¡ah!, ¿no queréis venir? bien pues ahora baja tu padre, a ver quien le sujeta
la mano
.-por favor no se
moleste, esto es muy importante, es cosa de Don Esteban. Hoy que se quede a dormir en mi casa y le
prometo que mañana le explicaré todo. Yo
me hago responsable
.-madre, va en serio
.-pero que tiene diez
años
.-ya lo sé,
confíe en mi por favor
.-dentro de poco once
.-tú a callar, que me
tienes ya contenta; me empieza a temblar la mano y no sé
Los tres marcharon
de la cantina. Llegando a casa de
Celedonio:
.-de acuerdo se queda a
dormir aquí esta noche, pero ni un sorbo más de alcohol y espero que la
justificación sea creíble, o arde el pueblo con vosotros dentro
Justina, con la
duda de si había hecho bien o mal, tomando aquella decisión marchó para casa.
.-hola Artemio
.- ¿dónde estabas?
.-dejando al pequeño
borracho en casa de Celedonio
.-lo mato
.-no, primero si quieres
bajas al aserradero y matas a Don esteban, creo que tiene mucho que ver en esto
.- entonces seguro que es algo sin
importancia
.-ves cagón, ¿pero quién
me mandaría a mi casarme con este mastuerzo?
.-vale, pues bajo y lo mato
.-anda cállate, cena y a
dormir
.-
¿pero que son esas voces?
.-y tú
Bernardo hoy te quedas sin salir. Venga los dos a la cama, hoy ya no hay cena
.-pero madre
.- ¿no me habéis oído?;
como oiga una palabra más os baldo a palos a los dos
.- ¿y tú?
.-yo me voy a sentarme un
rato al corral, ¿qué pasa?, ¿no puedo?
Padre e hijo se fueron
en silencio a la cama sin cenar y mañana sería otro día.
La madre
arrepentida, entro en la cocina y puso leche en una cazuela, para hacerles unas
sopas. Luego las puso calentitas en dos tazones y los llevó a la cama para pedirles perdón
antes de acostarse.
Entre tanto, Celedonio
y Felipe empezaban a sacar sus ideas,
juntarlas e intentar asociarlas para conseguir algo que mereciese la pena. Por
el momento la cosa no estaba demasiado clara.
Felipe se acostó sobre
la cama y Celedonio tumbado en la alfombra, poniendo la excusa que allí,
estaba más fresco. En realidad solo pretendía que él descansase
lo mejor posible.
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