Si existe dios que les guíe,
por los senderos de luz,
y que el tiempo
les aparte
de las rutas de
la sombras.
Nunca busquen mi tesoro
compuesto de
tinta y pluma,
pues solo hallarán
desgracia
sumida en una
laguna.
No idealicen el camino
por el que han
de transitar,
o serán pasto
del recio
viento de la
soledad.
Líbrense de pensamientos
que en un
cuaderno plasmar,
y se librarán de
aquellos
que luego los
juzgarán.
Que sus miradas no muestren
al semejante el consuelo,
o les tenderán la
mano,
y el precio de
la limosna
lagrimas en un
pañuelo.
Y si encuentran mi final,
no lo duden, niéguense,
no se abracen a
una nube
como último
destino,
que están hechas
de quimeras
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