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martes, 8 de marzo de 2016

Nada Somos



    Lo único real, es nuestra inexistencia.  Somos un producto elaborado en otra mente condicionada por la perspectiva de sus órganos sensoriales.         Un flujo de abstractas energías negativas y positivas,  discurriendo por unos canales en donde el concepto neutro es la expiración.  Pasadizos de un laberinto que interactúan entre sí,  levantando y destruyendo muros de separación, con el fin de crear nuevas formas, adecuadas a sus ilusiones e influenciadas por sus miedos.

     Todo lo efímero se convierte en realidad virtual una vez es depositado en el recuerdo, la fragmentación de las neuronas de ese que nos sueña, hace que sea un condicionante ineludible lo ya guardado,  cualquier mínimo detalle,  puede bifurcar el camino en mil senderos, haciéndose así la próxima sensación única e irrepetible.

      Los sentidos, por empatía, aprenden a plagiar.
Asimilan conceptos y nombres que aplican a todo aquello que se cruza en su camino en un momento determinado, haciendo que lo absurdo se plasme en idílico, para más tarde pasar a un estado conservador, el que trasmitir igual que aprendimos, para la mejor conexión entre circuitos anexos.

     La interacción es esencial para decodificar simbióticamente  cada fragmento del proceso evolutivo, tomando como referencia medidas de tiempo referenciadas,   con el fin de encuadrar la disposición de obstáculos a superar.         Así mismo cada superación debe de ser consensuada.       La disfunción en la hunanimidad, es lo que provoca las diferentes tendencias, que dependiendo de su poder de convicción, alteran el curso de los meandros creando un nuevo concepto racional o pensamiento unificado, que da paso a una nueva interacción de base.

           Cuando los circuitos se ven desbordados por datos de carácter repetitivo, la propia selección, escoge un paquete y lo sitúa en estado neutral.   En el proceso de desecho, diferentes ambigüedades confrontan en una amalgame de los llamados conflictos emocionales. El borrado y almacenamiento, no son compatibles, por lo que durante un indeterminado periodo se va haciendo una selección no consensuada colectivamente, con la única complicidad de la no emisión de energía verificada hacia ese documento concreto desde ese momento.

        A la no incrementación de caracteres por parte del resto en un archivo determinado se le suele llamar muerte.

             A la recolocación de parte del archivo, seleccionando fragmentos para eventos exclusivos, se le denomina duelo.







Fotografía:  Alfonso Vaquero.





2 comentarios:

  1. Tó loca me he quedáo, Carlos, pero sabes algo? Es exactamente asi. Muy, muy bueno.

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