Tanto tiempo, que marché,
y ahora te echo de menos.
Echo de menos los besos
junto a paredes de piedra,
arrinconados, ocultos,
de los ojos que se asoman
escalando por la hiedra.
De menos echo las curvas
que dibujan tu silueta,
molduras serpenteantes
cual melodías inquietas.
El semblante de ese rostro
que cautiva y enamora,
sobre el cauce de unas aguas
destellantes por con la aurora.
Figura de alto ciprés
que intenta tocar el cielo,
sobre risca encaramada
atalaya del Medievo.
Latir de tu corazón
tambores de madrugada,
nostalgia de un desamor
por lagrimas empapada.
Tanto tiempo estando ausente
que ya no siento ni celos,
envidia de no abrazarte,
CUENCA… Hoy te echo de menos.
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