Pluma,
que escribió al aire
y ya, no sabe volar,
melodías
armoniosas
que dejaron de
sonar,
pies descalzos
en la arena
que aprendieron
a llorar
ojos que
abiertos al mundo
se olvidaron
de soñar.
Manos
alzadas al cielo,
labios besando
una flor,
letras y notas
cantando
las nostalgias
de un querer,
y pétalos como
alfombra
al amor de una
mujer.
Percuten
sobre un piano
dedos de yemas
sangrientas,
esputos,
palabras, rabia,
contra la
desigualdad,
pentagramas
empapados
por lágrimas
de piedad.
En un horizonte
incierto
se ve un
camino de espinas,
no hay
senderos dibujados
para bajar la
colina,
solo está el
acantilado
como única
salida,
o quedarse en
una piedra
sentado a
observar la vida
con la mirada
en silencio
hasta que
termina el día.
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