Mujer...
Que asaltaste
mi morada
bajo
la luna azabache,
ocultando
en la penumbra
de
un vestido de satén,
la
ropa interior de seda
maquillando
la intención,
de
hacerme preso en la jaula
con
barrotes de pasión.
Inexperto corazón
que
arrastrado por delirios,
hincó
la rodilla en tierra
para
besarte los pies,
y
cuando alzó la mirada
para
contemplar tu rostro,
vio
un desprecio de arrogancia,
amargo,
sabor de hiel.
Sonrisa hipócrita en gesto,
uñas
rasgando en el alma,
tristes
coágulos de sangre
llorando
quedan la cama.
Ventana tapiada al día,
puerta
con cerrojo echado,
muerto
queda de dolor
el
que confundió pasión
con
estar enamorado.
Imagen de la red
Intenso, hermoso y a la vez dramático poema. Inicio con destellos fulgurantes de amor y pasión dando luego un giro tormentoso, con amarga decepción. Aplausos...porque la poesía llega al alma del lector. Un abrazo querido amigo y poeta Carlos Torrijos.
ResponderEliminar¡Es inmenso Carlos, cierro los ojos y veo esa mirada de arrogancia!
ResponderEliminar