Bajo los árboles a la sombra, todos hombres ataviados
con gorra y algunos incluso con gafas de sol.
Sentados en los bancos con las
piernas entreabiertas, entreteniendo las horas de la tarde, trazando líneas en
la arena con la punta de la garrota.
La algarabía
alegre, que provocan unas adolescentes a su paso, les hace levantar la mirada. Uno balbucea improperios obscenos y algunos le
ríen la gracia. Otros vuelven a bajar la cabeza con gesto avergonzado. El que
está a su lado, le recrimina - ¿y… si fueran tus nietas?-
El silencio vuelve a ocupar sus labios. Las
garrotas a dibujar líneas. El sol
empieza a caer y el trayecto hasta casa
es largo debido a su paso corto y lento.
Mañana
será otro día y los bancos del parque volverán a estar poblados por los mismos
que hoy.
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