No le
mientas a la noche.
No le
digas a la luna
que tú
nunca me has querido.
Pues comiste de mi mano.
Mis labios
te dieron agua,
y en mis
brazos has dormido.
Vergüenza
habría de darte,
volver la
cara al cruzarte,
con la
que te trajo al mundo.
Mis pasos
besar debieras,
si tan
solo comprendieras ,
mi desconsuelo
profundo.
Mi juventud
la perdí,
por llevar
en mis entrañas,
lo que
más quería, a ti.
Hasta los
cielos subí,
para pedirle
a la virgen,
que
siempre fueses feliz.
Y al
infierno descendí,
a venderle
el alma al diablo,
para poder
subsistir.
No te
acuerdas de las noches,
que en
vela yo te acunaba.
Te alimenté
con cariño,
cuando el
pan escaseaba.
Me recorrí
los caminos,
para a
veces, no traer nada.
Y prostituí
mi cuerpo ¡SI!
Pá que
nada te faltara.
Y así fue
como comiste.
Y pudiste
ir a la escuela.
Y dormiste
bajo techo.
Y te
compré aquellas ceras.
Yal llegar
el frio invierno,
hubo leña
en la caldera.
Siempre fuiste
bien vestido.
Nunca te
faltó el dinero.
Mi error
y no me arrepiento,
quererte como
te quiero.
No he sido la mejor madre,
a ojos de
la sociedad.
La que
paga mis servicios,
par ocultar
la verdad,
de las
carencias de alcoba,
que muestra
la oscuridad.
Ahora reniegas
altivo,
después de
lo que he pasado.
Ahora que
tienes estudios,
y te
encuentras situado.
Ahora que
eres en la vida,
del trigal
lo más granado.
Pues eso
que eres y tienes…
Eso es lo
que yo te he dado.
Imagen de la red
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