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jueves, 10 de mayo de 2018

Tiempo perdido


Pensada de esta tarde de Miércoles.

----Años perdidos----

                Y tras perder varios años en aquel banco sentado, se propuso el estirar las piernas dando un paseo.
     Atardecía.   Las luces de las farolas, se combinaban con la puesta de sol.           Cuando el firmamento resolvió en negro, con su cabeza mirando al suelo, que era acompañado por su fiel sombra.  Siempre tras él, mientras se dirigía a la próxima farola y pasada esta, tomando enseguida la delantera, como huyendo de la luz.      Esa sombra que tenía miedo de la luz,  cuando sin ella,  jamás tendría razón su existencia.
        Entonces miró las paralelas que transcurrían a lo largo del andén, para perderse en el infinito. Cuanto tiempo perdido en aquel banco, esperando un tren que nunca llegaba y para el que aún, ni tan si quiera tenia billete.
          Decidió salir de la lúgubre estación y conocer los alrededores.    Disfrutar de todo aquello que el destino le brindara.
             Las luces de neón parpadeando y llenas de color engalanaban las marquesinas.    En todos los locales sonaba música,  la gente bailaba y los vasos se chocaban entre sí,  a modo de celebración.
¿Y él?... Cuanto tiempo perdido en aquel frío banco del andén.
      Atravesó la puerta de uno de aquellos tugurios de lujuria y perversión. Se acercó y pidió una gran jarra de cerveza fría.      Se la sirvió amablemente una morenaza con  aspecto varonil,  mientras un hombre afeminado le sugería le invitase a un trago.
         Un negro teñido de rubio platino le mostró su blanca sonrisa, indicándole con un guiño la mirada el escenario,  allí donde un policía bailaba en ropa interior.
Alguien entró con gesto malhumorado.
       .- ¿no oyes?- el tren ha llegado. 
 Al momento se volvió a acercar a él.
      .-date prisa, ya silba, está a punto de partir.
           Apuró el último trago, dejó la jarra sobre la barra y se dirigió a la estación.
             Miró los vagones con detenimiento, estrechó la mano de la muerte y le dijo:
      .- Lo siento, no me tache usted de desagradecido ni de exquisito, pero va muy lleno y Yo, para hacer este viaje de pie e incomodo, como que prefiero esperar al próximo tren.    Ya sabe, nos vemos en el bar.












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