La luna se va escondiendo.
Intenta no veas su pena
mezclada entre
nubarrones.
No quiere la veas llorar,
arrastrando
sus cadenas
por oscuros
callejones.
No quiere hacerte sufrir,
al ver que
deja en pedazos
su alma por
los rincones.
Oculta su blanco manto,
que ayer
lucía engalanada
y hoy se
reduce a jirones.
Ha perdido su esplendor,
por culpa
de un desamor
y ya no
tiene ilusiones.
El sol nada puede hacer
por la luna
desolada.
La mar no abraza a la playa
en las
noches estrelladas.
Las praderas de ese valle
por donde
pasaba el río,
donde cantaban
los grillos
anunciando primaveras,
las flores
se han marchitado.
El amor se hizo veneno,
y el aire trae
los sonidos
de las
campanas doblando.
La luna llora afligida
mientras las
aguas del río
que prometieron
amor
juguetean con
las rocas
en grutas y
recovecos,
sin que se
oiga su corriente
sin que
brillen sus remansos,
ha enamorado
a la luna
y luego, la
ha traicionado.
Ojos de Gata
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